Artículo Periodístico 2.917º: “En este país”.
Hay realidades internas
profundas, como los pilares de un enorme rascacielos que están debajo, incluso
de todo lo que se percibe, eso es lo que debemos intentar descubrir en este
tema.
Julián Marías, publicó en El País del 09 de mayo de
1976, un artículo con el mismo nombre: En este país, que a su vez hace
referencia a Larra,
que el 30 de abril de 1833, publicó una columna con el mismo nombre En
este país. No voy a recordar aquí, que la generación del 98 rellenaron su literatura y los periódicos con
temáticas sobre este país, nuestro país, y que no tenemos otro. Y, en el fondo,
generación tras generación siempre se plantea el mismo problema y la misma
cuestión –desde hace siglos-. Suceda lo que suceda, sea un cambio social o
histórico o político o económico o religioso o dinástico…, siempre con la
temática concreta, siempre los ríos-afluentes-tormenta acaba planteándose el
problema de esta sociedad-país-nación-Estado.
Parece que estamos condenados al
eterno castigo de hacer y deshacer lo que somos, la condena de Prometeo-Sísifo,
siempre planteándonos y replanteándonos nuestra esencia, dicen que decía Bismarck,
que España es el país más fuerte,
siempre estamos intentando destruirlo-deshacerlo-desbaratarlo, y, siempre,
hasta ahora, renace o vuelve a renacer-resurgir-reflorecer. Supongo que
alguna vez, el método inductivista de Russell, no es una prueba fehaciente, totalmente,
en ciencia, porque el caso del pato/cisne/pavo,
que ayer no fue comido, ni antesdeayer, pero llegó las Navidades del siguiente
año, y terminó en la cazuela por las fiestas.
Jugar
a estas cartas, de hacer/deshacer una sociedad-país-nación-Estado, es muy
peligroso, porque una vez se puede romper la baraja por las tormentas de la
historia
y del destino y de los futuros posibles, de las tensiones enormes internas y
externas. Por tanto el temor desde el
presente hacia el futuro es real, la partida siempre está abierta, y los
cimientos de todo el edificio, esos pilares, que nunca se perciben se pueden
destruir.
No hablaremos en este modesto
artículo, de la sociopolítica, y, todos los juegos/azares/causalidades del
poder y los poderes, de los colectivos, de los regionalismos, porque, siempre
he pensado, que de todo lo que percibimos y vemos y analizamos y sentimos, solo
es un trozo muy pequeño, un iceberg muy limitado, que debajo existen muchos
datos y fuerzas y presiones ocultas. Y, que nosotros, que solo caminamos por la calle, y no tenemos quién nos hable
especialmente, raramente conoceremos. Y, quienes, saben-conocen más que
nosotros, pues existe, en mayor o menor grado códigos de silencio.
¿Qué somos en la esencia, o qué realidades esenciales podremos o
podríamos ser, cuales son alguno o algunos de esos pilares esenciales, que no
se perciben claramente, pero que están dentro de nosotros, en nuestra misma
esencia o esencialidad? Este debería ser uno de los temas constantes, entre
todos descubrir lo profundo y la profundidad de lo que somos.
Se podría indicar, que desde la caída de Roma en esta parte de
Europa, siempre deseamos volver a ser una unidad, se consiguió en mayor o menor
grado con los visigodos. Ahora, se pone en crisis, dicha situación, pero es
real históricamente. Hubo una nación española visigoda, con todos los matices
que se quiera. Después, vino durante
siglos, la fragmentación, pero también, hubo una unidad, un deseo de unidad,
bajo dos polos ideológicos religiosos, ambos querían formar una unidad. Y,
en eso nos tiramos toda la Edad Media. Después,
volvió la unidad completa. Y, en ésta estamos, con todas las vicisitudes
concretas…
Por diversas realidades
concretas, materiales, especialmente, no somos totalmente, conscientes, que somos en una Península Ibérica, ya
dividida en dos Estados desde hace varios siglos, y que somos, una realidad
pequeña, a nivel geográfico y demográfico, y, por tanto, de los recursos
que podemos disponer, dependientes de esas dos entidades antedichas: territorio
y población, somos limitados...
Vivimos-existimos en un mundo, que
ya existen, Estados, que son casi
continentes, Estados que disponen de más de mil millones de habitantes,
Estados, algunos con más de trescientos o cuatrocientos millones de habitantes,
Estados con una territorialidad, enorme. Y, un constante juego dialéctico
entre culturas-civilizaciones-religiones-ideologías, que están materializadas
en el panorama mundial, que abarcan continentes enteros…
Puede que nuestro gran o pequeño
orgullo, nacido y surgido de mil razones, nos lleve a pensar, que sería mejor
para nosotros, que esta Península
Ibérica, terminase dentro de diez o veinte o treinta años, siendo o estando
formada por tres o cinco Estados de hecho o de derecho, de facto o de iure/ius,
pero la cuestión, es que cada región, puede ser más región, si somos capaces de
darnos cuenta, estar/estando en la totalidad, formando una unidad real. Porque
entre todos, podemos unirnos, defendernos de todos los avatares, imposibles de
descifrar, del presente y del futuro. Los
horizontes del futuro traen aguas de realidades imprevisibles. No podemos
prevenirlos. Poderes inmensos se están acercando en la historia, sobre este
trozo del mundo. Y, a esto se le añade que el sueño de Europa como un Estado,
no termina por florecer, por hacerse totalmente… Una mano con cinco dedos es
mejor que una mano con tres dedos, aunque no todos los dedos sean idénticos…
Terminemos con un refrán popular:
“Quien te maquilla, ese te esquila”.
Seamos realistas, no nos dejemos llenar las mentes y almas, con los grandes
aduladores, que nos indican discursos para ser más, según caminos que nos
llevarán al esquilamiento. Miremos el mundo, con sus enormes poderes
económicos, políticos, demográficos, culturales, religiosos, militares… No
olvidemos que esta Península es un vergel para muchos, que quieran entrar con
tacones o con espuelas… Paz y bien y racionalidad…
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Fin
artículo 2.917º: “En este país”.
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