Artículo Periodístico 4.734º: “Los Barruecos. Museo Vostell Malpartida. Cáceres”.
Se van quedando en el recuerdo
como capas de sedimentos. Allá en la lejanía, cuándo por primera vez, una
revista me informó con fotografías de dicho Museo y dicho autor.
Se
va quedando ya lejano en el tiempo. Han ido pasando estaciones climáticas por
mis ojos y mi corazón. Y, he estado siempre recordando, de vez en cuando, a
este lugar, este autor plástico, esta corriente. Como ha ido pasando las lunas
por mi corazón, pues también ha ido cambiando mis posibilidades de
conceptualización y de interés. Los dos viajeros ya hace una década o más,
visitaron el lugar. Es digno de visitarse. Algo único, un embalse de la
industria de la lana. Unir, la industria humana del tejido y del vestido y de
la ropa y del cobijo. Con el paisaje natural, y, con el paisaje creado por el
ser humano. Eso es este museo: unir naturaleza natural, naturaleza humana,
naturaleza industrial, naturaleza cultural o creativa o artística, naturaleza
metafísica, naturaleza de las preguntas…
Puede
que a usted, este tipo de arte no le diga mucho, o, incluso no lo crea arte. Da
lo mismo. Pero es enfrentarse a piezas y a objetos, que nos plantean preguntas.
Quizás, las preguntas sean las grandes nubes que nos levantan del suelo. Las
cuestiones abiertas. Puede que no le guste un coche, me acuerdo la polémica de
los paisanos del lugar, si la memoria no me falla, uno indicaba más o menos:
“Bien que haga un museo, bien que haga lo que quiera, pero un Mercedes,
llenarlo de cemento, eso es demasiado…”. Pero en fin, han pasado ya décadas, y,
ahora, quizás se percibe, que aquello podría tener sentido. Quizás, a veces, he
pensado, lo que no sé, es cómo Vostell
no se compró un tanque o vehículos de guerra e hizo lo mismo…
Hoy,
todo autor y autora plástico, toca todos los géneros. Miles de museos existen
en el mundo de arte, museos físicos y materiales. Y, supongo que en el futuro,
habrá cada vez más museos de arte virtuales. El mundo si dejamos que continúe
dando vueltas se irá llenando y rellenando de museos, de museos de arte
–también de otras realidades, y, otras no serán tan buenas-. Pero el arte y las
artes y el arte plástico nos abren caminos al corazón humano, a la conciencia
humana, al sueño humano. No olviden, que se ha encontrado un “Cerdo
Verrugoso”, una pintura mural, en las Islas Célebes, datada en cuarenta y cinco mil años.
Y,
créanme, si no se dijese la fecha, hoy podría estar en una feria de arte
actual, de las cientos que existen en el mundo, y, no desentonaría. No hemos
avanzado en el Arte o las Artes Plásticas, en su esencia, eso achacan a Picasso cuándo salió de Altamira.
Yo, mi modesta pluma siempre ha pensado lo mismo. Por las razones que
desconozco, neurológicas serán, los humanos llegaron a la esencia del arte
plástico hace miles de años. Ahora, lo único que hemos ido inventando son
nuevos géneros, nuevas tecnologías, nuevos ismos o tendencias… pero en lo
esencial es lo mismo. Quizás, el significado profundo de pintar un uro o toro o
ciervo en una peña prehistórica tiene o tendría casi el mismo significado que
llenar de cemento un vehículo pegado o incrustado en una roca de Los Barruecos…
La
escultura del avión de combate de Vostell,
nos abre un horizonte, siguiendo la paradoja o parábola o símil anterior… nos
encontramos en pinturas prehistóricas los primeros combates, parecen que dos
grupos de arqueros lanzándose flechas. En definitiva, en estos tiempos, de
preocupación mundial, algunos dirían de preocupación previa mundial. Quizás,
esta escultura o dolmen o columna o friso al aire tridimensional, nos podría
señalar y avisar. No olvidemos que Vostell
era alemán de nacimiento, arribó a este pueblo y dispuso este museo, porque se
casó con una maestra extremeña nacida en esta zona de Extremadura.
De
esta España tan profunda, tan profunda en todo, no solo en el paisaje, sino en
la historia, en el corazón. Toda España tiene el corazón como escondido.
