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Artículo Periodístico 4.425º: “El infierno son los otros, según Sartre…”.

                         Artículo Periodístico 4.425º: “El infierno son los otros, según Sartre…”.

Se le achaca esta frase a Sartre,  pensador y literato, pero quizás habría que indicar que el cielo son algunos de los otros, y, el infierno es alguno de los otros.

Si somos más justos y equitativos, habría que matizar y añadir, que el cielo es uno mismo, y, el infierno es uno mismo, que se armoniza con infiernos de los otros, y, cielos de los otros. O, quizás, Sartre no fue suficientemente profundo y equitativo y justo y racional y sagaz y, debió decir, que los otros, el mismo otro, sueles ser el infierno. O, tiene algo de infierno y algo de cielo, pero podríamos continuar, y, mirar en qué grado o cantidad es de cada cosa, o en cada tiempo o en cada cuestión. ¿Ha comprendido usted, lo que le estoy intentado expresar…?

Después de lustros de pensar y de observar, sobre la cuestión del bien y del mal, en general, instrumental y eficiente, y, del bien y del mal moral, me percaté, que estamos muy confundidos en esta cuestión, por todo lo anterior, el que hace el mal, no hace, por lo general, el mal entero y completo y total, sino solo el mal, en algunos aspectos, y, no en el mal en todos. De ahí, la enorme confusión que sufre el que recibe el mal, porque el que le hace el mal, no le hace el mal completo, sino solo en algunos temas o cuestiones…

Tardé mucho tiempo en darme cuenta, hasta que la evaluación escolar vino en mi ayuda, si nos hacemos una escala, no solo de bien o mal, sino de una cuantificación aproximada, pongamos una escala del cero al diez, entonces ya cambia, la persona que te hace el mal, no solo te hace el mal en un tiempo y en unos temas y en una calidad y en una cantidad, sino que se puede cuantificar aproximadamente, en esa escala de amor-amar, es de tres, no es de cinco o no es de siete. Y, entonces, la cosa cambia mucho y se clarifica mucho...

El padre que cae en la ebriedad, puede que en otros temas, sea una persona notable, es buen trabajador, nunca se marcha de casa de noche, nunca se va de fiestas con los amigotes, se preocupa de mil cosas, y, en todos esos vectores o factores o funciones es positivo y bueno, pero en el tema de la ebriedad, llega día sí y día intermedio también, ebrio después de trabajar. Y, se producen enormes desavenencias en el seno familiar, teniendo influencias negativas para toda la familia –podríamos haber indicado la ebriedad, una variedad de la gula o pecado mortal de la gula, pero se podría citar la avaricia, la lujuria, la envidia, la soberbia, la pereza, la ira-cólera-.

No somos capaces de captar, con suficiente claridad el bien que nos hacen los otros, el mal que nos hacen los otros. Ni el mal y el bien en suficiente cantidad o calidad, ni en suficiente grado, ni cualidad. Es, no sé si un mecanismo de defensa, quizás un mecanismo de esperanza, quizás, como algo que desde el interior nos dice, cómo vamos a esperar que ese sujeto A que nos hace el mal, no acabamos de creérnoslo, porque nos hace otros bienes, y, algunos grandes. Y, así el que hace el mal tiene a otras personas atrapadas afectivamente en su red, y les sigue haciendo el mal en algunos de esos temas.

Y, continúa haciéndoles el mal y la maldad, no en todo, sino en algunos temas, porque tiene atrapados afectivamente a otros seres humanos cercanos o lejanos, según la propiedad de la cuestión, o según las características concretas, del sujeto y de los temas. En definitiva de las realidades del bien o del mal, las realidades afectivas y sentimentales, y, multitud de otras cuestiones. Es como el gato y el ratón, el mal y la naturaleza del gato mueve y remueve al ratón. No lo deja que se marche, no lo deja libre, no lo deja que sea ratón en definitiva, hasta que llega el golpe final. O, el golpe final es toda la vida…

Estamos ante el misterio del bien y del mal. El problema grave, entre otros, es como defenderse del mal sin hacer el sujeto que sufre el mal, más mal, que el sujeto que sufre el mal, no se convierta él o ella, a su vez, en hacedor del mal, solo en defenderse del mal. El problema de la defensa justa ante el mal –como eso de la guerra justa, porque el sujeto debe defenderse del mal propio y del mal de los otros-. El primero que se hace el mal, es el sujeto a sí mismo, piensa que está haciendo bien a otra persona, aunque está haciéndole mal, en ese tema concreto, pero antes se lo ha hecho a sí mismo y a sí misma…

Una, de las raíces, que casi nadie expresa de la crisis de la familia, es precisamente ésta, que generaciones, han visto que dentro de ella misma, existían sujetos, que hacían y les hacían el bien, pero también el mal. Y, todo el mundo callaba. Todo el mundo sufría. O, incluso, pueden existir mas maldad, el mal, solo lo materializa con determinados individuos y no con otros, en el mismo seno familiar. Y, el resto, se ponen al lado del que hace el mal y no del que hace el bien, apoyan al verdugo de una manera o de otra, o miran hacia otro lado, o minimizan la importancia del mal que hace el sujeto que hace el mal. Apoyan al verdugo en vez de la victima… Si una persona no se defiende del mal, se hace mal a sí misma. Quitar el mal que lleva dentro en ese tema, quitar el mal que otra persona quiera hacerle o le está haciendo. El derecho a la defensa contra el mal y la maldad.

Hoy, los psicólogos, denominan, lo que durante siglos ha tenido, demasiados nombres, pero un tipo de hacedor del mal, está dentro de la clasificación de “psicópatas incardinados en la sociedad”. Es decir, psicópatas, personas hacedoras del mal y de la maldad, no contra todos, pero si contra algunos, que pueden tener mucho éxito social o cultural o económico o profesional, pero que son eso, psicópatas que están dentro de la sociedad, que quizás, nunca cometen delitos jurídicos, pero que posiblemente, durante sus vidas, destruyen en parte o gran parte de la vida de otros, quizás, porque ya tienen sus vidas destruidas por dentro. Pueden aparentar ser buenas personas, ser tenidos por muchos como buenas personas, pero son personas, al menos, contra algunas personas llenas de mal y de maldad.

¿Qué harán en el Juicio Particular, si es que existe, cuándo ya sin engaños y sin mentiras, se enfrenten al Buen Dios, qué parte será enfermedad psíquica, enfermedad moral la que han arrastrado toda la vida, qué parte han sido libres, qué parte no, en qué temas sí y en qué temas no, en qué hacia unas personas o hacia otras…? Por eso, señor Sartre el “infierno es, en algunos temas, uno mismo con uno mismo, de uno mismo con algunos otros, no con todos…”.

http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm  © jmm caminero (03-15 sept. 2024 cr).

Fin artículo 4.425º: “El infierno son los otros, según Sartre…”.

E. 15 septiembre 2024 a La Voz de la A6.es. CordobaHoy.es.

Humor 2.260 a 2.266.

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