Artículo Periodístico 3.864º: “¿Existen los milagros o no quieres que existan?”.
En
el seno del cristianismo se entiende el milagro como actuaciones sobrenaturales o de Dios, sobre
un hecho, que supera las fuerzas humanas y las leyes de la naturaleza.
Durante
siglos, quizás, la inmensa mayoría de la población occidental creía en los
milagros, quizás, incluso en muchos casos, era muy crédula. Y, ahora se ha ido
al extremo contrario y radical, la no creencia.
En
el seno del catolicismo, solo es milagro, el que haya sido aprobado por la
Autoridad católica. Y, cada milagro pasa una serie de trámites y de pasos y
filtros y tribunales y estudios. Cada milagro es una especie de juicio, que en
síntesis, primero, debe ser estudiado y analizado por comisiones científicas,
segundo, por comisiones teológicas, y, en tercer lugar, ser firmado o
refrendado por la Autoridad Máxima del Catolicismo.
Con
lo cual, es un juicio en distintas fases, y, si la anterior, no se produce o
aprueba, no pasa a la siguiente. Con lo cual, visto desde la inmanencia y
experiencia humana, quizás, pocas cosas, en esta tierra, son estudiadas y
analizadas y valoradas y ponderadas tanto y tan profundamente, como la
aprobación de los milagros en el catolicismo.
Toda
persona que niegue esta realidad como posible o como probable, al menos, por el
bien propio o bien de ella misma, debería estudiar y analizar durante varios
meses, todo el procedimiento técnico y científico y teológico. Y, en segundo
lugar, estudiarlo en casos concretos, si es posible, de los acontecidos y
aprobados en el siglo veinte. Dónde existirá suficiente documentación, por la
realidad tan cercana al mundo de hoy.
El
cristianismo, es en eso, una religión carismática y profética. El fundador, El
Nazareno, hizo señales y milagros y signos portentosos dice el Evangelio.
Y, en mucha medida, la Iglesia por el poder y los dones y las gracias del mismo
Dios, ha seguido haciendo, siglo tras siglo, generación tras generación. Cierto
es, que no todos los posibles o reales milagros, que acontecen son aprobados y
estudiaos por la Autoridad Eclesiástica, porque sería, un esfuerzo enorme en
multitud de sentidos. Y, solo los que estudian y aprueba, se pueden aceptar. El
resto, pueden que sean verdad, pero no es necesario aceptar.
Puede
existir, una aptitud y actitud previa o prejuicio que no queramos que existan
milagros, no los aceptemos, ni como posibilidad, porque podría llevarnos a
plantearnos, si el cristianismo es esencialmente verdadero, aunque los siglos
se les haya ido adhiriendo elementos que no son demasiados pertinentes. Pero no
estamos dispuestos a aceptar, que el núcleo esencial del cristianismo es y sea
verdadero. Y, por eso y para eso, pues negamos la posibilidad del milagro o los
milagros…
El Concilio Vaticano I
afirma tres características de los milagros: a) que son posibles, b) que pueden
ser conocidos con certeza necesaria y suficiente, c) que con ellos se prueba
legítimamente el origen divino del cristianismo.
Añadiría yo, modestamente una
cuarta, que son estudiados y analizados y ponderados por y con el saber
ortodoxo, y, se muestra y demuestra que no hay otra explicación humana, ni
natural, ni psicológica, ni social.
Sería bueno y conveniente, que
analizase usted, leyese, meditase los milagros de Lourdes, aprobados
oficialmente, y, también, los milagros que se tienen que ser sancionados y
aceptados y aprobados para beatificar y canonizar a una persona, en el seno del
catolicismo… Por ejemplo desde 1882 funciona en Lourdes una Oficina de
Comprobaciones Médicas. Hasta 1955 habían estado en esta Oficina 32.663 médicos.
Existe un problema que subyace en
esta cuestión, si una persona se informa de todo el proceso de aprobación de un
milagro, y, si lo hace con varios, y niega dicha realidad. Esa persona, tiene
un grave problema, porque tendría que negar multitud de otras realidades
humanas, porque se aceptan sin tener tantos niveles de valoración,
comprobación, crítica, análisis, ponderación, estudio por distintas personas y
distintos comités, distintos filtros, etc., como tienen los milagros…
Soy un modesto articulista, sé
que muchos piensan, que no se deben tocar estos temas, porque serás echado a
las llamas del infortunio, exilio, ostracismo cultural de la época presente.
Pero pienso que como modesto columnista de opinión, tengo el deber y el derecho
de tocar todos los temas de la realidad, y, éste es uno, y, más haciéndolo con
sumo respeto a todas las posturas posibles. Evidentemente, son ochocientas
palabras, no más…
Usted, puede creer o no, en los
milagros aprobados oficialmente, pero si no lo hace, o al menos, no le lleva a
la duda, creo que seriamente, si aplica el mismo sistema de crítica y análisis
en todas las realidades humanas, se encontrará que terminará por dejar de creer
en casi todo. Empezando por creer en usted mismo… Porque pocas cosas, existen
en el mundo humano y social, que sean tan ponderadas, y racionalizadas, y,
tenidas, en cuenta multitud de puntos de vista…
¿Dígame usted, como explica el
milagro del arroz de Olivenza, realidad aprobada hace unas décadas, que
sucedió hace siete décadas, aquí en el suelo hispánico, aquí al lado de usted…?
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (12-24 octubre 2023 cr).
Fin artículo 3.864º:
“¿Existen los milagros o no quieres que existan?”.
E. 24 octubre
E. 31 octubre