Artículo Periodístico 3.369º: “Nombres y recuerdos”.
David
Gistau en una
columna nos habla de su abuela, del recuerdo de su abuela, del rito que seguían
cuándo iban a visitar a su abuela.
En un artículo titulado: Mi
nombre etcétera, publicado en El ABC del 02 de junio del 2013, en
definitiva, nos habla de recuerdos y de palabras, de interpretaciones del
mundo. Porque qué es una vida, sino interpretación teórica y material del
mundo, del mundo humano. De todas las posibilidades de/l mundo.
Con el código QR se pueden realizar, quizás billones o trillones de
posibilidades, a mí siempre me ha llamado la atención, que con siete notas,
varias escalas, varios tiempos distintos a cada nota, se podrían crear billones de composiciones musicales
distintas, pongamos billones de sinfonías, billones de cantatas, billones
de canciones… Pienso, que la vida humana es diferente, porque con los elementos
de los que estamos hechos y fabricados, más las circunstancias, pequeños
cambios surgen distintas vidas y biografías… Cada ser humano es distinto a otro
ser humano, en la genética, no entremos en el caso de los gemelos homocigóticos. Con lo cual cada vida es una sinfonía
diversa, de alegrías y penas… A eso, súmale las circunstancias y las opciones
que se van tomando. Al final, puede
salir un santo o un terrible asesino en serie…
Podrían clasificarse, de millones
de formas a los humanos, pero una, es aquella de esos seres que han conocido a sus abuelas o no, que
sus abuelas los han acunado en sus brazos o no, que las abuelas les han hecho
carantoñas y besos, y de aquellos que no, aquellos seres que sus abuelas, o al
menos, una, les ha hecho comidas o no. Quizás, ahora, con todos los adelantos
médicos y sociales, es más frecuente, que al menos, todo niño conozca a una
abuela, se producen el caso, que incluso conocen a una bisabuela. Pero en
tiempos de después de la gran, segunda guerra mundial, después de algunos
lustros de la incivil guerra civil de esta península ibérica, pues muchos se
quedaron sin conocer a las dos abuelas, cuándo ellos o ellas habían nacido, ya,
los huesos de ellas, llevaban lustros en la tierra durmiendo el sueño de
estar/conocer al Buen Dios…
Las ciencias sociales tienen un
campo de estudio enorme e ilimitado, casi infinito, porque al estudiar la
naturaleza humana, con multitud de elementos y dimensiones, las combinaciones
son infinitas casi. No sé, si habrá estudios de personas, de niños y niñas, que
se crían sin conocer a sus abuelas, incluso, existiendo sus abuelos, no saben,
si alguna vez, se cruzaron sus caminos. Claro está, peor son las personas que
se encuentran que tienen que ir a una residencia de niños y niñas pequeñas
porque sus padres fallecen.
De ahí, que toda vida, arrastra
desde, posiblemente, la edad epigenética,
es un palabro o término raro, pero es simplemente, desde el vientre de la
madre, desde que es feto. Existen seres humanos que arrastran diferencias con
respecto a otros. Después, se van añadiendo elementos y elementos y elementos.
Y, encontramos un ser adulto con tres décadas o cuatro décadas, no solo
laborando su pan, en oficios diversos, sino que por dentro, el arado del tiempo
y los azares y causalidad han hecho un hombre o mujer diverso y diferente. Nos
encontramos todo el enorme horizonte diverso de lo real y de la realidad… Cada
uno, cosecha sus alegrías y sus tristezas…
Supongo, que no será lo mismo, el
niño que conoce a su abuela, ya que hoy, nos toca hablar de abuelas, que vive
en su mismo pueblo o ciudad, o aquel niño o niña que su abuela existe a cien o
trescientos o mil kilómetros. Quizás, la abuela en la distancia. Quizás,
existen, realidades, que no se tocan en los escritos, que existiendo abuelos y
nietos, por problemas familiares, graves, hay personas, que tienen que optar,
por la distancia. Para que realidades de injusticia y desequilibrio y de mal,
porque todo tiene un componente de bien o mal, de mal profundo, no agraven
situaciones, y se lleguen a realidades muy/mas radicalmente sufrientes. Con el
dolor más profundo y más grave, personas se tengan que alejar. Porque el bien
tiene muchos colores, pero el mal y los males también… Cada uno arrastra una
mochila de sufrimientos y penas y de alegrías y contentos…
El articulista es el practicante
del género literario, ya que no es científico, que tiene el derecho/deber de
hablar de pequeñas cosas o de grandes cosas. La sociedad ha convenido, a que
unos arreglan grifos o enchufes o huesos o dirijan empresas. Pero que otros
seres humanos, con sus palabras, les permitimos que nos hablen cada mañana, en
un blog o en un periódico del tema que deseemos o que queramos. Todos son
válidos, porque todos son humanos. Nosotros, somos humanos. Permitimos que
alguien en cinco minutos y ochocientas palabras, nos expresen algo del corazón
humano. Por tanto, de nuestro corazón. Eso es lo que he hecho hoy, mostrarle,
algún aspecto de su corazón. ¡Paz y bien…!
http://twitter.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (30 diciembre 202211 enero 2023 cr).
Fin artículo 3.369º:
“Nombres y recuerdos”.
E. 11 enero