Artículo Periodístico 2.925º: “Influir en los demás”.
Hasta dónde entiendo y conozco,
la mayoría de seres humanos, desean influir en los demás, sea en las ideas, en
las realidades económicas, políticas, culturales, religiosas, afectivas…
Debo indicar, que en mi
subjetividad, mi deseo más profundo en
este tema, ha sido siempre comprender la realidad, lo real, trozos de la
realidad. Siempre, expongo el símil-metáfora-ejemplo del matemático, su
finalidad esencial es descubrir interrelaciones matemáticas, si las encuentra,
las escribe-redacta, las publica, y, espera, quizás, décadas o un siglo, para
que después, alguien con ese algoritmo lo aplique para hacer helados o para
viajar a Marte o una relación de estadística para prever una enfermedad… Y, ya
descubierto un algoritmo, el matemático busca otra ecuación.
Opino, que el primer deber o el segundo o el quinto, pongan ustedes, la
valoración de objetividad/subjetividad que deseen, es conocer la realidad y lo real, lo más profundamente posible. No es influir en otros. Sino influir en sí
mismo de forma adecuada, es decir, igual que intentamos beber y
alimentarnos con productos saludables, degustamos también ideas y conceptos y
datos y argumentos y razones y pruebas. Éstas tienen que ser lo más reales
posibles, en lenguaje tradicional, lo más verídicas-verdaderas-verosímiles
demostrables y demostradas, y, también, lo más buenas, a nivel instrumental, y,
bondadosas, a nivel moral, y, si es posible bellas. Los trascendentales de verdad-bondad-belleza, clásicos, que ya han
caminado por esta tierra siglos y milenios.
Estos días, estoy
leyendo-meditando-reflexionando-pensando una tesis doctoral, sobre los primeros
artículos que el gran escritor Muñoz Molina, construyó en Granada, en el Diario
de Granada, entonces, un medio modesto, que empezaba a respirar, y, él,
estaba situado en la vida, en un puesto modesto, de funcionario en un
Departamento de Cultura institucional. La doctoranda, con acierto, va
incluyendo/insertando/ensartando, teoría de la literatura, teoría del artículo
y del periodismo, teoría de la cultura en general, teoría de la historia
–diríamos al analizar, realidades espacio temporales del momento o
matizándolas, como un pincel de pintor-, realidades del autor –de sus esperas,
esperanzas, deseos, de entender y comprender el mundo, pero también de
proyectarse de y como escritor…-.
Quienes
han/hayan estado en una situación similar a la de Muñoz
Molina, entiende/entienden, esa realidad psicológica moral y vivencial y
vocacional y social y económica del deseo y de la realización del deseo. De
entender el mundo y de comprenderlo y de plasmarlo y de materializarlo en
palabras o en música o en arte o en danza… Desear
y no saber si vas a llegar a realizar algo de valor, si vas a construir como una
escultura que los demás van a apreciar, si la industria cultural, pública o
privada, te dejará, tener un lugar-espacio en el parnaso humano de la cultura
–cada uno, en su especialidad-. Muchos, muchos los que piensan-sienten ese
deseo-vocación, son llamados, muchos, muchos, por lo que parece no son
escogidos.
Puede, puede que no sea creíble, pero mi intención, en la vida normal y
rutinaria, mi intención, en la actividad de búsqueda y autoría cultural, no es
influir en los demás. Sino en intentar entender y comprender la realidad
humana, individual y colectiva, social y pública, privada e institucional,
las eras-tiempos-décadas como van pasando y como van emergiendo. Después, de
llegar a conclusiones, verídicas o menos, demostrables o menos, tomados datos y
argumentos, de un lugar o de cientos, a lo largo del tiempo, de mi pequeño
espacio y tiempo, las plasmo en palabras o en imágenes de colores.
Dentro de las palabras, en
lenguajes más literarios o más filosóficos o más ensayísticos o más prosaicos o
más poéticos. Después, el siguiente paso, es ya materializado en un soporte,
exponerlos a los demás. Que lo juzguen y lo valores. Eso es todo. Hasta ahora,
la respuesta es el silencio. La materialización es papel o mundo electrónico.
No puedes hacer más. Vendes/expones/presentas tus mazorcas de maíz, y, nadie,
casi a nadie les interesan. Esta es la realidad. La intención esencial y primera es entender mejor el mundo para uno
mismo y en uno mismo, no es influir en los demás –eso se dará o no, por
añadidura…-.
He observado, que existe una
enorme necesidad de influir en los otros. Parece
que el deporte nacional y mundial, es influir en los demás. Desde tu
aspecto hasta las ideas, cada uno en el trozo de mundo que le ha tocado. Te
pasas la vida, intentando descifrar, qué interpretaciones sígnicas y simbólicas
son realidad-verdad, y, cuánto de ella/ello tienen. Queremos hacer a los demás a nuestra imagen, que tengan nuestros mismos
gustos ideológicos, culturales, artísticos, religiosos, sociales, políticos,
económicos.
Llevamos
dentro de nosotros un sistema ideológico y vivencial, de alegrías y
heridas-traumas, y creemos, que la solución que hemos encontrado, es la que
todo el resto de mortales, tienen que aceptar. Queremos ser dioses, pequeños dioses, sobre
los demás y en los demás. Formar colectivos, que tienen que
dirigir-gestionar el mundo, el pequeño trozo de mundo que podemos dirigir, o,
el gran trozo del mundo. En eso, no nos diferenciamos, demasiado de esos
grandes sátrapas que surgieron en el siglo veinte, también los hubo en el
pasado anterior, que ellos dictaban el destino de millones de hombres. Nosotros
también, usted y su vecino, quieren dirigir el destino de grupos demográficos
limitados…
Si
de verdad quiere influir en los demás, intente influirse de forma correcta a sí
mismo.
Busque los enunciados y conceptos de inteligencia y entendimiento, de memoria y
de voluntad y afectividad más verídicas y verdaderas y bondadosas y bellas y
racionales y prudentes. Y, así, sin usted querer influir, si habrá influido
de/en la forma más correcta a/en sí mismo. Porque el primer deber, es intentar
degustar alimentos, en buen estado, ese es su primer deber. Por el bien de
usted mismo y de los cercanos y de los lejanos, del presente y del futuro...
Paz y bien.
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (05 febrero-09 marzo 2022 cr).
Fin artículo
2.925º: “Influir
en los demás”.
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