Artículo Periodístico 4.373º: “Escritores en el ostracismo cultural más profundo”.
Debe usted saberlo existen
escritores, pintores, pensadores, filósofos, artistas, músicos, fotógrafos que
viven y existen al lado de usted, en el mayor silencio cultural imaginario.
No
nos engañemos, no nos mintamos, existen jugadores de primera, como en todos los
deportes, y, jugadores de tercera y de quinta y de séptima. En el terreno de la
autoría cultural, en todos los campos sucede lo mismo, pero en las ciencias
también, en matemáticas existirán también matemáticos que crean o inventan o
descubren realidades y también viven y existen en mundos de silencios.
Hubo
un Beethoven, un Mozart, un Vivaldi, un Bach pero al
mismo tiempo, existían en sus tiempos por toda Europa, cientos de músicos y
compositores que eran considerados de tercera o décima categoría. De muchos se
habrán perdido sus obras, incluso sus nombres. Quizás, músicos que creyeron
iban a relucir más que los vitrales de las catedrales, y, estuvieron en coros
de parroquias de quinta categoría en cuanto a fama y notoriedad. Y, eso ha sucedido
siempre.
No
solo ahora, es cierto, que durante décadas, pueden tener espera y esperanza,
que sus trabajos serán valorados. Y, eso les lleva, a mezclar y combinar sus
realidades personales y biográficas y existenciales y sus oficios y
profesiones, que les permiten vivir y sobrevivir, con las realidades
vocacionales… pero no olvide usted, al lado de usted, existen en todos los
oficios y profesiones y vocaciones personas que creían y creen que merecen
estar más alto en su escala social, económica, laboral, profesional,
vocacional. Puede ser un ayudante de panadero que considera que ya debería ser
jefe o maestro de la panadería, o puede ser un empleado en cualquier rama de la
realidad humana…
Pero
en el caso de los “escritores”, como realidad y metáfora de cientos de oficios
de la cultura, no solo de creadores o investigadores, sino también están
multitud de oficios de intermediarios culturales: cronistas-críticos,
editores-productores, articulistas de la cultura, directores de museos, de
revistas, marchantes, galeristas, productores, profesores de universidad, etc.
También existen, que piensan y sienten, que aunque han tenido algunos pequeños
éxitos, se irá con ellos a la tumba, o dejarán escritos proyectos de grandes
exposiciones, de grandes museos, de grandes libros, de grandes ideas o
realidades culturales…
Existen
escritores que han ido pasando por cada década de su vida, con las ilusiones y
esperanzas de ser descubiertos sus trabajos, de ser valoradas sus obras. Y,
algunos méritos y valoraciones positivas y guirnaldas les han puesto. Pero por
lo general, son un cúmulo, no de estrellas, sino de desalientos, pongamos esta
palabra más sencilla y humilde y no tan negativa como el fracaso. Escritores
que llega el tiempo, que se preguntan, si al cabo de diez o treinta años,
seguirá existiendo el suficiente material de su producción. Se irá perdiendo,
es más se ha ido perdiendo ya en vida.
¡Cuántos
conocemos que cabizbajos, con más sonrisa o menos, van caminando por las calles
de la vida, creyendo que sus novelas tienen valor, sus obras de teatro, sus
libros de poemas, sus antologías de artículos periodísticos, su flores de
cuentos o relatos infantiles, cuántos conocemos que han pasado por la vida, a
algunos los hemos conocido cuándo empezaban, a otros en la mitad de sus
existencias, a aquellos cuándo estaban en su final de su historia personal
biográfica…!
¡Ahora,
tú, que has pasado por varias décadas, y, varias ilusiones, desde aquellos años
de la esperanza de la adolescencia, cuándo consumías cualquier letra impresa,
intentando saber y ser escritor o pensador o… hasta ahora, que ya miras al
pasado, o el pasado te mira a ti, siempre no engañándote que del pasado solo
recuerdas trozos de pasado…! ¡Pero los fracasos del pasado de escritor o
“escritor” son reales y presentes…!
Se
necesitaría una “ética deontológica” en el mundo de la cultura, de la creación
cultural, aplicable a todos los oficios que forman parte de estas realidades
humanas, se necesitaría, pero no sé, si llegaremos a verla… Me pregunto, si un
médico que no obre con una deontología o código deontológico, adecuado y
verdadero tiene o tendrá su Juicio Particular, me pregunto, si no somos
conscientes que no tener una ética mínima y un código deontológico en el mundo
cultural, también tiene sus consecuencias para los otros… si no estamos
cerrando caminos a otras personas, si no les hemos cerrado su futuro. Su futuro
que quizás, algunas de sus ideas, habrían servido para los demás seres humanos
y han quedado olvidados para todos.
Una
ética deontológica en el mundo de la cultura, que está formado no solo por
escritores y escritoras, sino por multitud de otros oficios y vocaciones… desde
directores de bibliotecas, que permiten exposiciones a unos o se las niegan, o
les permiten presentar libros a unos y a otros se les niegan, a críticos que
les cierran caminos y puertas a unos y a otros se les abren, a y a…
Pero
no es solo el problema, que sin razón y sin justicia y sin equidad, les cierran
caminos a algunas personas, sino que quizás, esas personas han escrito o
pensado o imaginado ideas, que nos pueden servir a todos. Y, esas ideas se
olvidarán.
Por
ejemplo, han podido crear una idea o dos, para evitar accidentes de tráfico, y,
como esos escritores están olvidados, viven en el mundo del ostracismo
cultural, jamás esas ideas para la seguridad vial se pondrán en funcionamiento,
hasta que otros las vuelvan a inventar, porque morirán con ellos, morirán con
sus escritos en baúles, que no ocurrirá como el de Pessoa, que fueron descubiertos, sino baúles que nadie abrirá… o
escritos como Kafka, que no tendrá
ningún amigo-albacea que los difundirá y publicará… O, ningún descubridor joven
que encontró un tesoro en las fotografías de Vivian Maier que las difunda… Existe ostracismo cultural y exilio
cultural interior…
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (03-18 agosto 2024 cr).
Fin artículo 4.373º:
“Escritores en el ostracismo
cultural más profundo”.
E.
18 agosto