Artículo Periodístico 2.946º: “La mirada sobre el tresillo”.
Posiblemente
las realidades rutinarias y pequeñas de la vida, sean las más difíciles de
entender y comprender, sea un botijo o un tresillo o una conversación informal
con un conocido.
Francisco
Umbral, publicó,
un artículo titulado El Tresillo, en el Norte de Castilla, el 27 del nueve de
1978 –nos saltamos la regla escrita o no, normativizada o no, de todo en
alfabeto o todo en números al citar una fecha-.
Pero
la realidad es que el observador y el pensador y el escritor y el médico y el
gestor de megafondos de inversión, el lechero y el vinagrero. Todos sueñan en el fondo, no solo con su
casa, “que es su castillo”, sino con el tresillo, puede que tenga uno o
solo un sillón o una silla. Pero todo el mundo, me atrevo a pensar, sueña con
volver a su hogar-casa y sentarse en su aposento. Dirá usted con razón, que
puede que alguien no tenga esa realidad en propiedad, que sea comunal –en todas
las formas posibles-.
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Somos lo que es nuestro sillón-silla-tresillo.
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Existirán no solo miles de modalidades, estilos, precios, valores, formas y
colores…
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Como tantos tipos de humanos según culturas y según bolsas.
Un artículo no es
exactamente lo de Ruano-Umbral, un principio y
final, consistente y relacionado, y en medio todo lo que quieras, porque en una morcilla dentro
no se incrusta cemento, ni pegamento, ni vidrio. Y, aunque se podrían hacer
morcillas que tuviesen dentro trozos de queso o de jamón o de caviar. Todavía
que yo conozca no se hace.
Pero
observamos como todo ser viviente, en este mundo, en este planeta siente-piensa
que nos observan, -en parte, a trozos-, como es lógico. Nos observamos por
dentro, por fuera, para intentar entender-comprender-racionalizar lo que somos
o dónde estamos.
Tenemos que
utilizar los lenguajes de las ciencias y el de las palabras, entre ambos
mundos: ciencias, letras, artes, teologías y culturas. Todo esa sinfonía conforma lo
que somos y como nos entendemos. El tresillo, es, al final, la consecuencia de
todo lo anterior. Miles de años de acumulación de técnicas y de
interpretaciones de la realidad. Siempre temerosos de una guerra que sucedió,
de otra que podrá aparecer en el horizonte. Y, así, vamos caminando en estos
compases de esta sinfonía entre trágica y cómica en el existir humano…
En
medio algunos caramelos de alegrías, en medio algunos trozos de vinagre muy
vidriosos. En medio, apenas nos conocemos, en medio apenas, conocemos a los de
al lado.
Siempre intentando
que no caigamos por la pendiente de la negatividad-perniciosidad-maldad. Este es nuestro gran trabajo,
el oficio y la vocación, con ser enormemente importante y esenciales en la vida
de un ser humano, es secundario, en relación, a no caer en el mal o en la
maldad o en lo malo, como sufrientes de otros males de otros, o como causantes
de males en los otros…
Percibo la
jubilación, como que la sociedad-Estado me proporciona una beca, para que de
ese modo, haga-construya-realice algo que pueda ser positivo para la
sociedad-humanidad.
Unos, tendrán que continuar sembrando tomates, otros entrarán en organizaciones
filantrópicas, yo, en mi caso, creo que es redactar artículos, trozos de
ensayo, pinturas en papel, viñetas. Y, con eso, me digo, además de cumplir los
otros deberes de la vida. Con ello, me digo, pues, estoy intentando aportar algo a la humanidad. Le ofrezco algo a la
sociedad, a cambio de ese conjunto de dinares-dineros-dólares que me reofrece a
cambio.
Mientras
tanto, con las pastillas que ya se van tomando a cierta edad, sentados en el
sillón-tresillo-silla, de un color o de otro, de un cambio monetario o del
otro. Quizás, sin quererlo nos viene a la memoria-conciencia, demasiadas cosas-realidades
del pasado, serán tomadas-interpretadas-simbolizadas-recordadas, no totalmente
originales en verdad-bondad-racionalidad-certeza... Percibes los aciertos y
desaciertos. Posiblemente, solo recuerdas parte, que mucho sea
construcción-invención-diseño. Si crees en el Buen Dios, esperas, que dentro de
unos meses o años o pocas décadas, tendrás que ir a ese Tribunal-Teatro
Universal y Eterno, y, ya sin engaños te comprenderás y entenderás casi todo.
Te sientas en el
tresillo señor Umbral, que espero haya encontrado la Paz Eterna en el Lado
Bueno de la eternidad.
Porque pienso, que aunque no fuiste perfecto en esta tierra –yo, yo tampoco-,
también, te mereces estar con el Buen Dios, eternamente –donde por fin, ya
comprenderás la gran novela del mundo, mejor que Proust o Joyce o Kafka o Faulkner-.
Paz y bien.
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (23 febr.-23 marzo 2022 cr).
Fin artículo
2.946º: “La mirada sobre el tresillo”.
Prensa Noroeste Madrid.com. El Tambor Revista de la
Gomera.es. El Castillo de San Fernando.es.