Artículo Periodístico 2.919º: “La esperanza se enflaquece o se engorda”.
Hemos
olvidado, demasiado y demasiado pronto, lo que durante siglos, se les denominó
las virtudes, entre otras, la virtud de la esperanza, la prudencia, la
fortaleza…
En este recorrido por el mundo
que voy construyendo, paseándome por mis coetáneos o precedentes, en la columna
cultural del periódico, me he topado, otra vez, con el gran Manuel Alcántara
(1928-2019), que el destino-azar-suerte le permitió no tener que
soportar este enjambre de realidades que es la gran
tormenta-nube-huracán-seísmo de la epidemia. Pues en 2004 publicó un artículo
titulado El tamaño de la esperanza, en Aehcos Magazine donde nos
narra algunas pinceladas sobre la esperanza.
Quizás, partamos de un concepto erróneo, que es no darnos cuenta, que en cada
día/año/década/siglo cada generación, los coetáneos, tienen que sufrir
realidades internas y externas, buenas y regulares y malas, nefastas y felices.
Esta es la realidad, posiblemente, eterna, eterna desde que el ser humano
existe, pero que también le suceden al resto de individuos de todas las
especies vivientes, al menos de este planeta rodeado de espacio, sin saber
todavía cuales son sus límites.
Toda
persona-individuo y, por consecuencia, colectivo-sociedad, debe saber, que
vendrán alegrías y penas. Unas, surgen del propio individuo,
otras de las entidades sociales que nos rodean, otras de acontecimientos
naturales y de la naturaleza. La mayoría, mezcladas y combinadas, todas esas
realidades anteriores.
Por lo cual, la sociedad-cultura-escuela-familia y, el propio individuo, debería
intentar aprender-aprehender, a habitarse de forma más correcta, de saber, que
existe el color negro y el verde y el azul y el blando y el rojo y el violeta.
Que vivir, es estar en esta infinita mezclas de colores. Que no debe buscar lo
negro y gris y marrón, pero le vendrán realidades de esos colores, que otras,
serán de/con los colores más brillantes. Pero me temo, que no aprendemos
suficiente, ni nos enseña suficientemente, toda la gama de colores, por los
cuales nuestro corazón-alma-mente-conciencia, nos irá atravesando y recorriendo
y soportando y alegrándonos. Que demasiadas veces, a lo bueno lo llamamos malo,
y a lo malo, bueno, que a la persona de buena voluntad, la tenemos como mala, y
a la de regular o mala voluntad, como buena…
Pero también, hay que aprender y aprehender y saber, no buscarse solo a/en
uno mismo, solo lo negro, no buscar a/en los otros, cercanos o lejanos, solo lo
negro o medio negro o grises tirando a marrones, con añadidos de tristezas.
Porque, aunque no gusta
oírse-escucharse-pensarse, muchos males, nos los buscamos nosotros a nosotros
mismos, si no totalmente, si en una gran parte de la realidad y de lo real…
Hay
que cultivar la espera/esperanza, igual que hacemos con multitud
de entidades psicomentales, que nos rodean por fuera y por dentro. Tener espera y esperanza, porque ésta nos
permitirá vivir y sobrevivir mejor, lo bueno y lo menos bueno y lo regular y lo
malo… A todos, sabemos que nos vienen/vendrán realidades similares, que por
lo general, definimos como malas o negativas. También, otras que por lo general
son buenas y positivas. Tenemos que aprender a vivir-sobrevivir y volar-nadar
en/con ellas. Es nuestra naturaleza y desde nuestra naturaleza y en nuestra
naturaleza.
No
entristezcas las pequeñas o medianas alegrías de ti mismo, ni de los demás. Tantos hay que por
envidia-avaricia-gula-lujuria-soberbia-vanidad-pereza, entristecen y tapan y
esconden y camuflan y matan las pequeñas alegrías de los otros, de si mismos.
A veces, también las grandes alegrías. Cuántos hay y en cuántas realidades
suceden. Solo el Buen Dios, si existe, un día, supongo nos la recordará,
nosotros las recordaremos… Con este axioma-consejo-sentencia, si lo memorizas y
como los bóvidos los rumias, habrás avanzado enormemente en tu camino de llenar
tu corazón de buena espera y de buena esperanza. Porque habrás quitado de ti
mismo, tristezas, porque habrás evitado en ti males, en los próximos
males/tristezas, en los lejanos males/penas. Y, si no produces mal/tristezas/penas/angustias,
pensamos que los otros, no tendrán que defenderse... habrás criado pequeños
árboles y flores y hojas de espera-esperanza, aunque sean pequeñas…
No somos justos, ni verídicos al
juzgar la realidad de los juicios y enunciados. Somos demasiados pesimistas,
quizás por desconocimiento de conocimientos o de voluntad o de afectividad o de
entendimiento o de formación o de… -No se ofenda, porque no busco,
precisamente, esto y eso-. Pero usted
aunque vea lo negativo de la vida actual, existen notas negras, no podemos
evitarlo, cada año, hay realidades negativas, pero no nos fijamos, en el resto,
existen cientos o miles de cosas-realidades-entes buenos y positivos. Es
cierto que un trozo de color negro en un cuadro de diez metros cuadrados destaca
mucho sobre el resto de todos los colores. Pero, si usted examina, realidad por realidad, usted, salvo en algunos
puntos, vive-existe mucho mejor que su abuelo abuela o bisabuelo o bisabuelo de
hace cien años…
Recordemos a Kalil Gibran, que en mis tiempos de
joven, tanto se leía: “Por muy larga que
sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”, que es
una versión de la sacrosanta máxima castellana “Después de la noche, siempre viene el día”. O la del viejo y
estimado maestro Aristóteles: “La
esperanza es el sueño del hombre despierto”. Y, “dónde una puerta se cierra, otra se abre”, de ese ingenioso ingenio
de Cervantes.
Y, para no ser menos, aporto la mía: “¿la desesperanza que sufres, se debe a
hechos reales objetivos, o son, en gran parte, hechos internos de tu situación
interior?”. Paz y bien y espera y esperanza…
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jmm caminero (30 enero-02 marzo 2022 cr).
Fin artículo
2.919º: “La esperanza se enflaquece o se engorda”.
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