Artículo Periodístico 416º: “Código deontológico en política”[1].
0. ¿Sería necesario
fijar un código deontológico en política igual que existen en otras
profesiones, como el clásico de medicina, también existe en psicología,
abogados, psicólogos, enfermería, etc.? ¿Viendo el panorama nacional e
internacional no habría que fijar como necesidad imperiosa un código
deontológico para la política y para los políticos…?
1. Entre las definiciones
posibles de deontología estarían las normas morales y éticas que un profesional
en el desarrollo de su trabajo o profesión tiene que tener. Por lo cual, hay
unos puntos o artículos o normas que los profesionales de una profesión u
oficio, sea cual sea su ideología que tengan, deben cumplir.
Se considera que el
primer código ético profesional o deontológico fue definido y descrito por
Hipócrates, se indica por algunos que fue perfeccionado o matizado por Galeno,
aunque hay autores que indican que fue desarrollado por los pitagóricos, que
después pasó al Corpus hipocrático.
El código hipocrático
que con pequeñas variaciones se ha ido desarrollando y aplicando a lo largo de
la historia es el modelo en el que se han fijado otros código profesionales en el
mundo.
2.
Por supuesto no podemos fijar en un artículo todos los límites o normas que
podrían constituir un código ético o deontológico en relación a la política.
Entre otros motivos, el autor de este texto no tiene la capacidad y
conocimientos suficientes. Pero si creo que es absolutamente necesario que
diversos departamentos universitarios, organizaciones sociales, partidos
políticos, sociedad civil continuasen con un debate para fijar unas normas
mínimas para fijar un código ético político. Cosa que ya se ha empezado. Porque
es obvio la importancia de una ética y moral correcta del médico con sus
pacientes, pero también es absolutamente necesaria una ética mínima profesional
de la sociedad política, personas, entidades que se dedican a este oficio o
profesión o vocación con el resto de la sociedad. Se dediquen un día a ello o
cincuenta años.
Entre otras normas
podrían o deberían estar las siguientes:
- Un político debe tener
un sueldo remunerado digno y suficiente. No hay que hacer demagogia con ello.
El político gestiona grandes recursos económicos y tiene una enorme
responsabilidad sobre miles o cientos de miles o millones de personas, por lo
cual merece un sueldo digno y suficiente según su categoría. No se puede hacer
demagogia en esto.
- El político además de
su ideología debe buscar el bien común y el bien general de los ciudadanos. Por
lo cual, puede muchas veces, entrar en colisión el bien o los intereses de su
partido y el bien general y el bien común. Si esto sucede, debe imperar el bien
común o general.
- El político y las
organizaciones políticas en sus normas y en sus actuaciones no debe solo pensar
en los próximos meses o años, sino en las próximas décadas y generaciones. Por
tanto en el bien del presente y del futuro a medio plazo y a largo plazo.
- El político y la clase
política y las entidades políticas, partidos, sindicatos y otras relacionadas
con estos fines, no debe engañar al pueblo. No debe dar información sesgada, no
debe manipular al pueblo, ni tampoco la información, no debe dar razones o
argumentos falsos en parte, no debe manipular encuestas, no debe utilizar
lenguajes o palabras escritas o habladas que lleven a la confusión…
- El político y los
entes que forman y conforman la política deben enseñar al pueblo la realidad, y
deben enseñar al pueblo la auténtica interpretación de la realidad. Es decir,
ni puede engañar al pueblo, debe indicar los hechos y los datos reales, o más
reales posibles, pero al mismo tiempo debe dar la interpretación correcta y
ortodoxa, por lo general, lo que las ciencias sociales indican. O lo que las
ciencias sociales más verdad o más verdaderas indiquen. Ya que estamos en un
periodo de la historia que dichas ciencias sociales han avanzado mucho
(economía, política, derecho, sociología, antropología, geografía, historia,
etc.).
- Un político no puede
utilizar su cargo para robar, para engañar, para tener influencias en otros
ámbitos de la sociedad, para medrar, para crear endogamias, para utilizar su
poder para exigir a los demás actuaciones que van en contra de los derechos de
otras personas, no puede utilizar su poder y su fuerza para dominar… el
político debe cumplir un bien social y un bien público en sí. Su actuaciones
tendrán una enorme importancia y condicionarán la vida de miles o millones de
personas, ahora y en generaciones futuras.
