Artículo Periodístico 309º: “Asesores y
expertos políticos”[1].
0.
Ante la situación por la cual, cientos de cargos políticos, de medio y alto
nivel ocupan y ocuparán en los próximos meses puestos de alta y mediana
responsabilidad política y administrativa en la función pública. Y teniendo en
cuenta, que una parte importante de ellos, pueden que tengan titulaciones
universitarias pero no tienen experiencia directa de gestión política, de
gestión de recursos económicos y de recursos humanos, y tampoco de
consecuencias de las acciones políticas y económicas y administrativas reales y
no solo vistas desde la teoría, parece que conviene analizar un poco el papel
de los asesores políticos, en general.
1.
Admitiendo que un asesor político puede estar en cualquiera de los niveles de
la administración territorial política (ayuntamiento, diputación, gobierno
regional, gobierno nacional). Pero teniendo en cuenta, que las entidades antes
indicadas, son diferentes y diferenciadas, diferentes vectores de
responsabilidad demográfica, responsabilidad económica, responsabilidad en
multitud de aspectos, por ejemplo, de opciones políticas institucionales, en
mayor o menor grado. Debemos admitir que el poder de administrar en todos los
sentidos puede y de hecho ser muy grande e importante, en la diversidad de los
casos posibles.
2.
Es lógico y razonable y racional, que con experiencia o sin ella, la
responsabilidad política y administrativa que docenas o cientos de personas
tendrán que soportar sobre sus hombros es demasiado grande. Nadie puede saber
de todo, pero si además se añade que existen y existirán multitud de cargos y
cargas que irán sobre las cabezas y hombros de personas, que no tienen
responsabilidad política de gestión directa previa, y sobre organizaciones
sociopolíticas, que podemos decir, que en mayor o menor grado le sucede lo
mismo. Lo mínimo que podemos pensar, por el bien general y el bien común buscar
sistemas que las consecuencias positivas sean lo más amplias posibles, y las
consecuencias negativas sean las menores posibles.
3.
Ante esta situación la figura del asesor político o administrativo o económico,
es una figura esencial.
Se
discute mucho estas figuras y cargos, y en general, no están suficientemente
valoradas, por la opinión pública. Y yo quisiera aquí romper una lanza, de la
necesidad de este “actor” en el gran teatro político del mundo.
Hoy,
que el mundo es tan complejo, y que tiene tantas aristas, que los gestores
públicos, gestionan, el equivalente, en dinero, a cientos o miles de millones
de euros, y el equivalente, a miles, docenas de miles, cientos de miles o
incluso millones de personas.
Hoy
no cabe duda que la figura del asesor político o técnico o técnico político es
esencial. No es suficiente, diríamos la doble organización administrativa, sino
la triple. O dicho de otro modo, hoy la “rex pública” se organiza con una tiple
pata: la administración pública de carrera de funcionarios, la gestión pública
política de un determinado partido político, en un determinado tiempo, elegido
según el sistema jurídico de la democracia, y un tercero, que sería el de los
asesores.
4.
Nos enfrentamos a un problema que es eterno, que en los altos y bajos y
medianos niveles de responsabilidad política, al final, existe un uno, que
tiene que decidir. Es decir, un alcalde, un presidente de diputación, un
presidente de gobierno regional, un presidente de gobierno nacional.
Por
lo cual, todo el organigrama anterior, es decir, diríamos la pata de una
ideología política que gestiona una entidad jurídico política, la pata
administrativa de funcionarios a todos los niveles de responsabilidad, y la
pata de los asesores políticos nombrados por la misma entidad para ese periodo,
nombrados libremente.
Estos
tres niveles de “organización de la función pública” deber dar sus informes a
la cabeza máxima de esa entidad territorial de responsabilidad política. Dicho
de otro modo, más sencillo, que ante un problema equis, toda la organización de
la administración política, puede ofrecer tres soluciones o respuestas a la
máxima autoridad. Pero es esa máxima autoridad la que tiene que seleccionar una
de esas tres soluciones.
La
“cabeza” máxima en esa entidad, sea ayuntamiento o sea presidente de gobierno o
sea alcaldía tiene que tomar una solución dentro de las varias opciones que les
ofrecen o que él o ella ha pensado. Por muchos asesores de todo tipo que tenga,
por muchos funcionarios de alto nivel, por muchos responsables políticos de su
misma dirección y opción ideológica.
5.
No podemos olvidar y obviar, que hoy, determinadas entidades sociopolíticas
territoriales, a y en todos los niveles, gestionan, o son similares a medianas
o grandes empresas… Una entidad equis, que sea un ayuntamiento de más de cien
mil habitantes, gestiona la vida política de esas cien mil personas, y desde
luego, pueden tener que administrar cientos de millones de euros. Ciertamente
mucho gasto está ya dedicado a tal o cual fin. O dicho de otra manera, como
cualquier familia, tiene unos gastos fijos que son el setenta o el noventa por
ciento de todo su presupuesto. En las entidades administrativos políticas
sucede lo mismo, si no más.
