Artículo Periodístico 4.051º: “La violencia verbal como mal psicológico moral”.
Todos
conocemos que existen personas violentas, o tienen episodios de violencia sin
medida o sin razón, pero pocos nos fijamos en la violencia verbal y de palabras
y de gestos…
Durante siglos, esa violencia
física o violencia psicológica o violencia del tipo que sea, se conceptualizaba
como una consecuencia de un mal moral grave, que se denominaba, que esa persona
había caído en un episodio de ira-cólera. Como todo mal moral, denominado
capital, porque casi siempre son cabeza de otros males. La mayoría de la
población conocía, lo que ahora, podríamos denominar “errores morales graves”,
y, durante generaciones se denominó “pecados capitales”, porque capita, del
latín, eran cabeza de otros males. Cuántas veces hemos oído en los medios, que
en una discusión de un accidente de tráfico se produce un acto delictivo grave.
Porque una de las partes ha empezado a insultar a la otra.
La violencia verbal, demasiadas
veces, sin necesidad –otra realidad es la defensa justa de una persona con la
voz ante un peligro inminente-, es un mal grave para la persona que realiza el
acto, para la persona que la sufre. En nuestra sociedad y país y Estado y
cultura, todavía se piensa que la persona violenta con palabras, es una persona
que tiene una gran personalidad, y, que es una persona fuerte, e, incluso que
es un valor positivo, que es “su genio”, pero que en el fondo es buena persona,
que es un poco cabezón o cabezona, pero que no es un mal moral grave
–especialmente si no lo sufre-. Como si las personas no pudiesen defender sus
justos intereses, sus justas ideas, sus justos fines sin violencia verbal.
Es diríamos, un mal moral social, cuándo en una sociedad, en
algunos ámbitos un mal en sí, psicológico y moral, se le disminuye su valor y
su maldad en sí. Es como en algunos ambientes al lujurioso y al “putero”, que
no controla y autocontrola su actividad sexual y libidinal, en vez de indicar,
que es un mal moral grave, para él, para su familia, y, para la sociedad,
incluso para el Estado, se le dice: “es que le gustan mucho las mujeres”. Un
mal grave, la lujuria, lo pasamos y categorizados como una característica de la
personalidad, como otra cualquiera, disminuyemos socialmente la cuantificación
del mal y de la maldad...
La persona que es violenta
verbal, debemos indicar, que no lo es siempre, puede ser, en determinadas
ocasiones y en determinados temas y con determinadas personas, incluso ser o
aparentar ser una persona extrovertida, amigable, empática, dicharachera,
saludable, e incluso en otros temas tener valores positivos sobresalientes
–nadie es el hombre cien, salvo los santos y santas, ni nadie es el hombre
cero-, y, quién no la conozca bien, o, no haya sufrido esos ataques de ira y
cólera, no ser consciente de la realidad de esa persona.
Esas personas rompen amistades y
lazos familiares y rompen relaciones normales de la vida. Y, esa violencia si
se aplica contra determinadas personas va destruyendo a otras personas, incluso
matrimonios, relaciones laborales... No somos capaces de valorar la gravedad de
dichos actos, quizás porque no los hayamos observado o pensado o sufrido con
suficiente capacidad. O, no queramos, porque mientras el que hace el mal, no lo
paga contigo, sino con otro, pues que el otro se vaya reventando por dentro, y,
a ti, que no sufres esos episodios de violencia, pues te sirve para tus fines.
O, incluso el mismo hacedor de esa violencia verbal, contigo es muy amigable y
entrañable, y con otra persona es destructora, y, tú, que no lo sufres miras
hacia otro lado…
Es un mal moral y psicológico
moral, que se produce, en todos los ámbitos, especialmente, por algunos
individuos, que ya han llegado a un descontrol personal individual y moral
grave, en este tema. No estamos hablando de alguien que se enfada en un
episodio concreto, y, ya no lo vuelve a hacer más, en años. Sino de una
violencia verbal que se produce en las familias, en sentido nuclear y amplio,
en los trabajos, en distintas entidades sociales, en la sociedad de unos estratos
sociales contra otros, incluso en sistemas no-democráticos de una parte del
Estado contra otra parte de la sociedad –solo hay que ver el siglo veinte en el
mundo y en Europa-.
Hemos indicado un mal, un mal
moral, un mal psicológico y moral, un mal de una persona y personalidad no
equilibrada, a nivel psicológico, ni a nivel ético-moral, ni a nivel
moral-religioso-espiritual, porque puede ser, en algunos casos, un mal
religioso o pecado, grave o leve, según la temática, las consecuencias, etc.
Ahora, dicho el mal,
diagnosticado el mal, levemente y suavemente, ahora la persona que lo sufra, el
colectivo que lo sufra, la sociedad que lo sufra, o las entidades públicas o
privadas que lo sufran, deben intentar como curarlo y sanarlo y disminuirlo y
ralentizarlo –igual que se curan otras patologías biológicas y físicas-. En
definitiva, debemos como individuos y sociedad intentar atajar un mal, un mal
grave. Un marido que llega cansado del trabajo, y, entendemos el cansancio y
forma un ataque de ira y cólera, porque una comida le falta sal. Es un mal
grave, con consecuencias graves, lo creamos o no. Más si ya existe un hábito
negativo a ese tipo de mal, un vicio, un deshabito o una desvirtud.
Algunos utilizan como seudónimo a
este problema o cuestión: abuso verbal, agresión verbal, abuso
emocional-verbal, ataques de ira verbal, ataques de cólera verbales, ataques de
ira-cólera verbales, mobbing verbal… Que se puede concretizar y materializar en
muchas maneras: no solo voces e ira verbal, sino amenazar, socavar,
gestualizar, trivializar, los chistes contra individuos o grupos, menospreciar
con palabras y gestos, maledicencias verbales, calumnias verbales, etc. La
infinitud de la materialización de esta conducta psicológica moral errónea, es
enorme, porque la capacidad del lenguaje oral natural y escrito humano es
enorme… ¡Y, ahora los móviles han amplificado esta mala conducta, con
consecuencias enormemente negativas…! ¿Y, como siempre como defenderse de este
mal moral grave quién lo sufre o lo sufra…?
Para terminar con una cifra, la
galaxia Internet, nos indica como violencia verbal no física en el mundo está
en una horquilla entre el 51,8% y el 63,3% -cifra que no entiendo bien lo que
significa-. ¡Póngase a pensar, si usted cae en este error moral y ético y psicológico
y religioso…!
http://filosliterarte.blogspot.com.es © jmm caminero (01-12 febrero 2024 cr).
Fin artículo 4.051º:
“La violencia verbal como mal psicológico moral”.
E.
12 febrero