Artículo Periodístico 2.973º: “Sobre la belleza”.
Un
artículo, género a medias entre la información, la literatura, el arte, la
filosofía, y, otros condimentos, como la sal o azúcar en pequeñas cantidades
conforman un plato nuevo.
En tiempos de la nueva cocina, que es la materialización
en los fogones de la aplicación de las vanguardias artísticas y literarias de
los dos siglos anteriores. La gastronomía, como un arte más, lo que ha
hecho en estas últimas décadas es materializar con sus ingredientes todas las
vanguardias. Pienso que en el género del artículo periodístico literario o de
opinión o personal, también, hay que hacer lo mismo. Y, lo intentaré, en éste,
tratando de y sobre la belleza, un artículo de intertexto o hipertexto o de
intertextualidad. Ahí, va la faena, le gritan los del foso de las cinco de la
tarde a los espadas de las chicuelitas, verónicas, gaoneras, caleserinas...
Wilde nos recordaría que el talento dura más que la belleza. No porque arrebates una hoja a una flor tomarás su belleza, nos
diría Tagore.
Todo el mundo habla y siente de lo bello o del buen gusto o de la belleza o de
la estética, existe una rama de la filosofía, existen millones o cientos de
millones de productos que consideramos bellos, a lo largo del caminar de la
historia. Consideramos bellos y sublimes paisajes, en los que nos sentimos
pequeños, acurrucados en el fragor de lo que somos o hemos sido, anonadados por
una enorme montaña, por el desierto inmenso del mar, por… Sentimos la belleza
de las personas, que nos atraen de mil modos, sin saber cómo y porqué y por
qué.
Platón nos recordaría que la belleza es el esplendor de la verdad. Y, aquí, realidad que
ahora con tanto relativismo y materialismo y hedonismo, los relatos múltiples,
como si todo y todos fuesen y tuviesen la misma realidad. Hemos olvidado aquello de los trascendentales, que la realidad-verdad y
la bondad y la belleza se besan en las noches de los tiempos, en los ojos
del futuro y del progreso. Que no puede
existir verdad que no sea bondadosa, y, por ello mismo, con belleza. La
belleza de todo lo que existe sea bueno y verídico-verdadero. El Sumo Bien y la Suma Verdad y la Suma
Belleza y la Suma Bondad que es la definición del Dios del monoteísmo.
Caminamos con Hume
que nos recuerda que la belleza existe y
habita en el lagar de la mente-conciencia-carne del que la contempla.
Existen, podríamos expresar e indicar tantas bellezas y tipos de bellezas. No
hay ningún ente, que no tenga un grado de belleza, porque la realidad está
formada por multitud de aspectos que como ente poliédrico forman y conforman lo
que somos y en lo que somos y lo que estamos y en lo que estamos. Tenemos que
aprender a sentir y contemplar lo bello de las cosas.
En un tiempo, de tanta
desesperanza y angustia y pena que una parte de seres humanos sienten y
padecen, ser consciente, que hay que
esforzarse en percibir lo bello, que existen miles de realidades bellas,
que podemos mirar y contemplar, que son buenas y bondadosas en sí, y verídicas
y verdaderas, y, que no nos cobran dólares por ellas, oír una sinfonía, oír una
flor como nos habla, oír una mancha de aceite en el suelo formando una
estructura geométrica, oír el caminar de un ser viviente que vuela o nada o
recorre el espacio, oír lo más profundo de uno mismo. E, irse abriendo a la belleza de uno mismo, que existen muchos tipos de
bellezas, y, no solo la de la carne. Tantos quieren que nos conformemos con
lo no-bueno, con lo no-verdadero, con lo no-bello. No debemos aceptar perder
esta batalla. Tenemos que luchar en la dialéctica, que existe lo negro y lo
gris, lo obscuro y las cavernas negras, pero también el fulgor de lo blanco y
el arco iris de mil colores, de mil verdades-bondades-bellezas…
Alejandro Casona en su voz, que se va olvidando, nos
recordaría que la belleza es otra forma
de bondad. Somos un complejo neurológico, se conforman redes neuronales, es
como ahora interpretan el misterio y enigma que arrastramos dentro, que no
sabemos-conocemos, que lo soportamos y, nos alegramos con él. Que somos un misterio y un enigma para nosotros
mismos. Nos hemos inventado-descubierto palabras y en las palabras, pero
somos más que palabras, somos ideas e imágenes que difícilmente podemos reducir
a palabras, conceptos que no sabemos hasta dónde llegan los vocablos y dónde
las imágenes y dónde las ideas. Formamos
un guiso de empanada de multitud de realidades dentro de nosotros. Donde
afectos y deseos y pulsiones e ideas y percepciones luchan con y contra
nosotros y en y en y para nosotros…
Toda
la cultura es eso, descifrar algunos caminos de la
mente-conciencia-deseos-olvidos, conscientes e inconsciente. La
belleza, la gran industria de la belleza, miles de millones en vestidos, en
pinturas, en sonidos, en perfumes, en palabras, en miradas, en percepciones… Todo para encerrar algo de nosotros mismos,
algo que denominamos belleza, pero la belleza es la metabelleza, cuándo la
hemos definido y descrito en un círculo de palabras, se abre una ventana, y nos
plantea otra cuestión. Este siglo será el descubrimiento del cerebro, y, por
tanto, de la belleza y de mil realidades, que ahora expresamos con palabras… Blessington,
nos diría “el mejor cosmético para la
belleza es la felicidad”, pero habría que preguntarle a la condesa, ¿pero
qué es la felicidad?, ¿y, empezaríamos una lucha eterna como con el concepto de
la felicidad…?
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Fin artículo
2.973º: “Sobre la belleza”.
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