Artículo 4.803º: “Los monólogos y Francisco Umbral”.
El monólogo es un género
literario en el que habla un solo personaje. Pero que hable un personaje no
quiere decir, que no sea escuchado por una o varias o cientos de miles de
personas.
En
todos los géneros literarios se utiliza, en todas las letras, no solo en el
teatro o cine u ópera, sino en la poesía, cuento, incluso en el artículo periodístico
o reportaje, en el sermón, en el mitin, en la conferencia…
Podríamos
indicar que existen básicamente dos tipos de monólogos, -y, en cierto modo un
discurso, un sermón, una conferencia, un mitin son monólogos-. Existen dos
tipos de monólogos, el hablar consigo mismo, el que piensa y siente y dialoga y
habla consigo mismo, y, es solo para sí mismo. Y, el monólogo que habla también
solo uno, y, es para los otros, un “monólogo en una obra de teatro, existe
público; un monólogo en un mitin es para los otros…”.
Hay
quién dice que las formas literarias, incluso los géneros literarios, los
inventan o los descubren los seres humanos, pero que de alguna manera están o
son en la realidad, están dentro de la realidad. Lo único que los humanos hacen
es que los van descubriendo del seno de la mente y de la consciencia y de la
inconsciencia en la historia y cultura y en el tiempo y en el espacio. Esto
sería una cuestión semejante, a esa otra, que se plantea si las matemáticas son
inventadas por los humanos o son descubiertas por los hombres, o ambas cosas a
la vez. Los géneros literarios están en la realidad, de alguna manera, o están
en la lógica de la propia mente.
El
monólogo, no sería un género en sí, sino “un recurso literario conceptual y
cognoscitivo” que está dentro de la conciencia y consciencia e inconsciencia
humana. Y, se va desarrollando. Para el monólogo como hablar de uno consigo
mismo. Para que se produzca esa realidad, el sujeto humano tiene que poner la
situación para que suceda. La pregunta es si se está olvidando el monólogo de
un sujeto de hablar consigo mismo, de escucharse a sí mismo, de responderse a
sí mismo. O, en cambio con el móvil a todas horas en las manos, la mente no
deja que hable consigo mismo, que su interior hable consigo mismo, no permite
que el monólogo se desarrolle en uno mismo con uno mismo.
En
la literatura, y, por tanto en la cultura occidental, el más famoso monólogo,
es el del “ser o no ser” de Hamlet.
Se indica que en el teatro antiguo griego, que no debemos olvidar, que no debe
ser el más antiguo, porque antes de Grecia hubo la civilización micénica y
minoica, y, antes de Atenas y las
ciudades-Estado griegas, hubo imperios durante dos milenios en Oriente Medio y
Egipcio.
Pero
en Grecia surgió un solo actor que hablaba y el coro, después dos, al final
tres… y, el coro. Por tanto, se cree que el diálogo en el teatro, digamos en la
representación literario es posterior al monólogo… al final, la poesía se
recitaba por una voz o persona, y, quizás de la poesía fue surgiendo en
entrelazamiento el resto de la literatura… -Antes de Atenas y Esparta debemos
no olvidar hubo vida… Catal Huyük,
es de hace siete u ocho milenios a. C. No hay imperio, ni antes ciudad-Estado
que no tengo un sistema ejecutivo, legislativo, judicial –aunque sea en un
órgano o en una persona o en dos órganos o en dos entes jurídicos-, pero creo
que tampoco puede existir sin el concepto de sagrado, ni tampoco sin las
letras-literatura… Todo se relaciona y se combina…
Me
he encontrado con un artículo que habla sobre el monólogo, el maestro del
articulismo, Francisco Umbral,
titulado precisamente: El monólogo,
aunque nos habla-escribe-dialoga-monologa con nosotros del monólogo político,
nos indica, nos recuerda, que este género, no solo se utiliza en las literatura
como arte, sino en el discurso político. Por eso, se indica, de muchos líderes
a lo largo de la historia, “hablan con la realidad, hablan con los demás,
escuchan a los demás, o solo se hablan a sí mismos, para sí mismos”. La gran
pregunta es si han caído o se cae en el solipsismo del monólogo político
–tentación eterna en la historia y en la política-. Porque si hemos indicado
que el monólogo es necesario para que un ser humano se conozca y se equilibre
consigo mismo, el monólogo tiene que llevar al diálogo o triálogo, tetrálogo,
pentálogo…, es decir, hablar con los demás, que tendrán otros puntos de vista.
Umbral, decíamos que redactó un
artículo titulado El monólogo, publicado en El Mundo, el 02 de noviembre de
1992, en la que nos narra su parecer de aquella época sobre la palabras y la
política. Muchos se preguntan si estamos en esta Celtiberia tan antigua en una
serie de personajes que monologan consigo mismos, y, quieren imponer su visión
de la realidad histórica, sobretodo del futuro, al resto. Muchos se preguntan
si estamos en una ceremonia del monólogo, de la imposición del monólogo sobre
el pentálogo que eso es la política-. ¿Usted lector/a sabrá…?
Dicen
que la Tercera Edad, cuándo ya las obligaciones laborales han quedado en el
tiempo, y, ya se dispone de más tiempo para observar, y, más tiempo para sentir
los primeros o segundos dolores, se dice que la Tercera Edad es el tiempo del
monólogo. Porque ya se dispone de menos relaciones sociales, por lo general,
menos obligaciones sociales, por lo general, y, entonces, por fin, el “flujo de
conciencia y consciencia emerge”, va emergiendo poco a poco, sin quererlo.
Entonces, se producen muchos recuerdos, que serán verdaderos o falsos o
erróneos o ciertos en parte o en no parte.
No
sabemos si descubrimos los humanos el monólogo o el monólogo nos descubre a
nosotros. Aquí estamos lidiando con el toro del monólogo, es decir, con el toro
de su interior, con el habitarse a sí mismo, con el vivir consigo mismo, según
la fórmula de Benito de Nursia,
santo y patrón de Europa. Paz y bien…
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (01-06 abril 2025 cr).
Fin artículo 4.803º:
“Los monólogos y Francisco Umbral”.
E.
06 abril