Artículo Periodístico 259º: “Síndrome de
Aníbal, I”[1].
0.
Denomino síndrome de Aníbal a lo que cuentan las crónicas históricas que su padre
le hizo jurar odio eterno a Aníbal contra los romanos, delante del templo de su
ciudad, del dios de su religión.
1.
Lamento decir, pero me temo que hay personas, incluso colectivos e ideologías
que continúan con este odio o rencor al otro. Solo por ser el otro. Basándose
en la historia personal, historia personal de su familia, de su ideología, de
su grupo o de su colectividad.
2.
No pondré nombres pero en estos últimos lustros se ha visto personajes de alto
nivel de poder que se traslucía y se vislumbraba ese odio y ese rencor. Más o
menos larvado…
No
podemos olvidar que la etapa de la transición, fue por parte de unos y de
otros, un tiempo de amnistía, un tiempo de reconciliación, un tiempo de olvido,
un tiempo de paz. No podemos olvidar el espíritu de la transición, sancionado
con leyes y sancionado en las urnas, y sancionado en una Constitución para
todos los españoles.
3.
En Europa y quizás en el mundo, se puede decir que hemos tenido una guerra de
los treinta años en el siglo veinte, que ha sido aproximadamente desde 1905,
con la guerra ruso japonesa, y que terminó con la guerra entre
comunistas-capitalistas de Mao en China.
Entre
estas dos guerras, han existido guerras mundiales, dos, y multitud de guerras
en muchas zonas del mundo. Entre otras en la Península Ibérica, la guerra civil
incivil.
4.
Me temo que no hay familia, ni en la Piel de Toro, ni en ningún lugar del mundo
dónde esas guerras se diesen sobre el terreno, que no hayan perdido un
familiar, de una manera o de otra, sea abuelo o abuela, hermano del padre o
hermano de la madre, hermano del abuelo o hermana de la abuela. Sin contar
cárceles, campos de concentración, postguerra, etc.
Que
además lo haya perdido en el frente o detrás de los frentes, o antes de los
frentes. Que lo haya perdido después de la guerra, antes de la guerra en sí, o
en medio de la guerra.
5.
Hay un fenómeno que he denominado síndrome de Aníbal, aunque he estado en estos
lustros buscando y rebuscando otros nombres, pero para no herir sensibilidades
actuales, he decidido denominarlo con un nombre antiguo, y no utilizar por
ejemplo, la mitología griega.
Existe
el fenómeno que alguien de la familia, abuelo o abuela o padre o madre o
hermano o hermana a un nuevo retoño de la familia, le está durante años y años
contando lo bueno que era su familiar y lo malo que eran los otros, que “le
hicieron tal cosa o no le hicieron tal cosa a su pariente, a uno o a dos o a
tres de sus familiares…”. Y esto queda clavado en lo más profundo de su
pariente, hijo o nieto o hija o nieta, se le produce un trauma por inducción,
por relato, por narración. Y este trauma y esta herida consciente e
inconsciente se le queda metida en lo más profundo de su carne, su ser, su
mente y su alma para toda su existencia.
6.
Todo conflicto armado es cruel. Más si se saltan todas las reglas de la guerra,
todos los tratados de Ginebra y otros. Más aún si es una guerra civil, una
guerra revolucionaria o una guerra contrarrevolucionaria. Así la historia lo ha
demostrado desde la noche de los tiempos.
Pero
no podemos caer en el error, de seguir creando ese odio y ese rencor y esa
maledicencia a las generaciones futuras…
Yo
he conocido descendientes, que saben perfectamente, lo que les ha sucedido a su
familia, a dos o tres generaciones anteriores, pero que están claramente bajo
el síndrome de Aníbal. He conocido otros individuos que saben lo de su familia,
pero han llegado a la convicción que hay que olvidar y perdonar, porque unos y
otros, no se portaron bien, y aunque tu ascendiente cayó en medio de la
barbarie, lo mejor es olvidar y apaciguarse, porque si no los muertos crean más
muertos. Y he conocido también personas y descendientes, que no han sabido lo
que les ha sucedido a sus antecedentes, porque sus familias, lo han callado o
han silenciado, para no crearles odios y animadversión, ni contra unos, ni
contra otros.
