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Artículo Periodístico 3.092º: “La ebriedad, un enorme mal de la humanidad”.

                         Artículo Periodístico 3.092º: “La ebriedad, un enorme mal de la humanidad”.

Todo producto o substancia que el ser humano utilice tiene que ser sanitariamente buena y correcta, moralmente adecuada, y, legalmente, aceptada.

Se pueden realizar epopeyas y épicas y panegíricos, sobre aptitudes y actitudes y, por tanto, actos y deseos y pasiones y pulsiones humanos, que actúan sobre los humanos, o realizan los humanos, pero que son negativas y perniciosas. La ebriedad de vino es una de ellas, -antiguamente, se indicaba entre los errores morales graves o pecados capitales, capitales venía de la palabra capita, que eran la cabeza, porque caer en uno de esos hábitos negativos morales graves, era la cabeza o capita de otros errores psicológicos morales-. Toda substancia negativa, debe ser negada teóricamente, y negada, en el uso práctico o en la práctica por cada individuo.

La salud física y biológica y la salud psicológica y la salud moral y la salud espiritual, debe ser el objetivo de toda persona, sociedad, colectiva, Estado… Se puede ser tolerante, que sea socialmente admitido el alcohol, por la sociedad y la legislación, pero no se puede admitir el abuso y el uso indebido, se puede admitir que alguien deguste una copa de vino, pero no media botella… No podemos confundir la tolerancia social y legal del alcohol, con el exceso de consumo, y dicho exceso, se puede poner en un vaso de vino, no la medida en caminar derecho por la calle… -Dirán que soy un exagerado…-. Pero olvidamos que el vino tiene unos ocho grados de alcohol, pero otras substancias alcohólicas llevan en su seno más de treinta…-. (Este artículo, que en mil palabras, no se puede perfilar y matizar lo suficiente, como no gustará a muchas conciencias/carnes dirán para criticarlo que es pura moralina, que no tiene los parámetros del gran columnismo literario…) ¡Pero tiene la experiencia de la vida…!

Antonio Muñoz Molina, maestro de la literatura y del articulismo y de la moral social, quizás, no fue su mejor día, aquellas tardes o mañanas, -o quizás, yo, no lo haya entendido bien- que se pasase redactando el artículo: El vino de los héroes, publicado en El Diario de Granada, 12 de noviembre de 1982. Quizás, cuándo una persona, sea escritor o pensador, va entrando en la edad adulta, ese paso entre el término de los estudios, el primer trabajo, el proyecto del casamiento, diríamos, por denominarla de algún modo, la primera etapa de la adultez, no podemos calibrar todo el contenido de las palabras e ideas que tenemos y sus consecuencias –ni siquiera ahora en la jubilación, las palabras nos desbordan, a quién las expresa, a quién las escribe, estamos tentados en la equivocación y en el error, también los escritores-. No podemos alabar el alcohol, como símbolo y signo de nada. Quizás, las personas, que digan estas frases, no haya conocido o visto las consecuencias, en los hospitales, se percibe todos los días, especialmente, los fines de semana del exceso de alcohol.

No estamos hablando, aquí, de un vinito, mejor o peor, solo una copa de vino, en algún acontecimiento, ni siquiera, como tantos, entre otros como yo, que mezclamos un dedo de vino, medido a nivel horizontal, con cinco de gaseosa. Estamos hablando del exceso de alcohol, sea vino, sea aún más problemático, otras substancias alcohólicas de más de treinta grados, casi siempre mezclando con alguna substancia gaseosa, que en sí esta última, es para rebajar, menos mal que va con hielo, y, por tanto, las tres realidades dentro de una columna redonda de cristal vidrio, reduce la cantidad de grados alcohólicos.

Podemos/debemos sentir piedad y misericordia, del mendigo, que quizás, por mil circunstancias, al final, ha terminado en la calle, en las esquinas andando, y, medio alcoholizado, o totalmente lleno sus neuronas de alcohol. Demasiadas veces, con su botella. Podemos sentir piedad y misericordia de esas personas, pero no debemos olvidar la realidad del exceso de alcohol, las consecuencias negativas, para el individuo o la persona que lo sufren, para las familias, cuántas familias se han destruido, cuántos nietos y biznietos de personas alcohólicas, de familias desestructuradas por el alcohol, de algún miembro de la familia, están aún, nietos y biznietos, en algunas de sus líneas de descendencia, pagando consecuencias, las consecuencias psicológicas negativas, las consecuencias para mujeres de embarazos no deseados, consecuencias económicas y sociales para una sociedad, incluso para el Estado… Aquello de la rueda del sufrimiento de Buda, aquello del bisabuelo alcohólico, el abuelo adicto al juego, el nieto lujurioso, el biznieto…

Nosotros los literatos/articulistas podemos cantar/elogiar/frases prosaicas o grandiosas sobre una realidad. Pero nosotros, tenemos que ser prudentes, no podemos elogiar, lo que puede acarrear enormes consecuencias negativas para las personas, individuos, familias, sociedad. Tenemos que ser prudentes en nuestros juicios y conceptos. Porque como se suele indicar, a esa persona joven, que va demasiado deprisa en su conducción, se le debería llevar al hospital de tetraplégicos del Toledo, y, encontraría, otros jóvenes o adultos, que están en una situación compleja, por conducir de forma temeraria o por la mala suerte o el azar o las diversas causas negativas... A aquellos jóvenes, que en fiestas, botellones, superbotellones, grandes conciertos musicales traspasan el límite racional y psicológico y biológico y moral y espiritual del consumo de alcohol deberían conducirlos a plantas hospitalarias dónde se tratan diversas adicciones pos substancias.

No olvidemos que las personas adictivas, a una realidad equis, siempre empiezan, por una pequeña experiencia, que se reitera o se repite… Los espacios de libertad, de toda persona e individuo, el aprendizaje de la libertad tienen que ir acompañada de racionalidad correcta y saber correcto y moralidad correcta. Podríamos situar esta fórmula A = Lr . Rs . Mc .

Todo acto humano correcto debe ser una interrelación entre libertad racional y correcta, racionalidad y saber correcto y moralidad-ética correcta. Y, otros ingredientes-variables-matices…

Solo queda aconsejar a las personas, que hayan caído, o piensen, que estén a punto de caer en estados-pozos de consumo de alcohol inadecuados, a sus familias, que asistan al consejo del personal médico y psicológico correcto. Que vayan al sistema de salud, al médico de cabecera, o, a otros especialistas, que ellos/ellas indiquen las pautas a seguir.

No mezclemos y combinemos realidades equívocas y equivocadas. Una realidad es la correcta libertad individual y otra ir cayendo en un error teórico y de actos y de hábitos con un uso inadecuado de la propia libertad, de la propia voluntad, del propio uso del propio cuerpo y mente… ¡Cuántos accidentes de tráfico se evitarían si no se cayese en un uso del alcohol inadecuado…! ¿¡Cuántas muertes, lloros, lamentos, angustias acarrea el uso inadecuado de alcohol, cuánto…!?

No alabemos lo negativo en nada, no hagamos gran literatura o gran epopeya de algo que en sí, es negativo. No hagamos de algo malo, que es algo bueno. No hagamos de algo bueno, que es algo malo. Porque esta es la gran tentación hacia el mal que toda persona, tiene que luchar cada día. Paz y bien

http://twitter.com/jmmcaminero           © jmm caminero (01-06 julio 2022 cr).

Fin artículo 3.092º: “La ebriedad, un enorme mal de la humanidad”.

E. 06 julio 2022 a El Digitalsur.com

Humor 2.531 a 2.537.

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