Artículo Periodístico 266º: “¿Sobre la
anulación de los exámenes de septiembre?”[1].
0.
¿Es conveniente que en algunos tramos educativos se hayan suspendido los
exámenes de septiembre, y éstos se hayan puesto en junio-julio? ¿Es bueno para
el alumnado? ¿Es bueno para el profesorado? ¿Es bueno para el sistema educativo
en general? ¿Es bueno para las familias? ¿Es bueno para la sociedad?
1.
Comprendemos y entendemos el problema de estar todo el verano con una o dos o
tres asignaturas. Pero también entendemos y comprendemos que si un curso
oficial termina en mayo o primeros de junio y después, a los quince o veinte
días tiene la convocatoria que antes era de septiembre. El tiempo transcurrido
es pequeño, no da tiempo a ir a clases particulares, no da tiempo a descansar
un poco el alumnado.
2.
Comprendemos y entendemos que estar todo el verano con dos o tres o una o cinco
asignaturas es de alguna forma modificar las actividades propias del verano,
incluidas vacaciones con la familia, vacaciones propias, etc. Pero también
entendemos y comprendemos que en dos o dos meses y medio hay tiempo suficiente
para recuperar las asignaturas, y sobretodo también descansar unos días,
llevándose los apuntes a la playa o no llevándoselos.
Teniendo
en cuenta que entre finales de los exámenes de septiembre y el nuevo curso
siempre pasan una o dos o tres semanas, según el nivel educativo…
3.
Comprendemos y entendemos que el verano en la Península es enormemente caluroso
y por tanto, no invita al estudio, a la reflexión, a la memorización, al
pensamiento. Pero también entendemos y comprendemos que ahora, en casi todos
los hogares o en las bibliotecas públicas existen sistemas de refrigeración,
por lo cual este problema en parte se habría solucionado.
4.
Comprendemos y entendemos que pueden venir estas normas de Bolonia o de Europa,
pero también comprendemos y entendemos que en algunas universidades españolas
han llegado a acuerdos para seguir con los planes normales de los exámenes de
septiembre, sin saltarse la ley, con moratorias o con los instrumentos legales
que la normativa les ampare.
5.
Comprendemos y entendemos que a veces, es necesario desconectar de temas y
asignaturas concretas, pero también entendemos y comprendemos que si un alumno
termina en junio, equis asignatura, continúa en verano, estudiando más o menos,
se presenta en septiembre, y no aprueba tampoco, puede continuar el curso que
viene con ella. No ha pasado tantos meses, dos o tres, prácticamente sin tener
obligación de estudiarla. Es decir, lo aprendido no se habrá perdido del todo.
Y es diríamos seguir sumando.
6.
Comprendemos y entendemos que es necesario el descanso y las vacaciones, tanto
para el profesorado, así tienen más tiempo para investigar y redactar textos, y
el alumnado tiene más vacaciones en teoría, pero también entendemos que el
sistema educativo tiene como uno de sus fines y objetivos y metas, el que el
mayor número posible de alumnos terminen todos los tramos educativos.
7.
Comprendemos y entendemos multitud de razones a favor y en contra, pero en
algunos tramos educativos, hay que ver, si el alumnado gasta con este sistema
más convocatorias. Y por tanto, al final, la enseñanza es más cara. En un
tiempo de crisis, este horizonte hay que tenerlo en cuenta. No es lo mismo que
si en el sistema tradicional la media del alumnado es equis, con este sistema,
si es que tienen que matricularse más veces a un número determinado de
asignaturas el coste total de la carrera es X + 2.
También
se puede medir si el alumnado de media recupera las asignaturas con notas más
altas, o de media las carreras ascienden las notas o bajan (aunque haya otros
factores).
8.
No podemos negar que las asignaturas pendientes del primer cuatrimestre, en la
universidad, se juntan, con las del segundo, y en un mes aproximadamente tiene
que recuperar unas y otras, las que tiene suspensas del primer cuatrimestre y
las del segundo. Lo cual, habría que ver, si los resultados se reducen en nota,
en aprobados, se presentan a menos, etc. Y además el problema que van sumando
convocatorias a cada suspenso. A nuevas matrículas para nuevas convocatorias,
más desánimo, más presión interna y externa, más coste económico para el
sistema y las familias, etc.
9.
Comprendemos y entendemos que puedan existir razones, de decir que así cada
asignatura queda más precisada, porque el alumno tiene que dedicar más meses o
más periodos lectivos, es decir, más matriculaciones… pero hay que mirar y ver,
y analizar, si de media se eleva el número de convocatorias que se necesitan
para aprobar cursos o el tramo educativo del que estamos hablando.
10.
Comprendemos y entendemos que haya quién piensa que quizás una proporción del
alumnado de ese tramo educativo, no deberían estar, pero ya que están, también
entendemos y comprendemos que se busquen todas las formas posibles, para que
haya el menor absentismo y ausencia y fracaso escolar. Que terminen dicho tramo
sea el que sea, el mayor número de alumnos, sea de primaria, secundaria o de
universidad o de doctorado…
11.
De todas formas, como diría Baruch Spinoza cuando hay un problema utilicen los
números. Y aquí se pueden aplicar de dos maneras, pregunten a la comunidad
educativa, especialmente el alumnado que prefiere. Segundo, realicen
estadísticas de todos los vectores y factores, entre otros, cuánto aprobaban
más los alumnos, y más asignaturas con los exámenes en septiembre clásicos, o
cuándo estos se han pasado a junio. Cuantificar como una prueba necesaria.
©
jmm caminero (05 junio-18 julio 2015 cr).
Fin
Artículo 266º: “¿Sobre la anulación de los exámenes de septiembre?”.
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