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Artículo Periodístico 3.373º: “El crucifijo y tú”.

                         Artículo Periodístico 3.373º: “El crucifijo y tú”.

Los que vivimos en esta Celtiberia que tantos nombres ha tenido, siempre estamos enfrentados o confrontados o de acuerdo, siempre pende el tema eterno, Dios y es Dios.

Seamos ateos o agnósticos o creyentes en cualquier religión o revelación o ideología religiosa o secular o en cualquier metafísica, en el fondo lo esencial siempre ha sido Dios. Me pregunto, porqué y por qué el tema de Dios, el tema metafísico ocupa tanta esencialidad en nuestro consciente e inconsciente. Quizás, por la larga Edad Media, y, las diferencias entre tres macrovisiones o microvisiones. Es la eternidad dialéctica de las interpretaciones macro y micro…

Ahora, que los conventos se cierran, dicen, que uno al mes, ahora, que hay personas que piden la apostasía, borrarse especialmente del catolicismo, y, hacerlo bajo un papel. Ahora, que existen, dicen, miles de personas cada año, que se convierten a otra religión no católica, otro culto cristiano no católico, otro culto religioso no cristiano, u, otro culto, denominado ateísmo o agnosticismo, que en el fondo, en estas tierras, son otras religiones, o tienen, muchos componentes religiosos…

El gran articulista Raúl del Pozo, manchego que ha llevado sus huesos al poblachón de Madrid, redacta en El Mundo, del 04 del 12 del 2009, un artículo titulado El crucifijo. Y, nos narra los vericuetos, algunos de los dilemas y entresijos y dialécticas y luchas de este pueblo, nuestro pueblo, de ayer y de hoy, con/en/contra del crucifijo o Crucifijo, en definitiva, la gran ideología metafísica, cristianismo sí o no, o cristianismo de la duda o del escepticismo. Y, en medio todos los vaivenes posibles de interrelación o interdiálogo o de hermenéutica, -permítanme, exprese una palabra, aunque no todos la entiendas, heurística, en definitiva, interpretación de un fenómeno o del mundo…-.

Asistí hace años, llegué una tarde al trabajo, y me encontré, que en un lugar, olvidados, como si fuesen, trozos de palos o de pajas o de nada. Se encontraban una treintena de crucifijos. Pequeños crucifijos que estaban situados, cada uno, en una pared de una habitación. No sé, quién daría la orden o la norma. No sé si se hizo por protección del personal y de las personas que lo habitaban. Era una planta de un hospital. Y, desaparecieron varias decenas de crucifijos. En ese lugar, encima de una taquilla, acumulados, estuvieron unas semanas, unos meses supongo –no, no muchos-. Otro día, arribé a ese lugar, y, habían desaparecido. No pregunté, me imaginé el destino. Uno, uno al menos, acabó dentro de una taquilla, y fue pasando en esa persona, por todas las taquillas de ese hospital, dónde estuvo. Al final, en la parte de atrás de un vehículo, tapado, pero no olvidado, sigue respirando... No tapado para esconder, sino para proteger y ser protegido…

Raúl del Pozo, genial maestro del articulismo, nos narra, algunos vericuetos y aconteciéndoos, sobre esta realidad. Nos narra, el problema de la desaparición del crucifijo de las escuelas o de las aulas, por normativa europea… Se dice, un refrán en la Castilla de siglos, “en España, siempre vamos detrás de los curas, sea en las procesiones, sea con palos para molerles las espaldas…”. Este refrán o axioma o postulado es cierto y es verdadero. Como la luz alterna, o, y, estamos detrás de las procesiones, o sacando los santos a la plaza del pueblo, al lado de la Iglesia y quemándolos. Esto ha pasado más de una vez, en distintos contextos, en la Edad Media, por unos o por otros, en la guerra de las Comunidades, la Antigua Catedral de Segovia, fue volada, suponemos de forma azarosa, y, la actual, es la nueva, que ya tiene varios siglos…

Después, en cada época, en cada siglo, han sido los acontecimientos y las banderas del momento, unas veces, invasiones de fuera, otras veces, por dos bandos ideológicos, sea en el siglo diecinueve o en el veinte o anteriores, unas veces, por azar, otras por causalidad…

Siempre he pensado, que se han utilizado las iglesias y sus significantes, como terror y terrorismo, si se sacaba una tumba de una monja muerta hace cien años, y se exponía en la pared de la plaza, era una forma de terror; si se llevaba al paredón al cura de la parroquia, era una manera de terror para el resto de la sociedad; si se quemaba la iglesia, incluidos cimientos, y, se transformaba en depósito de armas, era otra manera de terror social. Todo aprendido/aprehendido, dicen, de la Revolución Francesa/Soviética y, antes de siglos de guerras de religión/religiones. Quizás, en nuestro solar, aprendido y aprehendido de siglos de evolución. Recordemos el refrán, siempre detrás de los curas, o con una vela o con un palo… ¿Es nuestro destino, siempre detrás de los curas, o con un palo o con una vela…?

La pregunta, no sería mejor, dejar a los curas tranquilos, dejar al crucifijo tranquilo, dejar al Crucifijo tranquilo. No vivimos en una etapa de libertad de conciencia, libertad de expresión, libertad de culto, libertad de publicación… Porqué no dejamos al crucifijo y a los curas tranquilos. Al final, que son los curas sino hijos de agricultores, ganaderos, tenderos, asalariados... Que son sino hijos del pueblo, tan de pueblo o más que usted… (¡Nadie se ofenda, porque ya saben, a nadie se desea, ni se necesita, ni se quiere ofender…!).

http://filosliterarte.blogspot.com.es   © jmm caminero (31 diciembre 2022-11 enero 2023 cr).

Fin artículo 3.373º: “El crucifijo y tú”.

E. 11 enero 2023 a Galicia Digital.com. El Tambor Revista de la Gomera.es.

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