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Artículo Periodístico 4.449º: “Ese escritor se dice a sí mismo, para qué voy hablar o escribir de eso…”.

                         Artículo Periodístico 4.449º: “Ese escritor se dice a sí mismo, para qué voy hablar o escribir de eso…”.

Puede suceder, que existan intelectuales, pensadores, filósofos, escritores, artistas, científicos sociales que digan y se digan, para qué voy a hablar de eso o de lo otro, o de aquello…

Puede ser que se digan, si me han tenido diez o veinte años metido en una jaula de cerramiento, y, todas mis potencialidades y talentos, me los han anegado con noes e injusticias y silencios y anacronismos e ideologías y maldades y falsedades y manipulaciones y marginaciones... Porque voy a hablar, si he estado lustros callado, sin poder hablar, no porque la ley no me lo permita hacer, sino porque los poderes y grupos intermedios del poder, le han cerrado la puerta. Si alguien en una entidad equis, le cierra la ventana a otra persona, por los motivos que sean. Pues a esa persona, puede que compre pan en otro pueblo, pero en el suyo, ninguna de las tres panaderías que existen se lo querrán vender…

Puede ser que existan personas que se digan, porqué voy a narrar este proceso o este otro o voy a contar esta historia o este relato o esta hipotética realidad o quizás ésta otra. Para qué, ya me han cortado suficientemente las piernas, si no puedo andar. Solo puedo mirar, solo me han dejado los ojos, pero la lengua está trasquilada, y, bien cercenada en buenos trozos… Para qué voy a hablar… Si esos que me invitan a hablar, son los mismos que me han cortado los dedos del decir. Si no en su totalidad, si en parte.

Para qué, pueden decirse algunas personas, que quizás creían saber de algunos temas, para qué se va a decir o expresar o publicar, o, incluso escribir de determinadas cuestiones, si nadie quiere oírlo, si vivimos en las mitologías del mundo moderno. Cada uno, cada uno arrastra las suyas. Todas las personas y todos los escribientes…. Alguien, puede contar que existen miles de autores plásticos que no se comen una rosca, ni de piedra, ni siquiera de hierro, y, se pasan diez o cincuenta años de su existencia dándole al arte, a los géneros que pueden hacer, muriéndose en la pena y en el silencio. Mientras tanto la fiesta del Arte se levanta a las cinco de la tarde, con grandes parabienes… Pero claro está, todos esos miles y miles, son malos, no tienen suficiente calidad, ni innovación, ni ingenio, ni contenido, ni concepto, ni saber estético, no tienen suficiente inteligencia artística, no tienen suficiente inteligencia estética… Pero esto es solo una rama del saber…

Puede que existan personas que hayan visto realidades y cosas, y conversaciones, y trozos de discursos que no puedan decirlas, que no puedan hablarlas, que no puedan ni siquiera recordarlas. Porque para qué lo van a hacer. Si al final, hoy, tantos dicen una cosa, y, hace mil días o cinco mil días decían y hacían otras. Pero ya sabemos, todo cambia y todo evoluciona… Y, en esto no solo en unos ámbitos o áreas o esferas, sino en muchas más de las que creemos creer…

Puede ser que siempre se citen a los muertos, para así, a los muertos escritores y pensadores y filósofas no se les puede cerrar un paso a una cátedra o un trabajo o a un medio de comunicación. A los del pasado, que les echen la culpa a ellos o a ellas. Y, así, de alguna manera, se encuentra una especie de subterfugio, para decir algo. No mucho, porque de tantos temas, no se puede decir, no se puede hablar, no se quiere escribir, se teme indicar algo…

Puede que aquel observador sepa que esa no es la razón o argumento o dato o razón de tal cuestión. Pero ya ha intentado expresarla y redactarla y materializarla y escribirla y argumentarla. Y, lo único que consigue es que le aparten y le pongan en un triángulo del gran carnaval de la vida, allí aislado en su soledad y su solitariedad –buen neologismo, creo-.

Puede que alguien sepa qué argumentos existan o puedan existir, qué hipótesis o qué potencialidades o qué realidades, pero porqué y para qué va a hablar, si le han tenido años en el silencio de la vida… Bastante que intenta no hacer mal a nadie, no propagar mentiras, no difundir maldades. Bastante que calla, pero intenta, como Kant, no decir algo que no sea verdad, ni bondad…

Puede que existan personas que sepan y callen y no hablen, porque encima, los que quieren que digan una cosa A, lo silencian y marginan porque no dice nada de A, o no dice nada en contra de los no-A, y, al revés. Cómo calla y se silencia, ambos grupos, piensan que son de los otros. Y, así transcurre la vida y la existencia…

Bueno, ese escribiente se dice, porqué voy a escribir de eso, argumentar de eso, si los que de verdad saben, no hablan y no escriben y no publican, solo callan. Porque el que se mueve no sale en la foto, ni en la película, ni en las vacaciones de arena, ni sol, porque no le han abierto las puertas, porque no tiene suficiente plata… ¡Solo puede observar y mirar, y analizar y pensar y callar, y, ya muchas veces, se niega a sí misma, esa persona, puede ser que existan personas, que se niegan a pensar… solo procuran llevar una vida normal y rutinaria, con una moral correcta, cumpliendo la legalidad vigente, esperando que exista el Buen Dios, y, exista el Juicio Particular, quizás el casi único consuelo que les queda, en esto del hablar y del decir…! ¡Dónde están esos famosos intelectuales, el caso Dreyfus, Voltaire, Descartes, Kant, Rousseau, y…! ¡Dónde están… aunque sean comedidos y mesurados, dónde están…! ¡Yo, no lo sé, usted lo sabe…!

¡¿Usted sabe de lo que hablamos, porque yo, yo como escribano no lo sé…!?

http://filosliterarte.blogspot.com.es      © jmm caminero (20-29 septiembre 2024 cr).

Fin artículo 4.449º: “Ese escritor se dice a sí mismo, para qué voy hablar o escribir de eso…”.

E. 29 sept. 2024 a El Digital Sur.com.

Humor 2.271 a 2.277.

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