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Artículo Periodístico 2.962º: “David y Goliat”.

                        Artículo Periodístico 2.962º: “David y Goliat”.

Hay que preguntarse, si muchos seres humanos, ante realidades de todo tipo, entidades de diversas clases y formas se sienten poca cosa, se sienten David, pero que no ganan, sino que pierden.

Por supuesto que en democracias, de mayor o menor grado o profundidad o esencialidad o fundamentación, existen, una serie de mecanismos intermedios, que rigen, en sistemas jurídicos, que el Goliat de turno, no aplaste a los David pequeños o individuales, pero también, existen, que las materializaciones de las leyes, pueden ser muy perfectas y loables y filantrópicas y socializadoras y respetuosas con los derechos fundamentales, pero que después, las pequeñas entidades, con las que entra en contacto, por diversas razones e intereses y negocios, funcionan de otro modo.

No citaré, entidades concretas, públicas o semipúblicas o privadas o semiprivadas, ni siquiera sectores. Porque este artículo está hecho o construido con la buena voluntad, hacia todas las partes, pero señalando, según grandes sectores de lo popular-sociedad-pueblo, diríamos, una falla de funcionamiento. Se corre por las plazas, chistes dialogados y orales, en el cual, siempre se indica la siguiente frase, en medio o al final. Un cliente va a una entidad, sea de un tipo o de otro, y, le indican, que “ha cambiado las condiciones”, y, por tanto, tiene que cambiar la percepción del contrato, y, por tanto, los dividendos que esa entidad recibe. La cuestión, es que en estos últimos años, ha podido ir cambiando varias veces, cada vez, exigiendo nuevas condiciones, y, están puestas solo por ellas mismas, aceptadas, a grandes líneas, por los sistemas jurídicos…

No sé, si somos conscientes, que en un momento, en que el Estado, por diversas realidades, está en un momento de debilidad, habiendo pasado y sufrido y estando en distintas crisis que se encabalgan como una sinfonía de instrumentos macabros, crisis económica, ya varias en estos últimos lustros, crisis biológica o epidemia, crisis institucional y política y del Estado, por diversas razones, crisis político militar en Europa o la guerra grave con consecuencias impredecibles al día de hoy, crisis moral y crisis espiritual y religiosa, crisis de todos los tipos… Sin exagerar, en mayor o menor medida, sin entrar en la crisis de la familia, en todo el orbe occidental europeo, etc. El ser humano, los David se sienten muy pequeños, y los David, demasiadas veces, pierden la partida de la vida y de la realidad…

No soy, de la opinión, ni de la lucha o dialéctica o confrontación entre estratos sociales, entre entidades de todo tipo, entre lo público y lo privado, entre el ciudadano y el Estado. No creo que la confrontación o la lucha o la dialéctica negativa, en todos estos terrenos sea lo ideal. Pienso que la riqueza y el bien, a y en todos los sentidos, está en la racionalidad entre toda las partes, la colaboración entre todos, y como dirían la cultura tradicional china: “el ganar y ganar”, es decir, que en cualquier realidades social, todos ganen, no solo unas partes…

Recuerdo, demasiadas veces, en estos últimos tiempos, que la caída de Roma, se produjo, entre multitud de razones, los historiadores, han concluido en más de un centenar, según épocas y concepciones. Pero una, es que en el primer imperio romano, en su primera fase, los pequeños agricultores libres, con pequeños terrenos, fueron perdiendo estos, porque no podían soportar la competencia de los grandes terratenientes de tierras y con multitud de esclavos, con lo cual, este sector de la sociedad, fue perdiendo y vendiendo sus tierras, perdiendo su papel en el conjunto de la totalidad de la sociedad romana.

Al final, en definitiva, cuando los estratos de la clase media, se van debilitando, sea clase media dependiente de empleo de otras entidades, sean públicas o privadas, o sea clase media, debida a su propio emprendimiento o autoempleador o modestos oficios y profesiones, o autónomos, o pequeñas empresas.

Si éstas realidades de los estratos medios, de la sociedad, se van debilitando o disminuyendo en poder y en presencia social y en proporción y en demografía, al final, esas sociedades y esos Estados se debilitan enormemente, y, al final, la sociedad en general y el Estado, no en una generación, pero en varias, acaban cayendo en graves crisis. Porque se dice, desde Aristóteles, aunque yo nunca he encontrado la cita o el texto, que quienes sostienen los Estados, el colchón social y político y económico y del bienestar, son las clases medias, sin menoscabo de las otras...

Pienso que para el bien y la riqueza de una sociedad, de los individuos, las familias, las entidades sociales y económicas de todo tipo, para el Estado, la cultura y otros parámetros, el mejor camino, no es el enfrentamiento de David contra Goliat, ni de Goliat contra ningún David, ni el conjunto de David contra los Goliat, sino la racionalidad y la prudencia. Que todo el mundo coma de la tarta, que todo el mundo gane en el negocio, que exista prudencia y por tanto, que nadie aplaste a nadie, ni los David a los Goliat, ni los Goliat a los David. Paz y bien y bienes y paces…

http://personal.cim.es/filosofia                © jmm caminero (24 marzo-06 abril 2022 cr).

Fin artículo 2.962º: “David y Goliat”. 

La Manchuela al Dia.com. Rota al Dia.com. La Voz de la Palma.com. Xornal de Galicia.es

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