Artículo Periodístico 3.852º: “Los pequeños objetos e Italo Calvino”.
Nos movemos con objetos y en los
objetos, y, con ideas y en conceptos, somos esa mezcla de alma y cuerpo y
mente-psique y sociedad y cultura. Ese combinado de realidades.
Muchos escritores y, también,
articulistas cogen ideas, temas, conceptos, enunciados, proposiciones,
argumentos y razones. Incluso proyectos de tesis doctorales o grandes libros
académicos de otras personas, y, nunca lo agradecen, el viejo maestro Unamuno de mi adolescencia y un poco
más, decía, que en España se copia y se plagia mucho y mal.
Tengo una formación académica y
también autodidacta, ambas cosas y ambos mundos están en mi conciencia y
consciencia e inconsciencia e inconciencia. Ambos mundos luchan y han estado
luchando en mí, durante décadas. Esa es y ha sido mi realidad.
Con lo cual, tengo una formación
de citas, y, al mismo tiempo, una aptitud y actitud moral cercana en esto a la
de Unamuno. Hay que dar el mérito a
quién se lo merece, hay que darle el agradecimiento, hay que aportarle el
homenaje. No es que tú te valgas de una gran figura de las letras o de las
columnas periodísticas para tu fama y tu notoriedad, sino que si has tomado la
idea del tema, o algún concepto o algún enunciado de un autor, creo que dar al
César/emperador/escribiente lo que es del César/emperatriz/escribienta, hay que
citarlo/a. No siempre se hace, pero creo que se debe hacer.
No es que te pongas bajo su
sombra, y le quites o intentes quitar luz al gran escritor o al gran
articulista periodístico literario. No. Al menos, no en mi caso. Porque algunas
columnas se hacen, solo mirando el título de un artículo, ya que no tengo
acceso a su contenido por eso de la suscripción, o quizás, por una frase de ese
texto. Posiblemente, el artículo de ese autor, y el tuyo propio caminarán por
puntos diversos. Posiblemente, el gran escritor o gran articulista llega a
ideas y argumentos muy profundos, que yo, que yo modestamente, ni me acerco.
Pero nadie me dirá que he copiado o he plagiado, por eso lo cito, o me he
aprovechado de su fama y nombre y notoriedad –porque por eso, precisamente lo
cito con respeto y afecto y en homenaje-.
Que después en el sistema de
Internet, emerja en un lugar preferente o no, es otra cuestión. Pero los que
publicamos en periódicos digitales de audiencia limitada, siempre estamos
relegados a la degustación de la casquería cultural de y en la aceptación
pública –ya saben ustedes, que las vísceras de los animales, durante siglos, no
las degustaban los nobles, ni los patricios, y, era cosa que quedaba al pueblo,
pueblo del que formo y soy parte… Ahora la casquería, es un manjar, como la
mayoría de los productos del mar-.
Nos movemos en ese mundo de
ideas-conceptos-enunciados-proposiciones, y, nos movemos en ese mundo de
cosas-objetos-entes-realidades, y, mezclando y combinando ambos, somos lo que
somos, en nosotros mismos, y, en/con los demás. Vivimos en ese mar que
denominamos Sociedad y Cultura. –Cuánto necesitamos que los sistemas culturales
e ideológicos y filosóficos y religiosos creen puentes y vías y autovías y
viaductos y acueductos de entendimiento y comprensión, ya que creemos los
conflictos, todos tienen una base ideológica o de ideas y culturales, de ideas
y de creencias-. Esta es la revolución que también necesita el mundo. Crear un Programa
Internacional de Ilustración para todas las Sociedades y Culturas.
En todo este volcán de ideas me
he encontrado con el artículo de Italo
Calvino, titulado: La redención de los objetos,
habiendo visto la luz de otros ojos, en La República en 1981. No sé, si
somos conscientes, que desde que nos levantamos, dormidos también, estamos en
contacto con objetos, con realidades materiales, con cosas, con entes. Dormimos
acompañados de sábanas o mantas, sobre un catre o una cama, y, a lo largo del
día, utilizamos decenas, cientos de objetos, unos, creados por el ser humano,
otros, por y de y en la Naturaleza.
Cosas, estamos rodeados de cosas.
A veces, me digo, cuántas cosas creadas por los seres humanos utilizarían hace
un millón de años, las especies humanas, cuántas hace cuarenta milenios,
cuántas ahora, en Occidente y cuántas ahora, en un pueblo indígena del
Amazonas. Quizás, nos diferenciemos, aunque seamos esencialmente iguales, todos
los humanos, pero una diferencia, es que un ser humano utiliza “cien cosas al
día”, pongamos un ejemplo o un caso. Y, otro, quizás menos, y, otro quizás más.
Alguna/s rama/s de las ciencias
sociales, deberían estudiar y analizar, cuántos objetos y cosas y entes
materiales utilizamos –geografía, historia, economía…-. Dicen que tenemos
sesenta mil ideas o pensamientos al día. ¿Pero cuántos objetos tenemos…?
¡Cómo potencialmente, puedes
comprar muchas cosas, dentro de un límite económico, no valoras las pequeñas cosas…!
¡En la epidemia que hemos pasado hace unos meses, en un momento, temía que la
tinta para dibujar se me terminase…! ¡En un momento normal, esa preocupación no
la habría tenido…! ¡Temor que los humanos padecen en las guerras, en las
revoluciones, en los desastres naturales, en las graves crisis económicas
personales o familiares, etc.!
¡Estamos rodeados de cosas, y, no
somos conscientes, que vivimos y existimos en un mar de cosas y de objetos y de
entes naturales y no-naturales o creados por el ser humano…!
http://youtube.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (13-17 octubre 2023 cr).
Fin artículo 3.852º:
“Los pequeños objetos e Italo
Calvino”.
E.
17 octubre
E.
24 octubre