Artículo Periodístico 2.961º: “Lujuria y gula”.
Se
ha olvidado que durante siglos, los errores morales graves, denominados,
pecados capitales, se consideraba era la fuente de pecado y de mal y de
sufrimiento, a uno y a los otros.
Lujuria
era el deseo y práctica desordenado del instinto carnal, la gula es el hábito
desordenado de la necesidad de alimentarse o beber.
Durante siglos y milenios, con
distintas definiciones-formulaciones-descripciones se ha aceptado teóricamente,
que no es lo mismo comerse cien gramos de jamón que dos kilo de jamón, de una
sentada, que no es lo mismo cumplir con los deberes conyugales del tálamo que
ir a visitar casas ajenas.
Que existen deseos y pasiones e instintos y pulsiones y libidos “ordenados
y desordenados”. Que los ordenados están dentro de la naturaleza humana y
deben ser regidos y gestionados con racionalidad y prudencia, por tanto, en
verdad y bondad y moralidad correcta. Y, los segundos, el ser humano, en mayor
o menor grado, la persona se convierte en más animal que racional humano. Y,
que los segundos, son fuentes de enormes sufrimientos y angustias y penas, para
uno mismo, aunque no seamos conscientes, para otros, aunque aún, seamos menos
conscientes todavía.
Durante
siglos, los humanos, conocían la teoría, y, por tanto, la mayoría intentaban
aplicarla y no caer en ninguno de los siete pecados capitales.
Cierto, que los humanos no somos solo racionalidad, sino también animalidad, y,
siempre estamos luchando en ese combate, de armonizar ambos mundos, ese es uno
de los grandes fines del saber humano, de la moralidad, de la filosofía, de la
espiritualidad, y, en muchos sentidos, también, de las ciencias, al menos, las
ciencias humanas…
Pero vivimos un siglo y pico, si desean, dos acercándose a tres, que una
hornada de pensadores y filósofos y otros interpretadores del mundo, nos han
ido convenciendo, que no existe el mal moral, ni el pecado mortal, ni los
pecados capitales. Que cada uno, tiene que tener una autoidentidad y
autocapacidad y autolibertad y, hacer de su carne y mente y conciencia y
espíritu lo que deseen, siempre dentro del marco de la ley, que demasiadas
veces, también, nos la saltamos, siempre, con unos principios filantrópicos muy
amplios y extensos, siempre, bajo el supermercado personal de la autonomía
kantiana, que en última instancia, es hacer una ética-moral-ethos, cada uno a
su entender-comprender, cada uno según sus deseos y pasiones…
Supongo que el estimado-a
lector-a, si ha sido capaz de arribar a esta altura de este escrito-artículo,
habrá comprendido, que no estoy en contra del comer y del beber, con
moderación, y substancias buenas para la salud del cuerpo y del alma y de la
mente y de la conciencia. Pero si, estoy, en desacuerdo, al menos teórico,
aunque en la práctica, todos seamos pecadores, en mayor o menor medida, en unos
campos o en otros. Si estoy de acuerdo con la
tradición de siglos, que el error moral es una fuente de
sufrimientos-penas-angustias para el ser humano.
Y, que los hábitos en esas
realidades, son los hábitos negativos o desvirtudes o vicios de toda la vida.
Y, que errores morales, los llamados errores morales graves o pecados
capitales. Se dice, capitales, de capita o cabeza, porque son las fuentes de
otros males y sufrimientos y penas y angustias, para uno mismo, y, para los
demás, incluso, para generaciones siguientes de una misma familia. Observen, en
los pueblos, esto es más fácil, empíricamente de mostrar y demostrar y
percibir… Tal vecino, su abuelo perdió
la casa o la finca, porque le dio por beber, o por las mujeres, o por el juego
o…
Yo, yo sé, que tendría mucho éxito literario, o, al menos,
alguno, o tendría algún lector, si predicase, con las palabras de la oratoria,
y mezclando algunos datos y algunos argumentos, predicase-expresase-enunciase
la total libertad moral del hombres, sea en forma de hedonismo,
epicureismo, materialismo moral, relativismo moral, etc. Que otro día, le
explicaré, o que nunca le explicaré, porque un artículo periodístico es un
molde demasiado pequeño en palabras.
Pero que yo sea pecador, de un
hábito negativo, sea el que sea, no por eso me voy a justificar teóricamente
que eso es bueno y conveniente, cuando es lo contrario. Que yo sea un gandul,
que siempre tenga una excusa para no estudiar o no trabajar o no mover las
manos para producir algo, si es posible. No quiere decir, que deba justificar
teóricamente que esa conducta es buena.
Y, este es el gran cambio que se
ha producido en estos dos siglos, antes
al mal se le denominaba mal, y al bien, se le llamaba bien. Pero ahora, al mal
y al malo, se le llamo bien y bueno, y, demasiadas veces, al bueno y al bien,
malo.
Usted se queja de la injusticia
de un sistema político o económico o colectivo o persona o amistad. Pero si
usted analiza correctamente, además, de que todo acto o hábito incorrecto, no
solo es una cuestión moral, sino también psicológica, e incluso, de salud
biológica. Si usted analiza dicha realidad, comprenderá y entenderá, si usted
repito, analiza algún mal profundo. Que
siempre hay una persona o un colectivo o un grupo o una ideología, ha caído, en
teoría o en la práctica en uno o en varios de los siete pecados capitales…
O,
en uno, o en varios de los diez mandatos o palabras o mandamientos de Moisés. A
esto, se añade, que los escritores-pensadores-intelectuales, pues ofrecen al
público, muchos de ellos, muchos de nosotros, lo que quieren oír, no lo que
sinceramente, saben que es más verdad o es menos… ¡Cuántas personas, se han ido quedando en las cunetas de sus historias,
por errores morales graves, por hábitos morales graves, de ellos o de sus
progenitores o de sus descendientes…!
Dirá, dirá usted que esto no es
así, que exagero o soy un anticuado-antigualla. Bueno, examine usted la
historia de las personas que conoce de su pueblo. Y, entenderá y, comprenderá…
Paz y bien.
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jmm caminero (16 marzo-06 abril 2022 cr).
Fin artículo
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