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Artículo Periodístico 373º: “Milagro de Olivenza”.


               Artículo Periodístico 373º: “Milagro de Olivenza”[1].       
                        0. ¿Cómo interpretar lo que sucedió el 23 de enero de 1949, en Olivenza, Extremadura? ¿La multiplicación del arroz o el milagro de la multiplicación del arroz…?
                        1. ¿Desde una mentalidad empírica y científica, desde una mentalidad de hoy, cómo se puede explicar esto? ¿Nos podemos negar porque no entra en nuestros esquemas…?
                        ¿El cristianismo por lo general, no difunde demasiado estos hechos, incluso aunque hayan sido aprobados por la autoridad eclesiástica de forma exhaustiva, por diversas razones…? ¿Evidentemente, alguien puede decir, por qué, este milagro a ese hospicio, cuándo en ese tiempo existían docenas de esos establecimientos en el país, con las mismas necesidades…? ¿Siempre en la misma pregunta, por qué de existir Dios y de intervenir en la historia humana, cura a este paralítico y no a otros diez millones que existen en el mundo…?
                        Cómo comprenderán ustedes, yo soy un modesto articulistas de microensayos de opinión, que es como denomino a los artículos periodísticos y de opinión… Las preguntas siempre pueden ser hasta el infinito, pero tampoco podemos negar este hecho, por ejemplo, porque quizás tengamos que plantearnos, dos postulados, primero, puede que exista un Ser Supremo, segundo, puede que ese Ser Supremo, porque quiere y puede, interviene a veces, especialmente en la historia humana…, al menos, aceptar la posibilidad de ambos postulados, y al menos, que actúe especialmente algunas veces, y no solo de forma “natural, sino extraordinaria”…
                        2. Ante la enorme necesidad, de solo tener tres tazas de arroz, unos setecientos cincuentas gramos de arroz, y tener una enorme olla, para alimentar a las niñas del hospicio y otras personas pobres que se acercaban al establecimiento, Leandra la cocinera pidió a Juan Macías, beato en aquel momento, que se marchó a Lima, amigo de Martín de Porres, que acudiese a su ayuda.
                        El arroz se multiplicó hasta llenar la olla, y después echaron a una segunda olla, y se llenó, además de llenar otros recipientes que vecinos del pueblo llevaron.
                        Este milagro fue visto por docenas de personas. Y la autoridad eclesiástica, envió dos comisiones independientes que estudiaron dicho fenómeno, y fue aprobado a los veinticinco años, después de pasar todos los mecanismos de control, muy exhaustivos, que en estos casos sigue el Vaticano…
                        Véase este hecho relatado en libros o resumido en internet.
                        3. Hasta dónde yo sé, no hay ningún otro milagro de este tipo aprobado por el cristianismo, y esto recuerda a la multiplicación de los panes y de los peces… Aunque si se narran en las biografías de algunos santos y santas cosas similares, que se toman como milagros, pero que yo sepa no fueron estudiados exhaustivamente por la autoridad eclesiástica y por tanto, no aprobados como milagros. Pero en este caso sí, fue estudiado y analizado por los controles que el Vaticano dispensa en estos casos. Y en concreto ha servido para aprobar uno de los milagros para hacer santo a Juan Macías.
                        En este hecho intervinieron docenas de testigos, que juraron lo que sucedió, y más de trescientas personas que comieron y degustaron de esta comida, además de los análisis de distintos laboratorios químicos, etc.
                        En un mundo que una parte de la población se define como ateo o agnóstico o no practicante o en una enorme duda existencial y religiosa, quizás deberíamos analizar este hecho o este milagro y estudiarlo, quizás deberíamos ante estos hechos, replantearnos, cada uno, según su nivel sobre este tema y estas cuestiones en el que esté, multitud de preguntas… ¿quizás Dios exista, quizás Dios interviene de forma natural en el mundo y de forma sobrenatural o extraordinaria en multitud de hechos, seamos conscientes o no…? ¿Quizás, no debamos escondernos, detrás de la no creencia en Dios, o de la indolencia, quizás no para hacer cosas extraordinarias o hacer las cosas de nuestro estado mejor, pero si para analizar y estudiar este hecho y otros hechos similares…? ¿El Vaticano y las comisiones sobre estos temas y los responsables en estas áreas, dan el consentimiento y después el Pontífice aprueba de media, varios milagros cada mes, hechos que pasan por comisiones teológicas, comisiones científicas, etc.?
                        Por supuesto que el milagro o milagros no es la única razón para creer o dejar de creer, aunque estamos hablando de signos extraordinarios o milagros actuales, aprobados en este siglo, de hechos acontecidos en este siglo veinte. Pero tampoco al milagro podemos negar su realidad, o que existen hechos que nos superan como seres humanos o, al menos, que hay personas que así lo creen. Y los argumentos de Hume contra los milagros y los milagros del Nuevo Testamento, se quedan cortos para explicar por ejemplo este fenómeno que estamos aquí comentando, éste de Olivenza…
                        4. Sin exageraciones, con prudencia, con modestia y moderación, no deberíamos  reflexionar sobre este hecho en concreto de Olivenza, y en general, sobre un fenómeno que se denomina milagro o milagros o signos prodigiosos o signos extraordinarios. Y especialmente los aprobados por la autoridad eclesiástica, que han pasado varias comisiones, comisión teológica y comisión científica, y que ha existido uno o varios tribunales que han estudiado el hecho, y que ha habido testigos que han jurado ante la Biblia, que lo que dicen es lo que vieron…
                        Bien está estudiar razones y argumentos que defienden el ateísmo o el agnosticismo, sean de Nietzsche, Marx, Freud, etc., pero también sería lógico “estudiar y analizar estos hechos o signos prodigiosos o milagros, entre otros, y otros argumentos o razones que contradicen las ideas de Nietzsche, Marx, Freud en estos temas…”.
                        Si negamos el testimonio de veinte testigos, y si negamos que tengan valor, a una serie de preguntas que se les hacen, y si afirmamos que no tiene valía su relato, entonces tendríamos que negar, todos los juicios que se hacen en el mundo, que al final, se narran hechos y delitos y causas, con pruebas y testigos… Es decir, el mundo no podría funcionar tal y como lo conocemos. Lo que no se puede es tener dos varas de medir, una cuando nos interesa, y otra distinta, cuándo no  nos interesa, una para lo secular y otra para lo sagrado.          
                                                                       © jmm caminero (08-15 noviembre 2015 cr).
Fin artículo 373º: “Milagro de Olivenza”.
                                                                                  *


[1] Enviado a MiCiudadReal.es, el día 15 de noviembre del 2015. Publicado el 18 de noviembre del 2015.

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