Artículo Periodístico 2.978º: “Sobre el aforismo y la filosofía y el artículo”.
El
aforismo, sentencia, lema y mil otros nombres que tiene desde la antigüedad es
como la ecuación de las humanidades, en una decena de palabras sintetizar un
trozo de realidad.
Eugenio
Trías en un
artículo titulado Saetas de reflexión viva, publicado en El País del 18 de junio
de 1994 comenta un libro que ha escribió Andrés Sánchez Pascual, que realizó una
selección de aforismos de Nietzsche.
Siempre
me he preguntado si el aforismo y, todos los nombres que dispone a lo largo de
siglos y milenios, era/es/fue una realidad necesaria para la sociedad y la
humanidad, el refrán, podría ser una de las variantes. Es reducir en una fórmula de palabras, una perspectiva sobre un trozo
de realidad. Posiblemente, el aforismo es una manera, sintética y fácil, de
captar la explicación de un ente real, por lo general, social y humano, también
natural. Olvidamos que durante milenios,
el plasmar las ideas en un soporte era difícil y caro, por ejemplo, el
pergamino era un material costoso. Por lo cual, una enorme cantidad de
sabiduría y conocimiento, habría que irla pasando a frases cortas, de diez o
treinta palabras.
Desde
Heráclito
el obscuro, pasando por los libros de la sabiduría de las culturas imperios
antiguos, mesopotámicos y egipcios. Hubo, una
literatura que se ha denominado sentencial y sapiencial, en todos los
imperios antiguos de Oriente y Occidente. Y, con esas frases, se
sentenciaban-fijaban-normativizaban, normas que hoy diríamos, eran sobre el
poder y la política, la religión, la sociedad, la moralidad, las costumbres,
etc. Mesopotamia, Antiguo Egipto, China, India están llenas de libros con
frases cortas, que hacen pensar y meditar y reflexionar y analizar aspectos de
lo humano, de lo humano consigo mismo, de lo humano con los otros humanos, con
la Naturaleza, con la Metafísica…
Nietzsche por sus
condiciones de salud física y psicológica, fue el género con el que expresó su
modo de pensar y sentir,
la filosofía construida en pequeños bocadillos de fragmentos cortos, o, aún más
reducidos de tapas de sabores que fueron los aforismos. Con ellos, va
evolucionando su pesar y su pensar por este orbe circular del mundo.
Pero
el aforismo tiene un fulgor y una
obscuridad. El fulgor es que en una frase con diez o treinta palabras, te
sitúa en una temática con una perspectiva particular. Por lo general, el
aforismo moderno, el que empieza en Descartes, pasando por Schopenhauer
y llegando a Nietzsche, sin narrar a
otros autores, tienen una enorme capacidad de deslumbramiento, y, fijan,
multitud de aspectos de la realidad humana, a y en todos los sentidos,
especialmente, aspectos morales y metafísicos y espirituales. No hay autor o
autora de literatura o filosofía que no tenga su elenco y colección y rebaño de
frases apotegmáticas-sentencias-frases cortas-fragmentos meditativos…
Se
fijan como una frase construida de bronce y oro sobre el dosel de tu
mente-cabeza-conciencia, pero no la argumentan con razones a favor y en contra.
Solo a lo sumo, explica a favor de esa afirmación o negación otro argumento
complementario. Lo cual sucede que como escrito en un templo antiguo, se convierte, en una
flecha-azagaya-carrusel que entra en lo más profundo del corazón humano. Pero
la mayoría de seres humanos, que leen-releen-sienten-meditan-contemplan esa
oración-concepto-enunciado-proposición, no tienen/tenemos la capacidad de
suficiente crítica y autoanálisis y conocimientos.
Por
consecuencia, nos entra en el alma-conciencia-psique y corpus de
conocimientos-sabiduría-entendimiento, de y sobre la realidad, que tenemos o
disponemos, un refrán-aforismo-apotegma-frase-enunciado-concepto, que puede
calar y recalar dentro de nosotros, días o meses o años, horadando el corazón
humano, hacia una dirección o hacia otra.
Si la frase es
buena y bondadosa y verídica y verdadera, pues es una síntesis importante y
esencial para el conocimiento de la realidad y de lo real. Pero si no lo es o solo es en
parte, puede estar rellenando un hueco con negruras y tristezas y sufrimientos
y penas y angustias, conscientes y semiconscientes durante años. Está
deformando la constitución de lo real y de la realidad, de lo humano, de uno
mismo, de los otros… ¡Esta es la luz y la noche del aforismo-sentencia-refrán…!
(Aunque en el refrán la sabía cultura popular ha ido creando sentencias que se
contradicen sobre el mismo tema…).
Hay
una paradoja en el mundo del filosofar y de la filosofía, si un autor equis, no conocido, plantea cien hojas llenas de fragmentos
y aforismos, por lo general, el resto de la comunidad pastoral de la filosofía,
indican, que eso no es filosofía, porque solo expone planteamientos o
principios o conceptos y, que la filosofía es un intento de demostración. Y,
llevan razón. Pero si esos enunciados son de Nietzsche, Schopenhauer y otras docenas de grandes pensadores y
filósofos, si estiman que es filosofía.
Tenemos
como siempre dos maneras de autoanálisis y de crítica de los sembrados de la
filosofía. Hasta la saciedad, se me ha aplicado, como dicen que el ethos es
importante, en una columna periodística, a mí, esta evaluación negativa. Los
fragmentos propios no son suficiente filosofía. Y, se quedan tan tranquilos, y,
el fin de semana siguiente van a Colonia
a un Congreso sobre Nietzsche, que casi solo, redactó nada más que fragmentos y
sentencias…
Por
otro lado, pienso, cosa que no gusta, Nietzsche, sea por motivos de no
suficiente salud biológica o psicológica o circunstancias de la vida, por
heridas o traumas infantiles o de la adolescencia, realizó y construyó, una
gran parte de su filosofía, que pienso es errónea o deformante. Y, que como los caramelos o las tazas de chocolate
con leche, son dulces y agradables, entran muy bien en el corazón humano.
Pero que Nietzsche, no debería ser leído y estudiado y analizado, en general,
por personas adolescentes, porque algunos o muchas de las ecuaciones de
palabras y conceptos e ideas de Nietzsche han creado enormes sufrimientos a la
humanidad, a personas concretas, a grupos, a ideologías... Porque Nietzsche, en
general, es una pócima-ungüento-líquido que entra muy bien, pero que por lo
general, no cura lo suficiente, sino más bien crea heridas que pueden estar
sangrando durante lustros.
Este
juicio no gustará a tantos y tantas. Pero pienso que es verdad. Pienso, que Nietzsche, es un filósofo de la
sentencia, que solo debe ser leído y estudiado por personas adultas, con
situaciones económicas y sociales y morales y psicológicas maduras. De lo
contrario, es como crear un enorme fuego en el interior, es hacer filosofía con
el martillo. Para leer a Nietzsche, pienso que antes hay que haber pensado a
otras docenas de filósofos y escritores y pensadores y científicos sociales y…
-Ya con este juicio, me cierro a mi mismo, todo el futuro del Parnaso de la Filosofía,
pero hay que expresar la pequeña propia realidad-verdad-bondad…! Por otro lado,
Nietzsche, es un genio como escritor
literario, pero como filósofo es un filósofo mediocre, con grandes veneros de
errores… ¡Paz y bien…!
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (06-20 abril22
cr).
Fin artículo
2.978º: “Sobre el aforismo y la filosofía y el artículo”.
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