Artículo Periodístico 3.293º: “Sellos y calles y plazas y monumentos”.
En
general, en mi sociedad, se crean polémicas cuándo una entidad pública o
privada desea nombrar una calle o plaza o edificio o monumento o sello al
nombre de una persona…
Siempre, en general, salvo
excepciones, quizás de científicos, quizás de filósofos, quizás, quién sabe de
qué y de cómo y de cuánto… pues siempre hay dos bandos, cuándo no tres, o
cinco, pero siempre, como diría Hegel, dónde vayas, siempre existirán dos bandos
o interpretaciones de algo…
Me imagino que los diversos entes
o entidades, sean la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos,
sea la entidad pública, ayuntamiento o diputación o entidad privada que
promociona el nombre de una calle o plaza o monumento o escultura de y para una
persona o una conmemoración. Sea lo contrario, quitar o abolir o arañar o
abandonar el nombre de una calle y sustituirlo por otro… existirá un órgano o
comisión legal que aprueba o niega una norma o una persona o una entidad…
En estos cuatro décadas, debemos
aceptar, que han existido, como el río Guadiana, siempre, no hay año, no hay
lugar de este territorio ibérico que no haya surgido un cambio, una polémica…
-también, se hace con otras realidades, en las que interviene la tiera/suelo,
diríamos más complejas, que dejaremos de citar-. Podría ejemplarizar y poner
nombres, de un color o de otro, de una faceta de la realidad o de otra… ¡Pero
esfuércese usted en pensar o imaginar o recordar…!
Pero hoy, no nos fijaremos,
especialmente, ni en los monumentos o esculturas o piedras con el nombre, ni
con el de las plazas o calles o estaciones de ferrocarril o edificios o
entidades, de situar un nombre, quizás nuevo, o quitar uno, para poner otro,
siempre se indica, que ya estaba hace ochenta años y, un poco más…
Hoy, nos fijaremos en los sellos.
Que quizás, no sea una cuestión tan presente. Se realizarán unas docenas de
miles de sellos de cada figura –supongo que esto tendrá un nombre técnico, pero
no olviden que soy un modesto columnista-, según la autoridad de dicho ente
piense o sienta o crea conveniente… Y, por lo general, pues son los
particulares coleccionistas, los que para ellos y ellas, es algo más presente.
Porque no podemos obviar y olvidar, que el correo electrónico ha reducido
enormemente las cartas y tarjetas por el sistema tradicional..
Rememorando a Rosa Belmonte,
publica en Colpisa, el día 13 noviembre del 2022, una columna titulada Sellos.
Que trata a raíz de una crónica-comentario-crítica-dialéctica que se ha
planteado a la sociedad, de realizar un sello a un personaje histórico y
político de nuestra historia e Historia y sociedad… Yo, no voy a entrar, si
está bien o no está bien, las críticas que se han formado o conformado
alrededor de esta cuestión… sino, preguntarnos, sobre el tema eterno de la
censura y la heterocensura y la autocensura… individual o colectiva…
Desde la mayor antigüedad ya
existían los rostros o caras o tez de los gobernantes en las monedas y medallas
–Roma y Grecia-, o esculturas –Mesopotamia y Antiguo Egipto-. Constituye una
base esencial para el estudio de la historia. Después, esa idea, se fue pasando
a la pintura de las máximas autoridades en los salones públicos, es algo así,
como la representación de la persona que ostenta el poder máximo, en todo ente
público. Después, eso siguió con la fotografía.
Desde que se inventó el correo
con sellos, pues, como era lógico y normal, se hizo lo mismo. Indican que una
máxima autoridad centroeuropea en la primera mitad del siglo veinte, no diré el
nombre, cobraba dinero por cada copia de su imagen en los sellos, y, dicen que
hizo un pequeño capital, que después, nunca he sabido, como perdió la guerra cruenta
y trágica, que él mismo empezó e inauguró, nunca he sabido que habrá pasado de
esos capitales que llegó a tener, dicen, que también colecciones de arte…
Y, pregunto, no sería mejor, para
todos, para las generaciones actuales y futuras. Que seamos más tolerantes, que
volvamos al espíritu de la reconciliación y de la paz social y paz interior y
de la paz pública/política... Y, si se construye un sello de una persona de un
lado de la historia, al mismo tiempo, se cree un sello de otra persona de otro
lado de la historia. La solución casi salomónica. No sería mejor para la paz de
todos y en todos, y, por tanto, para el aumento de la riqueza y el empleo y la
salud social…
Me digo a mi mismo, si la entidad
pública que diseña, promueve, realiza los sellos, me digo a mi mismo, sugiero y
planteo, un cuarto en broma y tres cuarto en serio, si han pensado, realizar un
concurso o un premio, que consistiría, que al azar, se seleccionarían, una
decena o una centena de personas, que no son grandes científicos, ni grandes
políticos, ni grandes economistas, ni grandes literatos, ni grandes de la fama
o del arte, sino personas normales y rutinarias, que han arrastrado su
existencia, varias décadas, y que miran y remiran en silencio y con perplejidad
la vida… Por ejemplo, una especie de homenaje… Imaginar, diez sellos con diez
personas que la única condición es tener setenta años o más… Se selecciona al
azar, quizás, con los sistemas informáticos, o, se abre una lista, y, la
persona que quiera se presenta… ¿Qué les parece…?
http://twitter.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (18-23 noviembre 2022 cr).
Fin artículo 3.293º:
“Sellos y calles y plazas y monumentos”.
E. 23 noviembre