Artículo Periodístico 3.879º: “Gastrocultura: sopa de ajo o castellana”.
Está
extendida por casi todas las regiones de España, con algunas pequeñas diferencias,
debida a los tiempos y a las costumbres y tradiciones…
Aunque se suele poner su origen
en la antigua Castilla La Vieja, ahora Castilla y León, como un alimento,
humilde, que surge en las noches y mediodías de los pastores, realizada con
suficiente rapidez, que se ofrece caliente, que se aprovecha el pan duro, y, se
le suele echar caldo o agua, que se forma con pimentón, laurel, ajo, aceite de
oliva, huevo escalfado. Como es mi modesta costumbre, siempre recuerdo que
fuego y aire, un reciente o perol u olla con el que se hace, y, otro
recipiente, que antiguamente era el mismo, todos comían del mismo puchero,
ahora, sería un plato material diferente para cada persona… -las normas de
salud, en esto han aumentado mucho…-.
Hoy, podríamos decir, con las ideas
del presente, que sería una comida conceptual y minimalista. Porque parece, que
su secreto es tener los menos ingredientes posibles. De la necesidad, los
humanos hacen virtudes. No se fijan tanto en la carestía, sino en la perfección
de lo que se hace. No debemos obviar y olvidar que durante siglos, los humanos
han tenido un problema grave de supervivencia y sobrevivencia, década tras
década... –y, ahora sigue existiendo en algunas zonas del mundo…-.
Todos estos alimentos populares,
ha sido un elemento esencial. De alguna manera, podríamos indicar, que durante
generaciones, han existido tres tipos de alimentos y platos y fogones, aquellos
que se preparaban en días de fiestas, sean domingos o de otro tipo, o
acontecimientos sociales, y, otros, la mayoría, para la pura supervivencia. Se
puede creer, en un término medio de platos que estarían entre ambos mundos…
como si los platos fuesen también un reflejo de las clases y estratos sociales…
En retomar costumbres de siglos,
ha vuelto la costumbre en algunos restaurantes y bares, ofrecerla al público,
dentro de los menús diarios, y, la exportan a los ojos en recipiente de barro
cocido. La comida es y ha sido siempre una realidad multifuncional y
multifinalidad. Desde las decenas de platos que se les ofrecía, según dicen, a
algunos emperadores chinos, hasta narran, que las cocinas del presidente
norteamericano tienen orden, que si al presidente de turno, le gusta un
alimento, siempre tendrán de él, al día y noche, y, siempre dispuesto, dicen
que a Nixon, siempre podría degustar
tartas de chocolate. Hasta las familias del pueblo, todos saben que el fogón y
los platos que surgen de él, tienen diversidad de finalidades, funciones,
causas, realidades, motivos, razones, historias personales y sociales,
recuerdos –como las magdalenas de Proust…-.
Algunos indican, a la vez que va
aumentando el progreso material de los pueblos, se van enriqueciendo la
variedad de comidas que degustan. En las fiestas de casamiento, es la costumbre
casi histórica, que se les ofrezca a las personas invitadas, comidas más
singulares y más raras y más individuales, que por lo general, no degustan
todos los días. Así, de ese modo va aumentando la riqueza cultural y de los
sabores de las personas y de las familias…
Es un principio, admitido, un concepto
aceptado por casi todos los sabios del momento actual. Que al menos en Europa,
la vida de cada persona, ahora viven y vivimos mejor que hace cien años o
trescientos años. Hoy, por lo general, una persona normal, con un trabajo
normal, en una situación personal y social normal, vive mejor que Felipe II, siendo éste emperador de
medio mundo. Porque los adelantos técnicos, científicos, médicos y mil otras
realidades, permiten, que el común de los mortales y vivientes, al menos de
Europa, vive hoy, vive hoy mejor que Carlos
V o Felipe II o Felipe III de la misma España…
Y, yo me digo, si hoy, una mujer
de hoy, tiene más derechos que una de las esposas de Felipe II, si hoy, una mujer de hoy tiene mejor medicina que
cualquiera de las esposas de Felipe II,
por eso se le fallecieron varias, por las realidades humanas, diversas y de los
partos y postpartos. Y, una mujer de hoy, tiene más derechos que cualquier
esposa de Felipe II –quizás,
evidentemente, no el mismo poder, pero si más derechos-. ¿Porqué y por qué la
mayoría de seres humanos están tan angustiados, tan apenados, tan melancólicos,
tan entristecidos, tan deprimidos, en mayor o menor cantidad…?
Me pregunto, si la inmensa
mayoría de personas, al menos en Europa, tienen un plato para degustar todos
los días, porque tanta tristeza y desesperanza, como se produce en tantos
corazones… Me pregunto, será porque hemos pasado un siglo veinte, con guerras
mundiales, guerras frías, con el temor de la destrucción de la especie por lo
nuclear. Quizás, porque se han inventado y creado filosofías e ideologías, que
ha elevado la angustia y agonía a categorías explicativas últimas de la
realidad, viendo solo lo negativo y no lo positivo.
Quizás, porque la publicidad y
los medios de comunicación enseñan a todos los ojos, que tu vecino puede ir a
Cancún, y, tiene coches de decenas de miles de euros, que cambia de rubia cada
diez años, que y que… y, tú y usted y su vecino de décimo quinto piso no podrá
nunca tener esas cosas… ¡Quizás sea eso, la envidia y la avaricia, y, las
filosofías que se han desarrollado, filosofías e ideologías del enfrentamiento
y confrontación entre clases sociales…!
¡Quizás, tengamos que aprender a
degustar, de vez en cuando, no siempre, no todos los días, sopa castellana, y,
hacerlo con una sonrisa, una sonrisa de esperanza al presente y al futuro,
porque la sonrisa también tiene calorías de alegría y placer y sosiego y mesura
y tranquilidad…!
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (05-07 noviembre 2023 cr).
Fin artículo 3.879º:
“Gastrocultura: sopa de ajo o castellana”.
E. 07 noviembre