Artículo Periodístico 3.869º: “La Bella Otero y Camba”.
Es un misterio y un enigma como
las personas, personajes y no personajes, en sus orígenes y como ascienden y
como descienden, la montaña rusa de la vida...
Me he encontrado con una columna
de Camba, titulado La
patria de Carolina Otero, publicado en El Sol el 22 -IV-1926, en
que se queja de que quieren hacer nacer a la Bella Otero en Andalucía, y, él indica que es de un pueblo de
Pontevedra.
Aquí nos encontramos con una
combinación de espejos y de realidades… efectivamente, Camba tenía razón, Agustina
Carolina del Carmen Otero Iglesias, conocida como Carolina Otero o la Bella Otero nació en Valga, Pontevedra en 1868,
y, falleció en Niza, en 1965.
Análisis.
Debo confesar, que uno, a veces,
se inserta en el misterio de algunas temáticas, algunas columnas periodísticas,
y, no sabe muy bien el qué y porqué y por qué. No he tenido un interés especial
nunca, por esta figura y esta persona y este personaje, lo digo con el sumo
respeto. Y, además, es una persona y personaje, quizás como todos con una
enorme fragilidad y vulnerabilidad, con circunstancias existenciales y
vivenciales, un poco complejas, para indicarlo con suavidad y piedad y
misericordia.
Es uno de esos casos, en los que
se materializa y cristaliza, los claros y los obscuros de las realidades
humanas. Una persona, como todas, que nace inocente y buena y con esperanza, y,
que la vida, y, que el mal y la maldad de otros seres humanos, le trocean el
futuro.
Alcanzó, después de todos los
dramas personales de las primeras etapas de su existencia, un nivel alto en su
mundo concreto, de interrelación con grandes personajes. Pero se indica, que la
fortuna que ganó la perdió en el casino de Montecarlo, y, que al final, de su
vida, tuvo una existencia muy limitada, en muchos sentidos, por expresarlo con
misericordia, y, que el mismo casino, por respeto a tanto dinero como perdió,
y, quién sabe, porqué razones de piedad y misericordia, y quizás, por otros
motivos, le daba una pequeña pensión.
Mirando esta figura y persona,
uno es consciente de ese siglo tan complejo que va desde la mitad del
diecinueve hasta la mitad del veinte. Hay historiadores que indican, que el
boom demográfico que se produjo en el diecinueve, debido a todos los
desarrollos técnicos y científicos, en todos los campos, especialmente, en
medicina, produjo un enorme desequilibrio entre las personas que había que
alimentar en el mundo, especialmente en Europa y los alimentos reales existentes,
la economía para un trabajo digno de millones de persona.
Ese desequilibrio produjo hambre
y multitud de necesidades, y, al final, estas trajeron concepciones teóricas
revolucionarias, Marx, no olvidemos,
que El
Manifiesto comunista es de 1948, y, multitud de revoluciones teóricas y
prácticas, especialmente, la de 1917 en Rusia, y, después todas las demás. Al
mismo tiempo, diríamos todas las contrarrevoluciones, y, al final, las dos
guerras mundiales, que para muchos es una, una que empezó en 1905, con el
conflicto Rusia y Japón, y que terminó, en la década de 1950, con el triunfo de
la revolución en China. Después la guerra fría. Y, en medio las dos guerras
mundiales, la guerra civil rusa, la guerra civil española, y, multitud de otros
acontecimientos…
Consecuencias.
En esos vericuetos de la historia
y de la Historia, en medio, existe una persona y personaje y figura que le tocó
vivir su tiempo y su existir, y, que con sus circunstancias, situación,
inteligencia, sensibilidad, voluntad intentó ser y estar en el mundo. Y, ahí,
está esta figura, que jugó las cartas que le tocó vivir y ser y existir y
estar. -No nos cansamos de repetir esos verbos del ente y del ente humano. No
crean que es mera retórica, que es error de escritura y de redacción, es para que seamos conscientes, de la fragilidad y de
la vulnerabilidad y de la limitabilidad humana-.
Y, también que seamos
conscientes, de las grandezas humanas y de las miserias humanas. Cuando el
supuesto zapatero del pueblo le hizo esa barbaridad a Carolina Otero, una niña de diez años, ya con problemas familiares
serios y profundos, quizás, no fue consciente, del movimiento que empezaba y
del mal que le hacia a una personas frágil, sencilla, humilde, buena, con
esperanza en la vida…
Si fuésemos conscientes de las
consecuencias de nuestros actos, quizás, el mundo, el mundo sería mejor, un
poco mejor, un mucho mejor. Hoy, con éste modesto artículo, le ofrezco un
homenaje a esa actriz, personaje que se relacionó con lo más grande de Europa,
pero hoy recuerdo, la fragilidad de esa mujer, que fue niña, niña en un pueblo
de Galicia.
Hoy, con ella, recuerdo a todos
los niños y niñas, que en el mundo están y son, con sus enormes fragilidades y
vulnerabilidades. Hoy, que nadie habla del error moral grave y pecado capital,
la lujuria. Hoy, recuerdo, que olvidar ese concepto que durante siglos se ha
aceptado, es un enorme error en y para la sociedad.
Especialmente, posiblemente para
millones de niños y niñas. Hoy, paz eterna para la Bella Otero, que también
fue una niña… con sonrisas y alegrías y esperanzas en su humildad…
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (20-31 octubre 2023 cr).
Fin
artículo 3.869º: “La Bella Otero y Camba”.
E.
31 octubre
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