6.
Pero nos enfrentamos al problema grave, diríamos de anteojeras, que si los
cargos políticos, han sido, como es normal ocupados por personas de tu misma
entidad e ideología política que administra ese cargo, si los funcionarios de
carrera, se les escucha, y se les tiene en cuenta, pero son solo una parte de
las tres, que dirimen la solución final. Y los asesores son escogidos como
personas paralelas a la misma orientación política. (Sin analizar otra cuarta
pata, que pueden recibir orientaciones de otros niveles del poder político de
su formación política para que vayan en una dirección o en otra…).
Podemos
encontrarnos que esas cabezas, teniendo en cuenta que no tienen suficiente
experiencia de la gestión pública, y todos los que están alrededor, en mayor o
menor medida, van a darle soluciones solo similares a lo que ellos o ellas
esperan. Nos podemos encontrar con un panorama de que “nadie se atreverá decir
que el rey está desnudo”.
Nadie
dirá o podrá llegar a ese núcleo de poder, para al menos, indicarle como
sugerencia a esa cabeza o entidad máxima de esa administración, que quizás
existen otras soluciones y otras opciones.
7.
¿Qué remedio ante este grave problema, que es en definitiva el problema
político por antonomasia, en mayor o menor grado? O dicho de otro modo, que los
cargos políticos, en mayor o menor medida, al final, se blindan en su
situación, y pocas veces, van caminando por la calle, pocas veces, escuchan o
tienen ocasiones de oír, a personas, expertas o no expertas, que les ofrezcan
argumentos desde otros puntos de vista. Y poco a poco, se van encerrando en sus
esferas. Y poco a poco, van perdiendo el contacto, en mayor o menor grado con
la realidad.
¿Qué
hacer entonces…?
Recuerdo
ahora, lo que dicen que Churchill hacía ya que tenía personas que le contaban
los chistes que sobre su política o su gobierno o sobre su persona se contaban
en esos momentos, por la sociedad. Por supuesto no voy a aconsejar que
contraten a personas con ese fin, suponiendo que esa anécdota sea verdad.
Pero
si creo que ante dicha cuestión, yo les diría a estos cargos, la siguiente
posible solución, si van a contratar a dos asesores en tal o cual ámbito de
responsabilidad, uno de ellos, lo contraten según su ideología o según su
parecer, pero el segundo, sea no solo asesor, sino experto, si es posible de
alto nivel universitario y suficiente grado de profesionalidad y de fama, admitido
así por toda la comunidad en esa especialidad, pero que sea “de otra ideología
diferente, y si es posible contraria a la propia”.
8.
Puede que esta solución suene a singular o rara. Pero creo que es la única
manera o forma, que dentro del núcleo de las responsabilidades de alto nivel,
en los altos cargos, teniendo en cuenta, que la mayoría no tienen experiencia
de gestión directa de los recursos públicos, teniendo en cuenta, la enorme
crisis, no solo económica que el país y la sociedad está pasando, teniendo en
cuenta la enormes consecuencias que pueden tener sus directrices y sus
normativas y su aplicación de su poder. Teniendo en cuenta todas esas variables
y algunas más, que no se pueden narrar, indicaría que en la contratación de los
asesores, a y en todos los niveles en ese caso, si son dos o si son cuatro o si
son diez, que la mitad, sean no solo asesores, sino expertos de alto nivel en
esas materias, y que sean de otras ideologías distintas a las que ocupa el
poder político de esa administración. O al menos encarguen informes externos,
sobre dicha materia, a personas de alto nivel de formación y sean expertos a
personas de otras ideologías.
Así
creo que cuando la cabeza máxima de esa institución (sea ayuntamiento, sea
presidente regional…) tenga entre las tres opciones o cuatro ante un problema,
una que pueda ser diferente a las otras, y quizás esa una, sea la más práctica,
la más realista, la más pragmática, aunque no vaya en la misma dirección
ideológica. O al menos, tenga como asesores, a personas, que le puedan decir,
con respeto, pero con razones, “su excelencia tiene usted desnudo un muslo y un
brazo…”. De otra forma sucede lo de siempre las personas se van enrocando en
sus posiciones, y todos los que le rodean, al final, consciente o inconscientemente
van diciendo lo que la máxima cabeza de esa entidad quiere oír y escuchar y
hacer…
9.
Nos guste o no, la historia demuestra, que al final, los altos cargos, sean de
la función pública o privada, al final, pueden caer en la tentación de sentirse
como pequeños dioses. Es la naturaleza y la fragilidad y vulnerabilidad humana.
Por lo tanto, pongamos algún posible freno.
©
jmm caminero (16 junio-17 septiembre 2015 cr).
Fin
Artículo 309º: “Asesores y expertos políticos”.
*
Enviado y publicado en el Diario
Crítico.com CLM, el día 17 de septiembre del 2015.
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