Podría poner
nombres y apellidos de los tres casos, se da en la historia española, de la
alta cultura y de la alta política, porque lo han dicho ellos o ellas mismas.
Pero háganlo ustedes si quieren.
7.
Solo puedo decir, pedir que no caigamos bajo el síndrome de Aníbal, y de paso
tampoco en el de Torquemada, ni tampoco el de Estocolmo. Pero de estos ya
hablaremos en otra ocasión… dejemos a los muertos, de un lado y de otro, de una
bandera y de otra, que duerman en paz, porque si ellos pudiesen hablar, creo
que la inmensa mayoría nos dirían, no volváis a repetir, ni poner las
condiciones, para que se vuelva a repetir, lo que nosotros vivimos en la
primera mitad del siglo veinte, en
cualquier lugar del mundo dónde se produjo ese conflicto que duró casi cuarenta
años…
Los
muertos nos dirían, creo yo, que olvidemos los rencores y los odios, que
enterremos las hachas de guerra, y que nos pongamos en paz, porque al final, si
usted lleva sus heridas por lo que le sucedió a su abuelo, o el otro lo que le
sucedió a su padre, también hay seres humanos que llevan heridas de los dos
bandos, y en esto si pondré nombres, la esposa de Miguel Hernández, Josefina
Manresa, a su padre, lo fusilaron, unos, a su esposo, murió en la cárcel de los otros…
Hace
unos meses estuve en Belchite, deberían ir ustedes para así recordar para poder
olvidar, olvidar para no volver a repetir lo mismo, o mejor dicho, no poner las
circunstancias que puedan terminar en lo mismo de otra forma o de otra manera…
¿quién creía que la exyugoslavía iba a terminar como terminó, estando en Europa
y en la segunda mitad del siglo veinte…? ¿Pero se van poniendo los ladrillos,
el cemento, las supuestas razones, los odios, las banderas, se amplifican las
circunstancias, vienes los sufrimientos y, después todo se va de las manos…?
8.
Si empiezan individuos y grupos y colectivos e ideologías a levantar muertos,
muertos hay en todos los bandos y lugares, crueldades en todos los lados. Y los
muertos, si no se entierran, con todos los respetos, pero si no se entierran y
éstos se levantan, acabarán con los vivos y, estos terminarán muertos. Y otra
vez la rueda del sufrimiento de Buda dando vueltas. Por favor paz, por favor
paz, por favor paz. Demos una oportunidad a nuestros hijos y a nuestros futuros
nietos, que puedan vivir en paz… No olvidemos que la Piel de Toro, en cien años
aproximadamente tuvo tres o cuatro guerras civiles. No olvidemos que jamás en
Europa, salvo alguna excepción, llevamos setenta años de paz, jamás en Europa
hemos tenido tanto periodo de paz.
Por
favor, aprendamos de la historia, no volvamos a empezar a enfrentarnos.
Enterremos el pasado y los odios del pasado, no caigamos en el síndrome o
complejo de Aníbal. Demos homenaje a todos los muertos, de todos los lados,
pero no caigamos en el síndrome de Aníbal. Olvidemos por favor, olvidemos para
poder vivir hoy y mañana y pasado mañana, en paz y en progreso y en
prosperidad. Gracias.
©
jmm caminero (30 junio-13 julio 2015 cr).
Fin
artículo 259º: “Síndrome de Aníbal”.
*
[1] Enviado y publicado en el
Periodista Digital.com el día 13 de julio 2015. Solo indicar que las fotos que
la redacción ponen al lado de los artículos lo hace según el libre albedrío de la
redacción y a mí no se me consultan. Yo desearía que en mis artículos no se
pusiesen fotos de ninguna persona concreta o entidad concreta o ideología
concreta, porque creo que mis artículos son abstractos y se refieren a multitud
de entes o entidades o personas concretas o diferentes ideologías de ayer y de
hoy y de mañana posiblemente.