Artículo Periodístico 3.891º: “Jubilación, júbilo y recuerdos”.
La
jubilación tiene una mirada bifronte, como esos antiguos dioses de la mitología
clásica, dispone de un horizonte positivo y halagador, y, otro, más gris y
entristecido.
Puede,
que usted no esté de acuerdo, o, puede que en la lucha que todo ser humano
lleva en su corazón, cuando se jubila oficialmente, en un país de Occidente,
que se recibe una pensión de jubilación, mayor o menor, y, que existe un estado
de bienestar, que cubre otras necesidades primarias, como la salud…
En
este horizonte la jubilación, es júbilo, tiene una función alegre, es,
siguiendo las fiestas antiguas, con un carácter religioso y secular, al mismo
tiempo. Tiene una festividad diaria, es un descanso, después, de muchos años de
educación y de formación y de trabajo, y, de todos los avatares… No podemos
olvidar, que si una persona, empieza el sistema de educación escolar
obligatoria, entre los tres y cinco años, según la generación que haya nacido,
sin contar, el tiempo anterior de guardería o de escuela infantil… hasta los
veinte años, que se está formando, o, aún más, si se inserta en los buques de
la universidad…
Después,
treinta o cuarenta años en un trabajo remunerado, en mayor o menor medida. O,
en la situación actual, de varios trabajos en el tiempo, o, en varias
obligaciones escalares de responsabilidad, de cargo y de carga y de estipendio
y de remuneración. En medio y al mismo tiempo, también está la vida, los azares
y causalidades y casualidades de la existencia de cada uno. Porque además de
dormir, trabajar, descansar, tenemos otras finalidades y funciones en la
existencia, la familia, los amores y desamores, los hijos o no hijos, los
padres y hermanos, las cuestiones sociopolíticas y culturales, históricas de la
época, etc.
De
ahí, sucede un fenómeno, que no creo nadie me niegue, evidentemente, en cada
persona, se produce de forma distinta y diversa. Por un lado, es un tiempo
alegre, si se dispone, de un mínimo de paz, de paz en todos los sentidos, de
salud suficiente, al menos, al principio, y, de un equilibrio y armonía con las
realidades que rodean al sujeto. Ya, no hay que levantarse a las seis de la
mañana o a las siete cada día. No hay que hacer jornadas de ocho o diez horas.
Parece que la vida se ralentiza. Ya, se pueden construir y cristalizar y
materializar algunos sueños, que uno, que dicha persona ha llevado en su
corazón, etc.
En
ese sentido, se realizan más viajes, se atiende más a la familia, a los nietos,
quizás, diríamos, construir una ayuda a los descendientes, en la medida que se
pueda. Se tiene más tiempo, para mirar y remirar ciertas realidades, etc.
Pero
también, existe otra vertiente y dimensión, que es que al tener más tiempo,
sucede, como en los conventos y monasterios, resurge de dentro, sale hacia
fuera, más el interior. Ese interior que en parte ha estado semidormido. Que
tantas obligaciones de y en la calle, y en la vida, has ido tapando y
silenciando y escondiendo y camuflando y olvidando y superando y adornando…
Surge
del interior, multitud de recuerdos, que tenías medio dormidos. Surgen del
interior, hechos y actos y palabras y deseos e intenciones, que has tenido
contigo mismo o con los otros y, de los otros contigo. Surgen recuerdos buenos
y menos buenos. Surgen, sin quererlo, y, tú a ti mismo te evalúas. Y, te
evalúas, multitud de aspectos, te evalúas tu vida económica, tu vida afectiva,
tu vida en tu vocación, tú relación con otras personas, y, además, algunas
personas, también, ya saben que tienen que prepararse para el último viaje, y,
con sosiego y mesura y tranquilidad se preparan al Encuentro, si es que creen
con el Ser Superior o Buen Dios…
Por
tanto, la jubilación, pasan algunos años, y, pueden que aparezcan ya los
primeros achaques, frase popular, ya serios, que con la medicina actual se van
sobrellevando, y, además, de la alegría del tiempo, al principio de la
jubilación se hacen muchas cosas, después se van ralentizando. Van surgiendo
todas esas preguntas y cuestiones de dentro. Los errores y aciertos de ti mismo
contigo mismo, de otros contigo mismo –si hubieses hecho esto o lo otro, si te
hubieses relacionado son esa persona o no, si y si…-. Surge un mundo interior,
no fácil de torear y domesticar y ser y estar con él, si se es consciente, y,
si es y eres digno y honesto con uno mismo, y, no continúas camuflando,
engañándote… -y, todo, hay que llevarlo con mesura, prudencia, racionalidad,
bondad con uno mismo también, y, no terminar en la angustia, ni en más pena, ni
en la desesperación, nunca caer en esos pensamientos negativos, que no llevan a
ningún lado, sino a más pena…-.
Dicen,
los cartujos, orden religiosa, que en estos momentos, no llega a trescientos
monjes, no sé cuántas mujeres cartujas habrá. Que en la cartuja se va
interiorizando más y más hacia dentro. Más hacia el interior, más hacia las
realidades racionales internas y las realidades irracionales, más hacia los
actos que hemos tenido, más hacia los deseos y emociones que hemos estado, más
hacia las personas con las que nos hemos encontrado. Más los errores y aciertos
que hemos sentido…
El
periodo de la jubilación, es bueno y positivo y de júbilo. Y, es de agradecer,
que la sociedad occidental, haya llegado a estos niveles de progreso en este
sentido, a este estado del bienestar. Pero, también, tiene lados, vertientes,
factores, vectores, dimensiones, de cierta tristeza y pena y angustia.
Porque
no todas las personas, por mucho que hayan trabajado y estudiado en la vida,
por mucho que se hayan esforzado a ser buenas personas, en distintos sentidos,
y, también morales. No todas las personas, diríamos, han llegado a un triunfo
suficiente, a todo el trabajo, esfuerzo, y, correcta moralidad, como deberían
haber tenido. Es más, hay personas de buena voluntad, no perfectas, que llegan
a la jubilación, y, no son estimadas y no han sido valoradas, en sus valores
suficientes…
La
jubilación como el tiempo de enfrentarse, ya sin engaños y sin mentiras, a la
verdadera realidad del corazón de cada uno. Y, la jubilación como el periodo
que tampoco se puede caer en la desesperanza, tristeza, angustia y pena y
desesperación. La jubilación, como la tercera edad, el tercer periodo de la
vida, y así, hay que afrontarlo, con actividad y paz y esperanza y espera… Paz
y bien.
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (25 oct.-14 nov. 23 cr).
Fin artículo 3.891º:
“Jubilación, júbilo y recuerdos”.
E.
14 noviembre
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