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Artículo Periodístico 341º: “El humilde churro”.


                        Artículo Periodístico 341º: “El humilde churro”[1].          
                        0. ¿Valoramos al humilde churro, valoramos las cosas pequeñas que tenemos casi todos, sean de palabras, actos, cosas, relaciones con las personas, pensamientos, deseos, emociones…? ¿Se infravalora lo pequeño, docenas o cientos o miles de cosas pequeñas buenas y positivas que nos suceden cada día o cada mes, y no somos felices porque no disfrutamos de esas cosas pequeñas que serían muy importantes para la propia felicidad humana, para reducir la frustración en nosotros mismos, incluso para aumentar el conseguir cosas medianas o grandes…? ¿Al final la vida está hecha de cosas pequeñas, en su mayor parte, gestos, actos, palabras, emociones, deseos ordenados…?
                        1. Se dice que el churro como alimento tiene su origen en la Península Ibérica, posiblemente ya desde hace varios miles de años…
                        Pero no vamos a hablar del churro aunque se decía hace unos lustros que como negocio era uno de los más fáciles empezar porque exigía poca inversión…
                        Bien harían los que se dedican a esta rama del comercio y de la producción perfeccionarse, porque pueden surgirles la competencia, la competencia de diferentes colectivos. Aquí nos quedamos, sigan pensando ustedes.
                        Yo sugeriría que con el producto básico, fueran capaces de inventar nuevas formas, nuevos diseños para realizarlos más atractivos. Si a ese producto básico, una segunda modalidad, le insertan nuevos ingredientes podría surgir diríamos un florecimiento del churro. Igual que existen pizzas de multitud de sabores, ensaimadas o perritos calientes o hamburguesas. Me digo a mi mismo que los miles de pequeños autónomos que se dedican a esta actividad podrían junto a las tres formas clásicas existentes: churros pequeños, churros grandes o porras, churros en redondo o roscas inventar o descubrir o diseñar otras formas, además de los pequeños lacitos, etc. Creo por el bien de ellos mismos, por amplificar el producto. Igual que los norteamericanos dicen que a tanta producción de trigo se les ocurrió los cereales para el desayuno…
                        Por ejemplo, se me ocurre quizás microchurritos, pequeños y así harían como las veces de los cereales… Crear un concurso nacional, aquí en la Mancha, de diseño del churro clásico con los ingredientes clásicos, y en paralelo otro de churros de innovación o de diseño… O incluso un megachurro utilizándose para concursos o con un precio especial… O concursos de roscas o… O un megachurro para entrar en el Guinness o…
                        2. Los medios de comunicación incentivan las ofertas y los deseos y las pulsiones y las necesidades de los seres humanos. Y de esta enorme oferta de posibilidades todo ser humano solo puede satisfacer o materializar algunas. De aquí nace dos efectos a mi modo de ver, a Europa vendrán millones de seres humanos en los próximos años, porque ven a través de la televisión como se vive aquí, y que aquí los perros y los cobayas tienen más derechos que ellos en sus países de origen, aunque sea solo por la seguridad jurídica, estado de bienestar, seguridad social, sistema de salud, etc., y en segundo lugar, se produce otro efecto, que la misma población de Europa, en este caso de la Piel de Toro, es consciente que no puede ir todos los años a un viaja al extranjero, tener una casa de doscientos metros cuadrados, tener dos residencias y multitud de otras variables, incluyendo la competitividad por el cuerpo físico. Nadie puede ser el hombre cien o la mujer cien, ni siquiera los ricos tampoco, también los ricos lloran…
                        Pero al no tener todos todo, porque incluso los millonarios si no quieren bajar de escala social, tienen que trabajar catorce horas al día para mantener el capital y el patrimonio. Entonces se produce el efecto boomerang, que somos conscientes de lo que nos falta, pero no somos conscientes de todo lo que tenemos. No con esto estoy abogando para que las personas se conformen en todo, y no quieran prosperar, sino que esta es la raíz de mucha infelicidad y de mucha tristeza y de mucha angustia sin necesidad…
                        Dicho de otro modo deberíamos ser conscientes, de todo lo que tenemos, y quizás de todo lo que desearíamos tener, y si es posible obtener lo segundo, siempre de forma legal y moral. O al menos intentarlo.
                        Y esto produce a mi modo de ver, desequilibrios internos y tensiones internas, que se expresan o pueden ser causa o razones, o al menos alguna de ellas, de multitud de efectos diferentes, de muchos fracasos personales, familiares, afectivos, psicológicos, económicos, educativos, etc.
                        Por tanto, deberíamos intentar ser más consciente de nuestra vida y de nuestras vidas, y de esa forma valorar más y de forma más adecuada “lo que tenemos” y quizás, y sin quizás seríamos más felices, nos sentiríamos menos frustrados, menos angustiados, menos entristecidos, menos nerviosos, menos enervados…
                        Pero para eso habría que valorar más lo pequeño, sin olvidar por eso, otras metas, diríamos medianas o grandes, siempre conseguidas poco a poco, con legalidad y moralidad, sin engaños, sin mentiras…
                        ¿O es mucho pedir…?
                        3. Por tanto, podríamos pensar que cuándo la próxima vez te tomes un pequeño churro, una limonada, una chuleta, una buena fruta, estés descansando y mirando como pasan las personas en una terraza con una charla amigable, cuándo tengas un rato de lectura, cuándo pienses unos minutos en ti mismo, cuándo mires tranquilamente por la ventana, cuándo puedas oír a Bach, Beethoven, Mozart, cuándo te sientes en el sillón con un buen artículo de periódico, cuándo puedas disfrutar de una película y miles y miles de otras cosas. Que ni siquiera los nobles de hace dos siglos podían tener todos y no siempre. Pero que tú, tú que vives en Europa si lo puedes tener. Cuándo tengas todo eso, y seas consciente de todo eso. Entonces quizás te mires en el espejo, y te digas, es cierto que debo intentar prosperar en tal o cual sector de la realidad, pero lo haré desde ahora sin angustia, sin pesadumbre, porque tengo cada día cientos de cosas pequeñas que son un manjar de los pequeños dioses. Dicho. Dijo el oráculo de Delfos
                                                                       © jmm caminero (16-22 octubre 2015 cr).
Fin artículo 341º: “El humilde churro”.
                                                                                  *


[1] Enviado y publicado en el per. digital MiCiudadReal.es, el día 22 de octubre del 2015.

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