Artículo Periodístico 3.288º: “Jubilado mirando desde su terraza”.
No
voy a indicar de cifras de jubilados en nuestra sociedad, ni el gasto de los
jubilados en pensiones y en sanidad y en otros servicios…
Puede usted buscar cifras en la
biblioteca Internet, sino que nos acercaremos, quizás a millones de personas,
que gracias a la evolución histórica y social de siglos, se ha llegado, al
menos en Europa, al concepto de Estado de Bienestar, y se le otorga por la
sociedad/Estado una paga de jubilación. No voy a entrar aquí, si antes, todos
los jubilados que han colaborado en la producción de mercancías o servicios,
han pagado, una cuota para la jubilación de otros, ni tampoco, aunque no se
haya trabajado oficialmente, se han derivado impuestos directos e indirectos,
durante toda la vida, para poder resolver toda la cuestión de los servicios que
el Estado ofrece, que el Estado nos regala a todos, que nosotros dispensamos al
Estado. La sociedad y Estado somos todos. Cosa que olvidamos…
Muchos jubilados, no quisieran
pasar a esa situación, que en definitiva, por mucho que algunos se pongan
pantalones de adolescentes y se vayan de vacaciones a besar las aguas de las
playas u otros lugares. Para muchos son conscientes que pasan a la tercera
edad, diríamos que están en la tercera fase de su existencia-vivencia. Por
tanto, saben que la campana ya tocará, no conocen, si tardará unos meses o unos
años o unos lustros, pero saben que dentro de un tiempo, están en el último
tercio de su existir, tendrán que saber, si existe el Buen Dios, si existe
Juicio Particular, si irán, de existir, a la Eternidad Buena o No-Buena. Pero
muchos seres humanos no quieren jubilarse, pero las circunstancias, la
oportunidad que se les ofrece de una pensión, que empiezan a tener achaques,
que deben cumplir algunos deberes familiares, que con alegría deben llevar a
los nietos a la guardería y a la escuela, y, por mil otras razones, pues se
jubilan y, pasan oficialmente a la tercera edad.
Los homenajes que suelen hacer
los compañeros de trabajo, son agridulces, los agradecen, pero por otro lado,
saben que es el billete hacia el destino final. Los homenajes y placas y
relojes que les otorgan la empresa o entidad en la que han colaborado y
laborado durante uno o cuarenta años, también los valoran, pero saben que la
vida se va terminando. Muchos lo llevan esto con tragedia o angustia, otros
buscan el hacer y hacer y hacer cosas para olvidar, o sentirse jóvenes, otros,
saben que hay que dejar paso a otros individuos y a otras generaciones, que
ellos ya han cumplido con sus deberes. En esto las mujeres jubiladas por lo
general tienen ventaja sobre los hombres, siguen con los nietos y casi una vida
normal y rutinaria, con lo cual, es una razón por la que viven más. Los
hombres, dicen ellos mismos, que se alegran mucho al jubilarse, pero que la
mitad, no sé si será cierto, a los cinco años suelen aparecer achaques serios y
profundos y graves… Dicen y redicen.
Pienso que la mayoría de
jubilados, yo, personalmente, agradezco a la sociedad y al Estado y a la historia
que me hayan otorgado esa pensión para vivir y existir decente y dignamente.
Pero como no deseo ser parásito a/de/en la sociedad, además, de los oficios no
pagados que los pensionistas realizamos, sobretodo acompañar a nietos y otras
cosas similares, que te llamen a cualquier hora de la tarde o mañana para
indicar que vayas que tienes que ocuparte del nieto/a, y, en general, vas tan
contento, porque todavía eres útil.
Yo, personalmente, que no quiero
ser un parásito a la sociedad, redacto artículos de opinión, que nadie me paga,
y que intento publicar en digitales, regionales o provinciales, y, que
agradezco que los equipos directivos todavía me otorguen esa oportunidad. Desde
que he pasado a esta situación de jubilado, intento redactar cinco o seis a la
semana, a semejanza, como si estuviese en una redacción o cabecera contratado.
Al final, toda la vida he sido un escritor, que he comido más ajos agrios y
avinagrados que éxitos en esta materia. Pero sea lo que sea, debo aceptar,
aceptarme que he sido un escritor durante toda la existencia, compartiéndolo
con otros deberes y otras situaciones y otras circunstancias…
El loable escritor, y apreciado
columnista, que le han otorgado, merecidos, varios laureles de premios del
articulismo, Alberto
Olmos en el Confidencial del 12 octubre del 2022, redacta un artículo
titulado: Si tu vida vale la pena, no te jubilas. En el cual trata estas
cuestiones de las pensiones y las jubilaciones y los gastos y las
interpretaciones…
Para no cansar más, para
terminar, porque las ochocientas palabras se están terminando. Indicar que los
economistas quizás, podrían pasar/calcular a/en dinero, todo el trabajo no
remunerado que los pensionistas realizan, en múltiples facetas de la
existencia.
Segundo, que continúe usted
leyendo columnas de este laureado periodista y escritor AO, Alberto Olmos, porque, aunque
yo no lo vea, por mi edad/jubilación/tránsito, siento o presiento que quizás,
dentro de unos lustros, será considerado uno de los grandes del columnismo en
nuestra sociedad. Salud para todos y todas, y, para los pensionistas y
jubilados. Paz y bien, para todos, también los no jubilados…
http://filosliterarte.blogspot.com.es ©
jmm caminero (14-23 noviembre 2022 cr).
Fin artículo 3.288º:
“Jubilado mirando desde su terraza”.
E. 26 noviembre