Artículo Periodístico 3.870º: “Entre sábanas limpias y las sonrisas…”.
Una
de las sensaciones y placeres buenos y honestos es introducirse en la cama,
cansado del día y del pensar, y entrar en la mar de sábanas limpias y
crujientes y planchadas…
En estos tiempos, que parece que
se incentivan algunos tipos de placeres y sensualidades, quizás, habría que
fijarse en cientos posibles experiencias y vivencias y sensibilidades que son
honestas y morales y éticas, y, que apenas tienen un precio, que podemos tener
la inmensa mayoría de los humanos, y, que quizás, no apreciemos.
Quizás, por esas obsesiones de
irse de viaje alrededor del mundo, sea al Pacífico lejano, sea alguna isla
lejana del Atlántico, quizás al norte de Europa o al Asia lejano, quizás, sea
por esas realidades y otras, en la que los humanos buscan distinguirse de los
demás, quizás, apagar sus sed y hambres más profundas con los viajes o bienes
materiales de todo tipo o de experiencias y vivencias psicológicos de todo
tipo…
En esos vericuetos de realidades,
no valoramos lo pequeño, unos huevos fritos y con yema, unas sábanas limpias y
casi calientes o frías que suenan como patatas crujientes en la boca, un buen
café caliente en el invierno profundo, -cada vez más pequeño en nuestro
terruño-, y, mil otras cosas.
No es baladí este tema, porque
todos los humanos sufrimos por ser seres limitados, débiles, frágiles de carne
y de mente, sufrimos dolores y sufrimientos y penas y angustias. Y, también
todos los seres humanos sufrimos alegrías y esplendores y felicidades y
esperanzas. Tenemos que llegar a equilibrios entre las realidades. Los dolores
hay que apagarlos y soportarlos e irlos curando, en los corazones de los
humanes y de los humanos y de las humanas.
Y, las cosas pequeñas, morales y
éticas, que casi todos los seres humanos pueden disponer y apreciar, es uno de
esos instrumentos y artilugios culturales y técnicos que hemos inventado y
descubierto. Hace unos lustros, leer, con y en descanso y sosiego, leer el
periódico de papel, con un refresco o café o té, en un sillón de casa o en una
terraza de un bar, era uno de los placeres de la vida –pero ahora, ya la
mayoría de bares, restaurantes, tascas, cantinas, hoteles no disponen de uno o
dos periódicos de una o dos marcas…-.
La cama como invención casi
moderna, se retrotrae a los imperios antiguos, Asiria, Egipto, posiblemente
antes en la época de la neolitización. Pero el chinchorreo de Internet nos
informa que los científicos de la prehistoria han encontrado una especie de
ropa y cama de hierba de hace doscientos mil años -227.000 años-, en el sur de
África. De todas forman algunas familias de gorilas hacen una especie de camas
con hojas, cada noche al dormir y en alto.
No debemos infravalorar la cama.
Como es un objeto presente y real en todas las civilizaciones actuales, sean de
una manera o sea de otra. Que esté en alto, evita el contacto con el suelo, y,
por tanto, evita potenciales enfermedades de mucho tipo. Al estar acompañada de
sábanas y mantas, evita el frío de la noche, incluso de la defensa de otros
animales.
La cama que creemos es un
utensilio sencillo y fácil, y, nadie lo niega, está formada por partes, el
entramado de madera, el colchón, las sábanas y mantas, la almohada, etc. Y,
desde luego, como en todo lo que toca el ser humano, realiza un objeto en
distintos materiales, y, en distintas formas y estéticas. Aunque el diseño
básico que disponemos será o estará con nosotros desde hace milenios. Después,
los humanos se distinguen unos y otros, por el valor económico de los objetos
que realiza. Por eso en todo, existe el mismo artilugio que cuesta una unidad
monetaria de unos cientos, hasta de unos miles o decenas de miles…
El lector que se acerque a este
abrevadero, de este modesto artículo, no solo deseo que reflexione sobre
objetos rutinarios y normales y diarios, que cada día o al menos, alguna vez,
en cada semana, se relaciona con ellos. Suponemos que la cama la utiliza una
vez cada veinticuatro horas. No solo que sea consciente de esas cosas pequeñas
que como adornos diarios y rutinarios le sientan y le consienten ser y estar en
este mundo con una alegría y con una sonrisa...
Sino que también valore, en
tiempos y aguas, agridulces como todas y todos los tiempos, que sea modesta y
prudentemente feliz y alegre, con las pequeñas cosas que le rodean. Vivimos en
nuestro mundo, y percibimos todos, las tristezas y grises y negruras propias y
de los otros y de los tiempos, pero no las luces y los colores y los brillos
nuestros y de los demás y de los tiempos… Un historiador ha indicado y
demostrado que hace mil años, el mundo era mucho peor, en todos los vectores
que ahora…
Personalmente, pienso, que en el
planeta, casi todos los seres humanos, viven mucho mejor ahora que hace dos o
tres siglos, -salvo en el problema que ahora tenemos el poder de extinguirnos
como especie, y, durante siglos no hemos dispuesto de ese poder-, y, en
palabras, en una entrevista, parafraseándolo al notable filósofo y escritor Gomá, una entrevista hecha en el
“gatopardo”, emisión inserta en el programa de radio, titulado El
Faro de la Cadena Ser, que dirige Mara
Torres, indicó: “acaso usted mujer no vive hoy, mejor que una mujer de hace
cien años, usted niño o niña no vive, en general, mejor que hace cien años,
usted…”.
Disfrutemos de lo pequeño, para
que al menos, lo triste y lo negro, nos parezca menos triste y menos negro… Paz
y bien…
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (19-31 octubre 2023 cr).
Fin artículo 3.870º:
“Entre sábanas limpias y las sonrisas…”.
E.
31 octubre