Artículo 4.960º: “En la Cueva de las Güixas, Villanúa, Huesca”.
Las estalactitas y las
estalagmitas son como el descenso y el ascenso, es como si la tierra te enviase
una carta al corazón, y, el corazón enviase una carta a la Naturaleza.
Iremos
entendiendo y comprendiendo poco a poco, que somos Naturaleza, Naturaleza Humana
inserta en la Naturaleza, en un cosmos, en un universo. En un espacio
concéntricos de universos. El universo de nuestra vivienda-hogar, el universo
de nuestro pueblo-ciudad-localidad, el universo de nuestro continente, el
universo del Sistema Solar, el universo de nuestra Galacia-Vía Láctea, el
Universo del Cosmos, que todavía no sabemos muy bien lo que es, sus límites, si
existe un universo o varios, etc.
Dentro
de la Cueva de Güixas, en Villanúa, sentimos el misterio de
nosotros mismos, muchos empezamos a sentir y oír nuestro propio corazón
biológico, algunos, en esos metros o minutos de andar por el interior por este
estómago de este trozo de planeta y del planeta, sienten el corazón de su mente
y de su psique. Diríamos que es un viaje interior. Es un estar en el ser y un
ser en el estar de otro modo.
En
un tiempo que tanto se valoran las experiencias y las vivencias, al menos las
que sean legales y morales, probémoslas, busquémoslas, visitémoslas las
cuevas-grutas-horadades que se puedan bucear, -según la legislación
vigente...-. Ésta de entrar y ser en esta cueva, es una gran experiencia. Es
cierto que existen muchas cuevas que se pueden visitar –nunca aconsejaría que
alguien por su cuenta y riesgo, a no ser que sea experto y especialista y vaya
acompañado de otras personas que sean también especialistas, y que informen a
la autoridad correspondiente, si no es con esas condiciones y otras, nadie debe
introducirse en una cueva, gruta, socavón en la tierra o del mar, aviso a
caminantes-.
Pero
si en esas cuevas que están regladas y reglamentadas sus caminos, que se va
acompañado por personal especializado, que es un lugar de visita y de viaje y
de turismo, como ésta que estamos aquí señalando. Las cuevas siempre han tenido
un lugar muy profundo en el corazón humano, desde la prehistoria, no solo como
cobijo, que debió de resultar muy importante, tanto en verano como en invierno,
sino también como ritos, ahí están las pinturas de muchas cuevas prehistóricas,
que todavía los expertos intentan averiguar las causas y sus explicaciones.
Sino la cueva es un lugar dónde de alguna manera, algo de inconsciente, por
unos minutos, fluye como un volcán dentro de nosotros a nuestra exterioridad o
conciencia…
Algunos
indican, quizás poéticamente, quizás con algo de verdad o realidad, que de
alguna manera al introducirse dentro de la tierra, en una cueva, el ser humano
viaja a y en su interior, recuerda de alguna manera, el tiempo que estuvo
siendo feto, en la gruta de su madre. De alguna manera, las cuevas, el silencio,
la obscuridad, la media luz, los colores llevan de alguna manera a un “viaje
inconsciente por los ocho/nueve mese que todo ser humano ha estado en el seno
materno, en la cueva materna…”.
No
sabemos totalmente, lo que es el encéfalo-cerebro, no sabemos todas las
funciones y finalidades y facultades que dispone, aunque dicen que éste será el
siglo del descubrimiento del cerebro-conciencia-consciencia humana. Y, cuando
conozcamos esta realidad, este continente escondido y en cierto modo misterioso
e incógnito al/del ser humano, se despertarán las respuestas y soluciones a
cientos de problemas y cuestiones y preguntas y dudas que hemos tenido durante
siglos y milenios.
Cuándo
se abra el interruptor del conocimiento más profundo del cerebro humano se
abrirá una enorme puerta al conocimiento/entendimiento del consciente e
inconsciente de la realidad humana, individual y colectiva. Se abrirán, muchos
creemos, una herramienta enorme para resolver cientos de cuestiones, que nos
hacen sufrir, otros indican, siendo más pesimistas, que se abrirán ventanas
para manipular la consciencia humana. Pero de momento, estas experiencias y
vivencias de introducir nuestros cuerpos en cuevas, en esta cueva, pues nos
puede servir para entender y comprender algo más del misterio de lo humano…
Al
ir caminando por este lugar, nuestro cuerpo se mueve, y, al estar iluminada con
distintas luces, se van abriendo diversos colores, se van proyectando la sombra
de nuestro cuerpo. Es como si fuésemos viendo algo distinto de nosotros mismos.
Es los cambios de colores y matices, de diversidad de grises o negros o
sombras. Es ese recuerdo, del amor tan profundo que los japoneses tienen a la
luz de la vela y a la sombra. La sombra y luz como misterio y símbolo y
metáfora de lo humano…
Desde
1,929, se abrió oficialmente esta cueva, con todos vericuetos y sinfonías y
tragedias de nuestra historia de nuestra Península. Estos pequeños lugares de
nuestra geografía, nos explican mucho de geografía y de geología y de paisaje y
de espacio, pero también de historia. Los lugares tienen historia humana, la
historia humana se refleja en los lugares y paisajes…
A
veces, me extraña que personas cogen su mochila y su maleta y sus cheques y se
trasladan mil o diez mil kilómetros, y, después tienen a diez o cien o trescientos
kilómetros lugares-espacios que podría visitar en un día o en una mañana, y,
nunca han tenido el interés de viajar hacia ellos. Especialmente, los lugares
como esta cueva, que son espacios que nos pueden abrir un poco más el
entendimiento de nuestro corazón. Una cueva, ésta cueva, puede ser un artilugio
para entendernos un poco mejor a nosotros mismos, quién sabe si un pequeño
detalle, una pequeña sombra, un pequeño recuerdo olvidado. Paz y bien.
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (04 mayo 2025 cr).
Fin artículo 4.960º:
“En la Cueva de las Güixas,
Villanúa, Huesca”.
E.
06 julio