Artículo Periodístico 4.222º: “Sin rencor en el mundo de la cultura”.
Sin
inquina, sin rencor, sin maledicencia en el mundo de la cultura. Pienso que
este sería o debería ser el primer mandato en una deontología de la creación e
investigación cultural.
Y, esta norma debería afectar a
todos los oficios y profesiones y vocaciones y lugares en relación al mundo de
la creación e investigación y difusión y de la industria cultural, tanto
pública, como privada. Pienso que si esta norma se aplicase, por la inmensa
mayoría de todos los que participan en este ajedrez-mundo, pienso que se daría
un vuelco radical en la promoción, difusión, distribución, conocimiento,
creación, originalidad, invención en todos estos terrenos. Sean aplicados a las ciencias, a la filosofía, a
las tecnologías, a las artes a las teologías, a la cultura en general, etc.
Estoy en la tercera parte de mi
existencia, en la última trayectoria o tendencia o dimensión, ya sé que pronto
se producirá el silencio a y en este mundo, se creará el Traspaso de la Última
Ventana, no entro aquí, si después existe el silencio total, o existe el Gran
Ser. No entro aquí en esta cuestión. Sé, que ya estoy en la vertiente final de
mi existir como individuo. Lo que no sé, es si me quedan unos años de luces y
de navidades o unos lustros, pero no mucho y muchos más. Esta es la realidad.
Cada uno afronta este tiempo de
mil modos o mil maneras, la mayoría, una población apreciable intenta olvidar
este hecho, como si esta realidad no fuese con él. Y, al menos, hasta ahora,
miles de generaciones, cientos de miles de millones de seres humanos, billones
de seres vivos en todas las especies, hasta ahora, todos y a todas les ha
sucedido lo mismo, el silencio, sin entrar, reitero, si después de este caminar
por y en este ovoide o planeta, existe un Algo Infinito o no. Sin entrar si con
las nuevas tecnologías se abrirán nuevos campos y nuevos modos de ser o de
estar, sin entrar, como dicen, que “podrán vaciar nuestra mente y nuestra
conciencia a un sistema informático” y, de alguna manera seremos cada individuo
eternos en esta vida –sin entrar en otras utopías o desutopías que se pueden
producir…-.
En el mundo de la cultura, en
todos los oficios que están alrededor y dentro de ellos, la realidad es que
existen muchas zancadillas, muchas maledicencias, muchas mentiras, muchas
hipocresías, muchas envidias, muchas falsedades, muchos rencores, muchos
sinsabores, muchas inquinas y, también grandes amistades, grandes alegrías,
grandes felicidades. Cada uno, contará para su interior como le haya ido…
Muchos, no son conscientes, que
superar a Velázquez y El Greco y
similares es difícil, que superar a Shakespeare
y Dante es difícil, superar a Bach y
Mozart es difícil, superar a Platón
y Kant es difícil. Muchos los llamados, pocos los escogidos… Y, eso crea
enormes tensiones, enormes sufrimientos, enormes egocentrismos, enormes de
todo… Pero no solo en el campo de los autores y autoras, creadores y creadoras,
en las docenas de disciplinas de la investigación y de la creación, sino
también en la multitud de ramificaciones, en la enseñanza, en puestos
administrativos, en gestores públicos y privados, que también buscan fama y
notoriedad, en multitud de dádivas y pagos en especies, y en todos los oficios
que están dentro y fuera de la cultura. Y, también, muchos silencios…
A estas alturas de mi existencia,
aunque soy consciente, que no todo el mundo con y ante mi trabajo ha
correspondido y respondido con legalidad y moralidad y justicia y equidad.
Incluso admitiendo esto, a estas alturas de mi existencia, cuándo la puerta
final se está abriendo, aunque no sepa cuándo y cuánto y cómo y en dónde, debo
indicar, que por mi parte, se terminan y se terminaron todas las
dialécticas/diatribas/luchas/polémicas hace mucho tiempo… Simplemente, que cada
uno se prepare para ese viaje final, y, cada uno o cada una, con su conciencia
y con sus hechos y sus actos, cada uno se tendrá que enfrentar al Tribunal de
su Propia Conciencia, ya, ya sin engaños y sin mentiras, ya sin manipulaciones
y ya en verdad. Yo, yo también me tendré que enfrentar a ese doble Tribunal, al
Tribunal de la Propia Conciencia, y, al Tribunal de la Existencia del Ser
Supremo –sin entrar si existe o no existe…-.
Quiero y deseo, si no es pedir
mucho, a todas las personas y entidades, que me han cerrado puertas, ventanas,
han puesto zancadillas y demás parafernalias de este mundo de la cultura. Digo
y les digo, que dejen ya de continuar de ese modo y con ese modo. Que se dejen
de rencores, inquinas, silencios, maledicencias, que hagan amnistía de todo
ello y en todo ello. Y, simplemente, que olviden mi ser y mi estar en este
mundo, pero no olviden el trabajo realizado por mí, durante mas de cincuenta
años. ¡Y, que ellos como yo, como todos, seamos conscientes que tendremos que
enfrentarnos al Tribunal Último de nuestra conciencia, ya sin engaños y ya sin
mentiras…!
¡La cuestión es que cuándo nos
enfrentemos a la verdad, qué sucederá, cuándo creamos que alguien nos ha estado
haciendo mal, y, cuándo averigüemos que no nos lo ha hecho, cuando alguien
pensamos que ha hablado mal de nosotros, cuándo no ha hablado…! ¡Que alguien lo
máximo que ha podido hacer es una protesta por escrito, pero nada más, que
siempre ha ido por las claras…! ¡Cuándo
seamos conscientes, que toda persona, que ocupa un cargo y una carga, puede
recibir la crítica y el análisis de sus actuaciones…! ¡Si yo publico artículos,
la sociedad tiene derecho, con respeto y moralidad suficiente, expresar que no
está de acuerdo con las columnas que yo redacto, y, eso no me debe ofender!
¡Eso es libertad, libertad de pensamiento, tanto que defendíamos la libertad de
conciencia y de expresión y de publicación, tanto que se nos llena la boca de
todo ello…!
¡Siempre he huido de la inquina,
rencor, maledicencia, hipocresías, envidias del mundo y del mundo de la
cultura…! ¡No soy perfecto, pero siempre he huido de todo ello, y si existe el
Buen Dios, lo pongo como testigo…! ¡Sé, sé que estoy en el último trayecto de
mi existir, aquí en esta tierra, aunque no sé, cuánto y cómo y cuándo se echará
el telón final y propio, por eso, deseo vivir en paz, solo deseo eso…!
¡Yo, olvido, y lo escribo y lo
publico: todas las zancadillas y maledicencias e inquinas y rencores que han
tenido con mi trabajo cultural y mi persona, por tanto, espero que se me pague
con la misma moneda del olvido, solo espero el Tribunal de la Propia Conciencia
y del Juicio Particular, que cada uno se enfrente con su propia conciencia y
sus propios hechos y sus propios datos y sus propios actos…! ¡Yo, yo también…!
¡Solo espero que el trabajo realizado cultural por mí, se valore y analice sin
inquinas y sin rencores y sin maledicencias…! ¡Paz y bien…!
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (16 enero-26 mayo 24 cr).
Fin artículo 4.222º:
“Sin rencor en el mundo de la cultura”.
E.
26 mayo