Quizás, porque haya pasado tantos vericuetos en su laberinto, que los ibéricos
esconden, en mucho, sus sentimientos, su dolor y sus alegrías. Teme
expresarlas. Quizás, el esplendor del arte hispánico durante siglos, es porque
son géiseres y los borbotones de agua, que le permiten, fluir algo de su
interior hacia el exterior. Quizás, por eso la religión y el arte plástico,
siempre ha sido y estado presente en los ojos de los que han hollado las
sombras de las arenas de los caminos de esta tierra. De ahí, siempre uniendo
extremos: la mística y la ascética, aquí en esta tierra, Pedro de Alcántara, santo; con el arte plástico, con la realidad
humana de la naturaleza, y, soportando los maremotos de la historia. Eso somos
todos, en eso estamos todos…
No
digo que el que pueda y quiera y desee vaya a San Francisco, California, a ver las calles llena de ojos que
anhelan, como todos los humanos, algo de felicidad y algo de paz, y sus museos
y sus playas y su sol. Pero quizás, a unos miles o docenas de miles de metros
de usted, está este lugar, Los
Barruecos, el Museo Vostell, está esta comarca, están corazones, que han visto
y sufrido y padecido el mundo. Que puede que no tengan un Centro Científico
de Investigación sobre los Positrones, pero que saben mucho del corazón humano.
Deje su acidia y pereza, y, algún fin de semana recorra esta comarca, recorra
esos aires de vientos que al final, le dirán algo y mucho de usted mismo…
Tenemos grandes tesoros alrededor de nosotros.
Las
carreteras y autovías, nos atraviesan como cuchillos la geografía, y, no
percibimos la riqueza que se va quedando alrededor. Todo el centro de esta
Península Ibérica, inserta en la Península Europea, todo el centro de este
centro, está semiolvidado y olvidado y escondido y semiescondido. No dejamos
que el aire del silencio, del sosiego recorra nuestros ojos. Vivimos en
islas-ciudades megahabitadas y olvidamos los alrededores, como si fuesen
desiertos, vivimos en oasis de decenas de miles de viviendas, y, olvidamos los
alrededores que con sus paisajes llenos de almas que también saben algo del
vivir y del existir y del ser y del estar humano… No escuchamos los vientos, no
escuchamos los vientos de nuestras almas… Las tenemos olvidadas…
Tierra
de cigüeñas. Extremadura fue tierra de conquistadores, según lemas del pasado,
hoy, podríamos denominar tierra de cigüeñas, como nosotros tienen dos
patas-piernas. Como nosotros vuelan, aunque vuelan más alto física y
materialmente, nosotros volamos más alto con nuestras ideas. Hemos sido capaces
de hacer cohetes que nos han llevado a la Luna. Aunque la habitemos dentro de
cien años solares, no podremos olvidar que nacimos aquí en este planeta. Aquí,
en miles de lugares, como este de Los
Barruecos.
El
Arte y las Artes nos plantean preguntas sobre nuestro vivir, nuestro ser,
nuestra vida. Diríamos que son accesos psicológicos, antropológicos, sociales,
económicos, políticos, religiosos, culturales a la vida humana. Lo que somos y
lo que hacemos. Nos plantean cuestiones sobre todas las realidades humanas,
incluido la tecnología. Vostell, en
mi entender, siempre está planteando como cuatro tipos de relaciones o
dimensiones: lo humano en sí con la tecnología, con el arte plástico, con la
naturaleza, y, supongo que también, en el fondo con la metafísica. No hay arte
que no lleve una metafísica implícita, admitiéndola o dudando de ella. Pero no
hay arte profundo que no sea metafísico. Incluso el mal llamado arte decorativo
también lo arrastra…
Algunos
indican que el arte prehistórico quizás, fuese hecho, por las figuras que hoy
llamamos chamanes, esas personas, hombres o mujeres, que unían en sí,
conocimientos de medicina, conocimientos estéticos, conocimientos religiosos,
conocimientos de la caza… quizás, el mundo moderno, desde la creación de las
ciudades y ciudades-Estado, el mundo y las funciones se han ido desgajando las
funciones y finalidades. Unos, unos hombres hacen arte, otros cazan, otros
producen alimentos, otros son los guerreros, otros curan… Diríamos, que el mundo
es una enrome máquina, que cada uno ocupa un lugar o un pequeño lugar… Y, el
artista y el arte, Vostell en este
caso, son todavía los chamanes, que nos ponen en contacto algo de todas las
disciplinas… algo de la naturaleza humana, algo de la naturaleza natural, algo
de la naturaleza técnica, algo de la naturaleza metafísica o religiosa o
espiritual, algo de la naturaleza de las palabras…
Los
dos viajeros, recuerdo en el tiempo, se alejaron de aquel lugar. Y, continuaron
su camino. Las dos partes de una naranja, se alejaron de aquel lugar. Ya,
lejanos en el tiempo, al menos diez años o algo parecido. Hoy, ha tocado
recordarlo y rememorarlo y remeditarlo…
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (28 enero-02 marzo 2025 cr).
Fin artículo 4.734º:
“Los Barruecos. Museo Vostell
Malpartida. Cáceres”.
E.
02 marzo