Artículo Periodístico 4.683º: “Viudas y
viudos y divorciados y divorciadas y Josep Plà”.
Existen temas eternos, el amor y
el desamor. Y, ambas realidades forman y conforman diversidad de estructuras a
lo largo del tiempo. En el articulismo también.
No
solo están los temas cíclicos del columnismo de opinión, que al final, son los
temas eternos, los denomino de la tortilla, por cambiar aquello de la vendedora
del Retiro de castañas, no solo están las Navidades, ni la Semana Santa, ni las
vacaciones de verano, ahora, también las de invierno. Sino también, todos los
cientos de temas del corazón humano, que ya estaban en el Antiguo Egipcio, en
la Antigua Roma, en la Antigua Atenas, y, suponemos que en Mesopotamia y antes
y antes de antes. Son los temas del amor y del desamor.
Se
pueden tocar de mil maneras, los amores se rompen o se hacen o se construyen,
de mil modos, quizás los escritores solo toman cosas de la realidad, algunas
selecciones o algunas parcialidades o algunos fragmentos y lo presentan de otro
modo o del mismo modo. Y, si alguien lee este artículo u otro, sobre este tema,
pues tendrá una connotaciones particulares, quizás una viuda, descansó cuándo
el esposo falleció porque le daba mala vida, en la frase popular, que es de las
más profundas, es una frase existencialista de dolor, o la separada-divorciada
se ha encontrado en la libertad, porque el conyugue o pareja, pues era un
psicópata empedernido, de esos que al exterior tiene un rostro y en el interior
otro, esas personas, que llevan infiernos en sus almas, aunque todos llevemos
angustias y heridas y traumas, unos las llevan más grandes que otros, algunos
las medio curan y otros no… otros las media curan, maltratando con palabras o
psicológicamente a otros, y, los cercanos callan –porque no les toca a ellos o
no les toque a ellos, o reciben beneficios-.
Hoy,
me he encontrado, con un artículo, y, así recuerdo también a la pluma, uno de
los escritores y prosistas más importantes del veinte, en dos lenguas, catalán
y español, Josep Plà, que se titula
“Viudos y viudas”, publicado en Destino,
el 23 de enero de 1960. Toca el maestro y genial de las palabras, Plà, la cuestión etimológica de ambas
palabras-términos-vocablos, basándose en Corominas,
y, como siempre trata otras cuestiones…
Entre
las evoluciones del siglo veinte, una de las que más han avanzado y progresado
y cambiado ha sido el concepto de luto, el concepto de viudo y viuda. Hemos
pasado, que el luto físico y real duraba un año o, incluso tres. Lo he visto de
niño yo, a una situación, que ya por la ropa no se nota. Puede alguien fallecer
su esposa hace una semana, y, se pondrá una camisa normal, a los diez días. Esa
costumbre del luto de negro o el luto de blanco en algunas culturas, al menos
de momento en Europa y España, ha quedado casi olvidado –no sabemos si las
migraciones, volverán a traer esas costumbres y otras-.
En
cierto modo, como indica Plà, el
concepto de viudo y de viuda, no ha sido lo mismo a lo largo de la historia,
por lo general, la viuda no encontraba otra persona con qué casarse, salvo en
excepciones o en proporción minoritaria, porque casi siempre la viuda,
arrastraba hijos e hijas, y, pocas personas querían cargar con esas bocas –no
olvidemos, que la situación histórica, siglos y milenios, los humanos han
vivido, casi siempre, en una situación de limitación económica, no digo de
miseria, pero siempre en los límites, así sucedía una desgracia, y, el hambre
hacía ostentación de su poder, todavía lo percibimos en algunas partes del
planeta, una guerra y nace otra vez el hambre en forma masiva, una catástrofe-.
De
las revoluciones sociales y antropológicas que se han producido en el siglo
veinte, la viuda ha cambiado hacia mejor, ya no tiene que llevar una condena a
perpetuidad, casi siempre con poca economía, casi siempre con hijos, casi
siempre con sufrimiento. Los sistemas sociales y de bienestar, al menos en
Europa, han mejorado ostensiblemente. Diríamos que la situación de la viuda ha
ido cambiando desde los primeros imperios, en algunas zonas del planeta, las
viudas tenían que morir si el esposo fallecía. Desde esa situación se ha ido
pasando a las realidades más humanas y antropológicas actuales…
Ahora,
encontramos en la vida social, grupos de mujeres, generalmente, viudas y
separadas y divorciadas, que en formas diversas se juntan, y, tienen relaciones
de amistad y de compañía y de pasar el tiempo. Van a ciertas terrazas aquí en España,
y van pasando sus vidas, quizás esperando el final. Ciertamente, las relaciones
a veces, entre ellas no son buenas, porque siempre en todo grupo, existe alguna
persona, que tiene un infierno en su corazón, quizás, por experiencias del
pasado, quizás, por realidades de su vida, quizás, por su psicología y su forma
de ser y de estar. Aquí, en nuestro terruño ibérico, muchas veces, les echamos
la culpa de nuestras desgracias, a los demás, a la sociedad, al Estado, a una
clase social, pero raramente, nos damos cuenta, que quizás, el progenitor tenía
malas costumbres, quizás el progenitor tuvo diez vástagos, en vez de
conformarse con cuatro, quizás… es más fácil, echarle la culpa de las
desgracias y traumas a otros y a otras.
Y,
a veces, en esos grupos de mujeres, de viudas y separadas y divorciadas,
siempre suele haber, entre diez o doce que se juntan, quizás de alguna manera
para refugiarse de la vida, como los animales mamíferos o hembras de las
estepas de África, para defenderse del mundo, para salir de su casa. Se juntan
en grupo, y, casi siempre en esos grupos de diez o doce, siempre hay una o dos,
que no son conscientes, que llegará el día que tendrán que responder de sus
palabras y sus actos y sus inquinas, ante el Tribunal de su conciencia y de Dios
–claro está, enseguida dirán, ni creen en uno, ni en Otro-. ¡Pues ya veremos…!
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jmm caminero (21 enero-02 feb. 2025 cr).
Fin artículo 4.683º:
“Viudas y viudos y divorciados y
divorciadas y Josep Plà”.