Artículo 5.264º: “Columnistas/articulistas hasta el último minuto”.
Si nos fijamos existen y han
existido columnistas de opinión que están en el tajo hasta el último minuto de
su vida, también periodistas. Umbral,
Ussía, Campmany, Alcántara…
Podríamos citar más, a Cunqueiro, Plà, Pemán, Ruano, A. Sánchez,
y, ahora todavía respirando letras, esperemos que sus voces duren muchos años: Raúl del Pozo, Ansón, etc. Siempre
citar nombres es un peligro, porque siempre en ese momento te olvidas de
muchos. Porque en el género del articulismo de opinión y literario existen y
han existido cientos, miles, decenas de miles. En las grandes urbes del poder
político y económico y social y cultural, y, en lo que llaman, algunos con
aprecio, otros con desprecio, “en provincias”.
En una sociedad que se habla, por
parte de algunos sectores que hay cierto grado de pereza-acidia, que nunca o
casi nunca se habla, pero si de envidia y de lujuria y de avaricia, pero casi
nunca de pereza. Unos, unos dicen que sufrimos pereza-acidia, otros que no.
Otros, indican que sólo algunos sectores de la sociedad, oros que es más
extenso. En fin, siempre espero que los datos sociológicos nos muestren la
verdad y veracidad sobre esta realidad y este fenómeno… Espero los estudios y
los datos oficiales…
Pero es curioso que Picasso, y, cientos y miles de pintores
se mueren con el pincel en las manos, si pueden siguen pintando hasta el día
anterior o la mañana antes de dejar de respirar este mundo. Se habla de Renoir atándose el pincel en la mano
para pintar, se habla de Matisse
recortando papeles de colores, porque ya no podía pintar con pincel. Pero
conocemos a cientos, miles, decenas de miles, por los datos, por lo que dicen,
por lo que se expresan, por la intención que tienen, en todos los oficios de la
cultura, que les sucede lo mismo, están o quieren estar hasta el último momento,
o redactando palabras o redactando colores en papeles…
Pero no sólo en los oficios
intelectuales, ahora menos, por problemas jurídicos, existen campesinos que
están yendo al campo, casi a escondidas, para sembrar cuatro tomates, hasta el
día anterior de no poderse levantar de la cama. Antes veíamos tenderos que
hacían lo mismo, iban a sus antiguos negocios, y, cuándo no podían más se
sentaban en una silla y miraban ver el público –henos conocido personas muy
cercanas también…-.
Puede que existan personas que
quieran jubilarse para ya quitarse del trabajo rutinario y diario que han
tenido los últimos veinte o cuarenta años, pero otras personas, desean estar en
el tajo durante años y años. Recuerdo pasar muy de mañana por un pueblo, La Fuente o Fuente Fresno, y, ver en un
bar de la calle del centro, por donde pasaba la nacional, me acuerdo de un
abuelillo por los cristales, ya abierto el chiringuito del bar, ahora ha debido
fallecer, ya estoy contando una historia de casi una quincena de años. Ahora ya
se ha cerrado dicho bar, y, se ha convertido en otra realidad.
Me acuerdo que cuándo pasaba con
el vehículo para ir a trabajar, a horas demasiado tempranas, frisando las seis
de la mañana, antes o un poco después, me acuerdo que me decía a mi mismo, no
soy el único que está despierto por el trabajo. Claro está que a mí, todavía me
quedaba para llegar más de sesenta minutos. Me acuerdo. Cada vez que continúo
pasando recuerdo a aquel anciano que estaba detrás de la barra esperando que
llegasen los humanos que se marchaban también a su lugar de laboreo…
También a los curas,
presbíteros-sacerdotes, que viejos están y van a su iglesia, en la que pueden
llevar treinta o diez o cuarenta años, algunos ya jubilados van a ayudar, ya
encorvados, ya con canas, ya titubeantes sus pasos... Hace poco tiempo una
persona cercana a mí, me dijo que fue a Misa, y, el cura tan viejo se le olvidó
consagrar… Otro sector que no se recuerda que su jubilación oficial es a los
setenta y cinco años, pero están hasta que el cuerpo y la mente y el alma aguante. También es correcto recordarlos…
Pero es curioso, observen esta
realidad, cuántas personas en tantos oficios, están hasta el último momento en
el lugar del trabajo, a veces, a escondidas por las leyes, a veces, diciendo
que ayudan un poco a sus hijos, a veces, ya cuándo no pueden más sentados en
una silla, o quizás, al lado, en un banco mirando el negocio. Eso, les pasa a
muchas personas, a grandes empresarios y a pequeños, a personas de todos los
oficios y profesiones. Pero también a periodistas, también a multitud de
oficios de la cultura, como hemos dicho…
Pero aquí, aquí quiero recordar a
los articulistas de opinión. Al final, esto es un artículo de opinión
literario. Miren por el panorama actual y encontrarán a muchos nombres. Hace
unos años se decía que Manuel Alcántara
era el decano de los articulistas de opinión, llevaba ya cincuenta años. Ahora,
no sé a quién consideran el decano… no sé si sería Raúl del Pozo, si sería Anson,
si serían ambos… si sería algún otro… pero bueno es recordar a los articulistas
de opinión, que llevan cincuenta años redactando noticias, redactando artículos
de opinión –también hay periodistas de todos los medios, no se ofendan si no
los citamos…-.
Porque muchos de ellos, muchas de
ellas, también hay mujeres, morirán con las botas puestas, con el bolígrafo en
la mano, con el teclado en la punta de los dedos. Cuándo no puedan escribir,
redactarán sus crónicas-comentarios-artículos, dictarán de voz a sus hijos o
esposa el artículo del día, mientras están en la cama del hospital, y, ellos o
ellas le redactarán el artículo en escrito y lo enviarán a la redacción de su
periódico. Como Mingote casi hasta
el último día o casi el último mes la viñeta correspondiente. ¡Es la vida!
¡Este es un aspecto de la vida que no suele mencionarse…! ¡Pero qué podría
usted fijarse en él, especialmente cuándo ese día o esa mañana esté cansado de
su trabajo, y, aún le quedan quince años para jubilarse oficialmente…!
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(11 diciembre 2025 cr).
Fin
artículo 5.264º: “Columnistas/articulistas hasta el último minuto”.
E.
21 dic.