- El político y las
entidades políticas en el ejercicio de su función tienen sus derechos, como
cualquier ciudadano, y también derechos específicos para que pueda ejercer
dicho poder, pero no puede ir más allá de ellos y debe utilizarlos como
corresponde a la moral mayoritaria de su sociedad y del bien general.
- El político debe
tratar al ciudadano con respeto, a cada uno y a todos en general, a la sociedad
y a la colectividad. Pero debe tratar a otros políticos con respeto y sabiendo
que cada persona tiene una dignidad enorme.
- El político no caerá
en utilizar las palabras con insultos, ni quitarle la buena fama a ninguna otra
persona, sea ciudadano o sea otro político.
No utilizará la
demagogia que es un error muy grave, y que tiene muchas concreciones, la
primera en engañar al pueblo o a parte del pueblo sabiendo sus necesidades y
sus vulnerabilidades y prometerle cosas que sabe que no puede cumplir, no puede
utilizar lenguajes y palabras y promesas que sabe que son imposibles de
cumplir.
El político no puede
aprovechar las vulnerabilidades y el hambre y las necesidades de otras personas
para manipular al pueblo y para llevarle a direcciones que ese mismo pueblo no
iría si tuviese las necesidades mínimas cubiertas. No puede incentivar la
desesperación del pueblo, ni aprovecharse de esa desesperación para llevarle a
direcciones y fines negativos o perniciosos o fines y metas que en condiciones
normales ese pueblo no iría.
- El político no debe
enfrentar a los ciudadanos entre sí, ni a nivel individual, ni a nivel de
clases o estratos sociales, o ideologías, sino que el político debe buscar
siempre el bien general y el bien común, y buscar la paz y la armonía. La paz
es la verdadera riqueza de la política, la paz social y la paz política, porque
de ella nace y surgen el resto de bienes. Con paz las injusticias y los errores
se pueden rectificar, sin paz social y política los errores e injusticias se
agravan aún más.
- El político no debe
utilizar cada semana en crear alguna idea o sugerencia o boutade que son
estrafalarias, sin sentido racional, para que todo el mundo hable de
determinada formación política o de determinada persona que ejerce determinada
responsabilidad política. La política es algo serio, cada sugerencia e idea
debe ser antes estudiada y analizada y cuándo se muestre al público debe
hacerse con respeto a la sociedad y al pueblo.
- El político no debe
aprovechar crisis sociales o económicas o políticas o de otro tipo para llevar
a la sociedad hacia derroteros que la mayoría no irían en tiempos de no crisis.
No puede aprovechar crisis sociales o económicas o políticas para entrar en
periodos revolucionarios, sean éstos de guante blando o de guante de hierro.
Porque a veces, existe una crisis seria o grave, en un tema o en varios, y se
aprovecha la enormes desesperación del pueblo o parte del pueblo para llevar a
la sociedad hacia derroteros y metas, que por decirlo de forma suave, son muy
complejos.
- El político y las
formaciones que lo conforman debe saber que el antiguo adagio se cumple, que a
veces, lo mejor o lo ideal está reñido con lo bueno y lo conveniente. Que
muchas veces, lo adecuado es lo menos malo y no lo ideal. En nombre de lo ideal
y de la utopía se han cometido enormes injusticias, como la historia demuestra.
A veces, por no caer en un tipo de mal o salir de él, se han caído en otros
males más graves. La prudencia y la racionalidad y el sentido común y el
pragmatismo y lo que expresan las ciencias sociales en su ortodoxia es
necesario.
- El político o la
formación política en la que está inscrito dicho político, a cada derecho que
dice que va a otorgar, sea un bien social o sea un derecho del tipo que sea o
un acto que va a ejercer o una norma que va a imponer debe indicar a renglón
seguido o al siguiente párrafo de dónde va a obtener dichos recursos económicos
y humanos para poder cumplir con esa promesa electoral.
- Un político no dejará
de formarse en las ciencias y artes de su profesión, durante toda su vida y
durante toda su existencia. Se formará teóricamente, pero también se formará e
intentará elevar su nivel moral, con una ética lo más correcta posible, y con
una moral práctica lo más correcta y adecuada posible. Se crearán cauces para que
igual que el resto de profesionales y profesionales tenga una formación
continua en el tiempo.
- Si es posible todo
político tendrá una profesión que le permita tener una profesión civil, en caso
que deje la política o se vea obligado a ello. Por lo cual, será más libre ante
si mismo y ante los demás.
