Artículo Periodístico 3.844º: “A quién dirigirse si se quiere ser articulista”.
Imaginemos una persona que desea
ser columnista diario de un periódico nacional, de una agencia de noticias, de
un grupo de medios regionales y locales qué tiene que hacer.
Imaginemos que en forma de
autoedición, modesta y sin venta, ha publicado siete tomos, tres mil
setecientos artículos-columnas periodísticas. De ellos tres mil trescientos en
unas decenas de medios digitales de distinta audiencia –pero sin cobrar ni un
céntimo de dinerito-.
Imaginemos que ha publicado
durante lustros, en autoediciones personales miles de páginas de una
obra-título…
Imaginemos que le avalan varios
títulos oficiales académicos.
Imaginemos que ya tiene una edad
no joven, ni mediana, ni adulta mediana, sino que ya está en la última
trayectoria de su biografía o vitagrafía.
Imaginemos que siempre ha deseado
ser un escritor-pensador y que el artículo es una manera o muestra de ello, la
columna periodística de opinión como esa combinación de literatura y filosofía
e información periodística…
Imaginemos que piensa y siente,
siempre lo ha percibido, que podría completar y complementar el periodismo
actual, que es más hijo cultural de Ortega y Unamuno y Alain y todos los que
antes y después han traído ese arado de mezcla de información y actualidad y
poesía y pensamiento…
Imaginemos que lleva cinco
décadas en esto de la escritura, observación, análisis y pensamiento de
diversidad de temas, con unas ópticas predominantes literaria, filosófica,
artísticos plásticas…
Imaginemos que después de muchos
intentos durante lustros, su pequeño o mediano o gran sueño, sería publicar en
un medio nacional… de forma rutinaria y diaria, intentando esa combinación de
análisis y racionalidad literaria más filosófica y, con temas de actualidad o
actuales en sentido amplio –porque no solo de pan vive el hombre y la mujer-.
Imaginemos que en sus sueños
alocados y dislocados piensa que podría, si le diesen la oportunidad, ser
considerado uno de los grandes columnistas de este género en su sociedad y en
su país, de estos dos últimos siglos…
Imaginemos que durante toda la
vida ha tenido ese pequeño sueño, combinar el periodismo del columnismo con la
literatura y la filosofía y el arte plástico. Y, en ello ha estado una gran
parte de su existir y su existencia…
Imaginemos que en forma de correo
electrónico o en forma de carta con incorporación de disco electrónico ha
enviado a decenas y cientos de cabeceras, de todos los colores y formas y de
todas o casi todas las regiones que todavía conforman esta sociedad y país y
nación y Estado.
Imaginemos que ya no sabe a quién
debe dirigirse, y, aunque sabe que tiene ya una edad no mediana, pero también
tiene mucha experiencia en los ojos y muchas lecturas en la mirada y muchos
análisis en el vientre de su ser…
Imaginemos que puede pensar y
presentir que no solo los humanos necesitan análisis políticos, que podría
hacerlos, sino también, de mil facetas de la vida y de la existencia. Y, la
persona que bucea en un periódico, aunque no lo crean, pueden agradecer otros
temas y otras temáticas y no solo lo novedoso y actual. Porque existen muchos
paladares y en los hipermercados existen muchas marcas de un mismo producto…
Imaginemos que ya no sabe a quién
dirigirse, del organigrama de las cabeceras, ya ha escrito al director, a los
directores adjuntos, a los jefes de redacción, a los jefes de opinión, y, quién
sabe si a alguna hormiga que ha pasado por esos lares. Incluido a alguno y
algunos articulistas de ese medio, por si desean, mostrar el curriculum a la
persona del medio que crean conveniente…
Imaginemos que existe una persona
así, qué tiene que hacer, a quién se tiene que dirigir, o, debe abandonar su
pluma electrónica y sus cartas y, decirse, bueno, dormiré los últimos meses y
años de su existir en este aire. Y, decirse ya lo he intentado muchas veces. Ya
es hora de descansar…
Imaginemos…
Fin
artículo 3.844º: “A quién dirigirse si se quiere ser articulista”.
E. 17 octubre