Artículo Periodístico 3.395º: “El hombre tranquilo”.
Dice
Gistau
que esta es su película favorita. En mi caso, no digo que sea la que más, pero
si una de las tres que más me han gustado siempre.
Gistau en un artículo F, f
y f, publicado en El ABC el 04 de mayo del 2016, como
maestro del articulismo, lamentablemente malogrado demasiado joven, diserta y
dialoga y articula y argumenta, la relación de su interpretación de dicho film,
al final, el cine es simplemente una modalidad de teatro grabado, y, lo
relaciona con algunos aspectos…
Pero debo confesar una realidad,
durante muchos años, fue una de las películas que más me gustaron, y, pienso
que así es. Pienso que alcanza un nivel estético y conceptual y antropológico y
psicológico y sociológico e histórico enorme. Y, el actor y protagonista –para
que voy a poner nombres que son universales-, además de la actriz y
protagonista, llegan a niveles enormes de representación del alma humana.
Sintetizando podría ser comparada, nadie
se rompa las corbatas, con algunas obras de Calderón o
Shakespeare o Pirandello.
Cada vez que he tenido ocasión,
durante lustros la he estado viendo. Pero llegó un momento, que se quebró algo
en mi interior, y desde entonces, no he podido volver a verla, percibirla,
sentirla, desearla, quererla. Y, es muy sencillo y muy difícil de decir y de
expresar. En dicho guión, al final, la
persona buena, el antiguo boxeador y protagonista y enamorado que volvía a sus
orígenes. El antiguo personaje y persona, símbolo y realidad de multitud de
entidades humanas gana la partida.
Se casa con la mujer que quiere, se reconcilia con su cuñado que parece un
toro, en la película y en su psicología, se reconcilia profundamente con el
pueblo de sus orígenes, incluso con la religión. De alguna manera su alma se vuelve a centrar y quedar en el
círculo de su propia alma. Encuentra
la paz y la equidad y la justicia por parte de todos.
¿Pero por qué no puedo verla o
percibirla ya, porqué ahora y por qué ahora, desde hace unos años, ya no la
vuelvo a ver, después, de que en décadas, quizás, la visioné, siete o diez o doce veces, quizás, una de las películas
que más he percibido y sentido y pensado y buscado, yo, que apenas escribo de
cine, quizás, también debería señalar más esta faceta, quizás, no tan
desarrollada en mí, como otras artes, pero si esenciales, para entender mi
realidad y mi tiempo, porque al final, hemos visto más películas, miles, sin
contar los telediarios y otros tipos de reportajes televisivos y documentales,
que también son cine, pero de otra modalidad, también son teatro, pero de otra
variante…?
¿Por qué no soy capaz de verla y de volver a percibirla y sentirla y
manosearla con la mente…? ¿Qué piensa usted estimado lector o lectora,
quizás uno de los diez o treinta que sigan mis palabras, yo, no tengo miles, ni
cientos de miles, de millones de seguidores, yo, yo no canto canciones, ni
enseño dietas alimenticias, ni soy un jugador de futbol…, solo soy un modesto
pensador-escribiente…?
¡Porque en la vida, demasiadas veces, la persona de buena voluntad,
aunque no sea perfecta, no gana la partida de la vida, sino pierde…! ¡La
persona de buena voluntad, de buena moralidad, se le encierra en un rincón, se
le pisa, se le maltrata de muchas maneras y de muchos modos, se le cierran
salidas, y, si no se defiende se le echa más sufrimiento, y, si se defiende
mínimamente, por ejemplo, alejarse de un mal enorme y grave, encima se le
machaca más, se le indica que es el malo…!
¡Porque en la vida, no siempre,
pero si demasiadas veces, la persona de buena voluntad, la que lleva la razón,
la que intenta que las cosas vayan bien, que se siga una moral mínima, en el
ámbito que sea, familiar, en la familia en sentido amplio, en los trabajos, en
las amistades, en la sociedad, no se le valora, sino que se le denigra, en la
realidad, al mal se le llama bien, y al bien, se le llama mal…!
¡Porque en la vida, a la victima se le denomina que es el verdugo, y, al
verdugo, demasiadas veces, la victima...! ¡Porque en la vida, no siempre,
no en todos los individuos, no en todos los temas, no en todas las ocasiones,
al actor, exboxeador que viene a su pueblo a buscar la paz, y encuentra el
amor, como símbolo de mil relaciones o causas o situaciones posibles, sigamos
con esa metáfora, en la vida… no gana siempre el bueno y la verdad y el bien y
la bondad y la belleza y la amistad y el sentido común y la racionalidad y la
prudencia…! ¡Porque en la vida, no sucede siempre eso…, aunque tampoco sucede
siempre lo contrario, la justicia y la
equidad y la belleza y la bondad y la verdad y la veracidad, también triunfa
muchas veces…! ¡No podemos negarlo…! ¡No podemos perder la esperanza de que
la verdad y bondad y belleza y racionalidad y prudencia y sentido común
triunfen, porque si la perdemos nos derrumbamos por dentro y, después por
fuera, con consecuencias imprevisibles…!
¡Pero por eso, llevo ya años, que
no soy capaz, no puedo oír la música de fondo de la película y sus fotografías
en movimiento y sus paisajes, ni los actores y sus actuaciones y sus palabras y
sus lenguajes, que me conozco, que las recuerdo cuándo van dialogando, ni sus
gestos y sus formas y sus rostros y sus tristezas y sus alegrías…! ¡Porque
siento que en la película, gracias a la naturaleza, sociedad, al pueblo, al
ambiente, a los actores, al buen Dios, los buenos triunfan y los malos se
convierten, pero en la vida, tantas veces, en la vida, los buenos pierden, y
los malos triunfan…! ¡Entonces solo queda la esperanza de la Otra Vida…! ¿Me
volveré a reconciliar con la película, alguna vez, me reconciliaré conmigo
mismo…? ¡Paz y bien…!
http://twitter.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (16-25 enero 2023 cr).
Fin artículo 3.395º:
“El hombre tranquilo”.
E.
25 enero