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Artículo Periodístico 4.335º: “Siempre con/en la infancia y Martín Gaite”.

                         Artículo Periodístico 4.335º: “Siempre con/en la infancia y Martín Gaite”.

Quizás, la verdadera patria del hombre/mujer sea el periodo epigenético o del vientre de la madre y la infancia. Quizás en esas dos etapas, forman y conforman esencialmente al hombre.

Cuando hablamos del hombre estamos hablando del hombre, mujer, niño, niña, anciana, anciano. Diríamos que junto a la genética, a su ambiente social o sociedad, a su cultura-educación, a la familia, al Estado dónde aterrice y a las metafísicas que le enseñen o le nieguen, son los conjuntos esenciales de los que proceda la esencia y accidentalidad de un individuo.

Debemos confesar que existe una realidad, que por ser tan obvia olvidamos, puede que recordemos realidades a partir de tal tiempo equis, de nuestra existencia, pero raramente recordamos realidades de la etapa epigenética y de la etapa de la primera infancia, de la segunda infancia, quizás más de la adolescencia.

Un cerebro y carne de un niño o una niña, no puede entender y comprender todo lo que le sucede en su infancia. Puede que recuerde de mayor, una serie de hechos y datos y conversaciones, pero en su tiempo, cuándo le sucedió no tenía capacidad de entender y comprender. Y, por tanto, no es capaz de asimilar. No es capaz de ver consecuencias, de ver el marco espacio-temporal, de percibir causas. Solo se quedan alegrías y tristezas en su alma y en su carne y en su mente, de forma consciente e inconsciente durante toda su vida. En mayor o menor medida. De ese modo, siempre puede que esté pagando consecuencias, buenas y menos buenas, a esa etapa sin saberlo. Conscientes o semiconscientes o inconscientes. Somos la infancia, se ha dicho muchas veces, somos la infancia.

En este recorrido por el columnismo del Terruño en el que habitamos y nos habita, me he encontrado con uno de los trescientos artículos que construyó Carmen Martín Gaite (1925-2000), según Anna Mateu Mur, -siempre en la fijación de las obras completas, siempre hay que continuar buscando, porque muchas veces, se encuentran flecos por un lado o por otro, quizás, existan algunos artículos más, sin publicar entre sus archivos o papeles, quizás, con algún seudónimo, quizás, en algún periódico pequeño o revista… esa es la búsqueda del investigador, que es cómo buscar tesoros de palabras y textos, en vez de oro o diamantes como los piratas de los cuentos infantiles-.

Decía, que me he dado de bruces con un artículo de Martín Gaite, titulado: Inyecciones de infancia, publicado en Diario 16, Libros, el 19 de diciembre de 1991, en el que nos habla de una de sus novelas, y nos habla de la infancia. La sacrosanta infancia que tanto daño le hacemos. Existen dos concepciones sobre la infancia sobre la bondad o no bondad. La inmensa y mayoritaria es la que la humanidad siente y piensa que todo niño o niña que nace es inocente. Que es la bondad en pequeñas carnecitas y pequeñas almitas. Es cierto, que ya en el periodo del vientre de la madre, que en este siglo está y se está dando más importancia, ya el exterior, el ambiente, las hormonas de la madre le pueden afectar, de forma positiva, y, quizás, en otros casos de forma más negativa. Pero la infancia y el vientre de la madre es el tesoro de la humanidad.

La inmensa mayoría creemos que todo niño o niña, incluso aceptando las limitaciones de la cuna de la madre en su propia carne, y, también la influencia del padre, en tanto en cuanto influye y condiciona a la madre, además de todo el ambiente que la mujer-madre tiene que ser y estar y sufrir y alegrarse. Pues hacen a un hombre, hacen a una mujer, empezando por niño y niña. Qué podemos decir y qué podemos expresar, cuándo existen tantas sombras en nuestro comportamiento, véase los informes de La Organización Mundial de la Salud o de La UNICEF –ya que estamos en un medio digital aprovechemos lo que nos permite este formato y sistema, amplíen ustedes la información solo tienen que poner maltrato infantil y dichas organizaciones entre otras-.

¿Qué podemos decir, qué podemos expresar? ¿A algunos lectores, de los pocos que dispongo, pensarán con razón o sin ella, que cuando trato algo de los siete errores morales graves, estoy en tiempos del pasado, estoy y soy una mente medieval en un mundo del siglo veintiuno. Pero yo creo, independientemente de la situación cultural o ideológica o moral o psicológica o social de usted. Independientemente de su color de su vestido ideológico, si los humanos nos diésemos cuenta que existen normas morales universales, se evitarían millones de problemas negativos cada día. Se haría más feliz a la infancia.

Si usted o yo, dejásemos de caer en la ebriedad, de caer en la lujuria, de caer en la avaricia, de caer en la ira-cólera, de caer en… los niños y las niñas, que son los seres más indefensos que tenemos de y en la órbita humana, no sufrirían tantos sufrimientos y tantas penas, que los mayores, que los adultos les hacemos padecer, sí, los adultos y las adultas, sí, usted y yo… Cada caso, será un misterio y un enigma. Y, será aquello de la rueda del sufrimiento de Buda, el sufrimiento del bisabuelo se transmite en el abuelo, el sufrimiento del abuelo se transmite en el sufrimiento de la madre y el sufrimiento de la madre en el del niño…

Aquí, mi homenaje a Carmen Martín Gaite, aquí mi homenaje no solo a su narrativa, sino también a sus artículos, a sus trescientos artículos, que con ellos nos enseñó algo del corazón humano, de su corazón de usted o del corazón de usted. Paz y bien.

http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm  © jmm caminero (17-21 julio 2024 cr).

Fin artículo 4.335º: “Siempre con/en la infancia y Martín Gaite”.

E. 21 julio 2024 a Pontevedraviva.com. El Tambor Revista de la Gomera.es.

Humor 2.260 a 2.266.

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