Artículo Periodístico 3.825º: “Gastro: Sopas de ajo manchega”[1].
La
variedad de nombres es muchísima, una orquesta con muchas piezas: sopa de ajo,
sopa castellana, sopa de ajo manchega. Es como toda comida popular la necesidad
hecha arte.
Yo, que durante décadas no me he
sentido manchego, quizás por la ciudad de nacimiento, hija de mil ascendentes y
mil orígenes, debo aceptar que las políticas administrativas y los tiempos me
han llevado a valorar y valorizar más el terruño del que somos, pero siempre no
contradictorio con el resto, soy del pueblo dónde emergieron mis ojos, del
pueblo dónde resido, de la Mancha, de Castilla, de España, de Europa… Como,
siempre se expresa, un puzzle de muchas partes que están dentro, un puzzle de
esas muñecas rusas, una dentro de otras…
Agua, sal, pan, huevos, ajo y ya,
en tiempos actuales y modernos, se le echa encima, en medio del cocimiento o
después, en el plato terminado, algunos jamón, huevo poché, caldo de pollo o de
carne o vegetal, chorizo, pimentón picante… Por tanto, podríamos pasarnos
semanas y meses enteros, degustando al mediodía, cada día una sopa castellana,
y cada día, tener un color y un sabor diverso y diferente. Esta es la riqueza y
el ingenio humano…
Alguien puede pensar con razón,
que hoy, cuándo en un restaurante pides un plato, sea de tres o cinco o ningún
tenedor, ponga el adjetivo que ponga, al nombre del guiso, nunca sabes lo que comerás
hasta que lo tengas delante de los ojos. Pueden darte una explicación. Esto no
es crítica negativa, es una realidad observacional y experiencial, porque
depende mucho del lugar y la cocinera/o, de un pueblo a otro, con diez mil
metros de distancia, lo mismo es y tiene otro color y otro sabor y otro olor.
Cierto que algunos ingredientes, en común deben tener. Porque hay que darle un
mismo nombre. Pero son como las piezas de cuarteto, cada director o ingenio
pues le da la terminación que considere.
La comida tradicional es hija de
la necesidad y de la supervivencia. Si los tiempos van hacia mejor se va
ramificando, y se va creando riquezas de sabores, olores, colores, formas,
expresión, contenido, aunque tenga una serie de elementos esenciales y fijos y
substanciales… Todos estos campos de la degustación, entran en el terreno de la
necesidad y de la libertad, de la determinación y la indeterminación, siempre
que sean alimentos correctos para la salud y para el bolsillo y para la
legalidad y la moralidad… Porque esperemos, no se pase a situaciones insalubres
y no sanitarias de salud y no morales…
Berceo en el
nuevo lenguaje y lengua, pasando por casi todos los que se llamaron, sin ellos
saberlo del siglo de oro, hasta el hoy, del siglo veinte, han hablado de comida
en sus literaturas y artes. Porque la comida es la obsesión del hombre. No
olvidemos que cerca de ochocientos millones de personas, hoy mismo, no sabrán
que van a comer. El problema de la comida ha sido una constante en toda la
historia humana. Un año podría haber mucho trigo, pero al año siguiente apenas
ninguno por tormentas o sequías o quemarse por guerras y conflictos. El comer
cada día, habrá sido la ocupación y preocupación desde el primer homo, es en
toda especie e individuo animal. Los seres vivientes de este planeta necesitan
energía, energía que les permita vivir y sobrevivir.
No creo que un hispanoromano que
hace dieciséis siglos viviese en esta península, antes de la llegada de los
“bárbaros”, que hablase en latín, se diferencie mucho, salvo la evolución
histórica normal, a una persona de hoy, yo mismo, en muchos alimentos y en
muchas otras ideas. Todos somos una evolución o un progreso en una historia…
todos van dejando algo y olvidando algo y tomando algo nuevo, y copiando mucho
de lo antiguo… se sea cartaginés en Iberia, se sea romano en Iberia, se sea
visigodo en Ibería, se sea musulmán en Iberia, se sea cristiano en Iberia, se
sea de este siglo que ya llevamos casi una cuarta parte… Creo que la comida
demuestra y muestra esta tesis,
evoluciona, pero siempre en un camino y progreso y cambio y modo y manera y
forma…
¿Cuándo surgió esta sopa con ajo
y algo de cereal-pan, quizás en la prehistoria, quizás desde el neolítico, y,
habrá ido cambiando de forma o lugar, según el tiempo, según el modo, según el
clima, según lo que hubiese…?
¿Todas estos alimentos son formas
de cocido, es echar en un recipiente con agua, todo lo que se tenga, o parte de
lo disponible, e ir buscando maneras y formas, al final, una sinfonía y una
canción, está formada por notas musicales, las mismas, pero distintas en
cantidad, ritmo, formas, maneras…, pero nada más…? ¿Un cocido es echar al agua
algo o varios algos en varias cantidades…?
La historia va añadiendo nuevos
alimentos, nuevos sabores. Si existen millones de especies vegetales. Muchas de
ellas tienen frutos, muchas de ellas, sus frutos son consumibles y sanos…
Siempre pienso, cuántos de esos alimentos sin cocinar, vegetales existen en
cada zona del mundo, y aquí, no se consumen… cientos, miles de frutas, verduras,
legumbres… Todo eso, lo esperamos. Quizás, una cadena de restaurantes o de
tiendas que vendan alimentos de todo el mundo, quizás tendría sentido… Porque
iríamos añadiendo… Y, eso sin entrar que existen cientos de variedades de
patatas o de arroz o de tomates o…
Dicen que Cervantes, en su genialidad, quizás, también en su múltiple
necesidad, quizás, Cervantes sufrió
hambre en algunas épocas de su vida o suma necesidad, para algunos en Cervantes está toda la cocina de su
siglo, mezcla de italiana y mezcla de judía y mezcla de musulmana y mezcla de
cristiana. -Pero este aserto anterior, no tengo conocimientos para indicar, qué
valor de veracidad tiene-. Pero será como siempre, mezclamos y comemos de casi
todo, sin saber, el origen de todo, que al final, estará casi siempre en el
Neolítico, al menos en el neolítico…
Me he preguntado muchas veces, si
muchas de las comidas que reflejan Cervantes,
es/son manchega en el fondo. Porque Madrid es la Mancha, Alcalá de Henares es
la Mancha, Esquivias es la Mancha, Alcázar de San Juan es la Mancha,
Argamasilla de Alba es la Mancha… y, quizás, Cervantes es un manchego de origen judío, que como todo ser humano,
inteligente y observador, sobra/molesta y no encaja en su época. Y, después a
algunos se les recupera y se les señala como los faros y focos de su época y de
todas las épocas. La perplejidad humana.
Pero no recuerdo si Cervantes y
si el Quijote señalan el ajo castellano o manchego, si lo comerían o no.
Supongo que sí, porque es de lo más barato que existe y que han inventado los
humanos, agua caliente para calentar las bodegas del ser mismo, y, echarle un
poco de algo, ajo que no se pone malo, si se cuida al aire, y, algo de pan, y,
algo de algo…
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jmm caminero (03 septiembre-03 octubre 2023 cr).
Fin artículo 3.825º:
“Gastro: Sopas de ajo manchega”.
[1] E. 03 octubre