- Hay que fijar un
mínimo de preparación al político, según la diversidad de cargos o
responsabilidades que tenga. Igual que a cualquier otro profesional se le
exige. Entre otros, al menos para responsabilidades de cierto nivel, por
ejemplo alcaldes de municipios de una determinada cantidad de personas:
Tener una carrera
universitaria. Además exigir un master para la alta gestión de la
administración pública, a nivel económico, político, etc. A todas las
profesiones se exigen además de la carrera una especialización y unos master y
pasar por unas etapas de formación. En política debería suceder lo mismo. Al
menos a partir de ciertos cargos, alcaldes y concejales de determinados
ayuntamientos y habitantes.
Para cada cargo tener
una experiencia política previa. Haber ido pasando de un cargo a otro, de una
responsabilidad menor a otra mayor y así sucesivamente. Durante un tiempo.
Para determinados cargos
tener una edad mínima. Por ejemplo, treinta años mínimamente para ser alcalde,
cuarenta para ser presidentes de diputación, senador, diputado en cortes,
cuarenta y cinco para ser ministro, cincuenta al menos para ser presidente de
gobierno, etc. Y a cada uno de estos niveles una responsabilidad en cargos
políticos inferiores o similares…
Si nadie admitiría en su
sano juicio que alguien pasase de no tener experiencia en una profesión a lo
máximo de una profesión, pues lo mismo debería suceder en los cargos políticos.
No es suficiente haber sido elegido en las urnas o por el pueblo, sino que se
exige unos conocimientos mínimos y desde luego una carrera política y
experiencia política previa según el cargo y responsabilidad…
Alguien admitiría que
una persona sin experiencia pasase a altos cargos en una empresa nacional o en
cualquier otra profesión. En todas se va pasando por unas fases o etapas, que
van consumiendo edad y experiencia y formación.
- Los ciudadanos y sus
diversos entes y entidades que lo forman y conforman debe tener también respeto
a los políticos y a la clase política. Hablar con respeto de ellos, y no
olvidar la dignidad que tienen como personas que son y como personas que
ejercen un oficio o profesión o función que es esencial para la misma sociedad
y para todos los individuos.
Un
político o una formación política aunque no sea la de tu ideología merecen el
mismo respeto que la propia.
No respetar a la clase
política es tirarse piedras sobre la propia cabeza. Porque es ir en contra de
uno mismo y de los demás.
- El político no debe
engañarse a sí mismo, ni engañar al pueblo o parte de él. Entre otros modos
prometiéndoles medidas que sabe que son imposibles de cumplir o que de hacerlo
sería un mal para la sociedad y para el pueblo, o de hacerlas tendría que otras
medidas reducirlas u otras prestaciones disminuirlas…
- El político en el
ejercicio de su responsabilidad política debe ir vestido de forma correcta y
adecuada con su posición y en nuestro ámbito según las normas europeas. En su
vida privada debe ir como quiera dentro de los cánones del sentido común. En el
ejercicio de su profesión un político debe ir con la ropa adecuada, que en
Occidente es la chaqueta y la corbata, al menos la chaqueta… No puede ser que
un empleado de cualquier empresa vaya con chaqueta y corbata y un cargo
político de alto nivel, en su ejercicio de su responsabilidad, por ejemplo en
Cortes Generales, Parlamento o Senado no lleve chaqueta, ni corbata…
3. Es evidente que un
código teórico y práctico o un código ético o deontológico político y para la
política es necesario. En tiempos de crisis se necesita aún más. Aquí solo
hemos fijado unas posibles normas que podrían discutirse a nivel de la sociedad
civil, y quizás dentro de unos años fijarse dicho código y ser aceptado por
toda la sociedad civil, y toda la clase política y todas las formaciones
políticas y todos los políticos. Cierto es que lo mismo que necesitan un código
deontológico los profesionales de la política también se necesitan en todas y
cada una de las profesiones y oficios. Bueno es que empezásemos a fijarlos…,
desde los albañiles a los fontaneros a los profesionales de las finanzas, sean
altos ejecutivos o sean intermediarios de las entidades financieras, etc.
©
jmm caminero (22-26 diciembre 2015 cr).
Fin artículo 416º:
“Código deontológico en política”.
*
[1]
Enviado al Diario
Critico.com CLM, el día 26 de diciembre del 2015. Publicado el día 27 diciembre
2015.
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