Artículo Periodístico 4.470º: “Envidia del bien o, y bondad del otro”.
Sabemos
que existen personas que tienen envidia, que en definición general, es la
tristeza por o del bien del otro, aunque el bien haya sido adquirido de forma
legal y moral.
Durante
siglos y milenios, desde los griegos en ese entronque entre la cultura
grecorromana y hebraica, durante siglos y milenios de reflexión filosófica se
ha ido decantando, unos males morales, que se han materializado o cristalizado
en los siete errores morales-éticos graves, si se mira o conciben solo desde la
óptica de la razón y la racionalidad y la filosofía y el pensamiento; y, los
siete pecados capitales, si se observan desde la razón y además desde la
teología de la filosofía cristiana. Y, uno de ellos es la envidia.
El
concepto de “capital”, viene del latín, capitas, cabeza. Porque se piensa que
son la cabeza o la fuente o el origen de quién cae o caemos en uno de ellos, es
la fuente de otros muchos. La personas que cae en un error moral grave, a nivel
teórico o, y, a nivel de la práctica, o ambas dimensiones, por lo general, no
es raro que caiga en otro. Porque este error ético y moral grave y, espiritual
y religioso grave es como la fuente de la que dimanan otros errores morales
graves. Por eso, los tratadistas durante siglos, han indicado que la envidia
puede ir unida a la avaricia, o la lujuria a la gula, etc.
Pero
la envidia, definiéndolo o describiéndolo, muy sencillamente, es la tristeza
que un sujeto tiene por el bien de otra persona, aunque ese bien lo haya
adquirido de forma legal y moral. El bien del otro puede ser bienes de fortuna,
bienes de cultura, bienes de hijos, bienes de salud física o psicológica,
bienes de belleza, o cualquier otro bien…
Curarse
de la envidia, como de todo mal grave, no es fácil, pero si no se sabe que
existe ese mal y mal grave, pues jamás se curará, es más, seguirá creciendo.
Los que sufren o sufrimos la envidia, metámonos todos, así supongo nadie se
ofenderá, debe saber, que es un ejercicio ascético o gimnástico, si es más
fácil la metáfora, es una carrera que hay que conquistarla poco a poco. Como
todo mal y todo mal grave, lo mejor es no haber caído, pero si se ha hecho, hay
que intentar curarse, bueno, lo primero es aceptar que se padece ese mal.
Cierto
es que la envidia, no todo el mundo la padece en los mismos términos o
conceptos o ideas o realidades, sino que existen distintos objetos y temáticas.
Y, una persona, no sufre todas las clases de envidias, sino unas más que otras,
o unas sí y otras no… Cada uno se tiene que examinar de todo ello. Pero también
hay que distinguir lo que es envidia, y lo que no es. Si alguien quiere ser un
gran escritor, le hubiese gustado de ser un maestro en la escritura, y, percibe
en el mundo que unos han triunfado en este menester y otros, otros como él o
ella no. Puede ver la realidad, pero no sentir envidia, sino simplemente,
observa que otras personas, han tenido más talento o más suerte o más lo que
sea que ellos, y, han triunfado en el oficio de la escritura y ellos no.
También,
hay que distinguir lo que en lenguaje popular se dice “envidia buena y envidia
mala, o envidia sana o envidia malsana”. La envidia si es envidia, siempre es
mala. Pero es obvio y evidente, que si alguien ha hecho un edificio de
quinientas plantas, alguien piense que él o ella misma también podrían hacerlo.
Por tanto, el bien del otro, puede servirle de incentivo para él poner una
industria, poner unos estudios en su vida, poner un negocio, poner lo que sea.
En ese sentido, no “se entristece por el bien del otro”, sino que le sirve de
revulsivo, para decir, si esta persona ha puesto una industria de aceitunas,
yo, yo también puedo ponerla. Es la imitación de conductas buenas, conseguidas,
con una moral buena y con la legalidad vigente y que sea buena y necesaria… ¡Y,
esto es necesario para el bien social y personal, la imitación buena del bien y
de las conductas buenas de los otros…! ¡Uno, estudia un ciclo profesional o una carrera, y, él o ella se dice
yo también puedo hacerlo…!
Pero
hoy, desearía que nos fijásemos en otra envidia, que no se dice, pero se
padece, y, se siente más de lo que pensamos, es “la envidia del bien moral o de
la bondad del otro, o de que otra persona sentimos que es más buena persona que
nosotros…”.
Hemos
visto durante la vida, personas que sienten envidia, sienten tristeza y pena
que otras personas son personas moralmente mejores que ellas. Y, esto es un mal
enorme, porque esa persona que siente que la otra es mejor que ella moralmente,
pues intenta hacerle daño de alguna manera, si es que puede. Esto lo hemos
visto muchas veces. Es difícil, verlo y analizarlo y percibirlo. Pero si uno se
fija, se dará cuenta, que existe esta realidad. No digo que todo el mundo la
padezca, ni todo el mundo la sufra, ni menos aún con todas las personas, ni en
todos los casos, ni siquiera en todas las etapas de la vida… Pero esto sucede,
no se envidia los bienes materiales o culturales o físicos o de belleza o de
hijos o cualquier otro bien, que otra persona disponga o tenga, sino que se
envidia el bien moral que otra persona tiene, que uno nota, que el otro o la
otra persona es mejor moralmente que nosotros…
Y,
es más esas personas les ponen zancadillas a la persona más bondadosa, de forma
consciente e inconsciente, para ver si se hacen malas, si se hacen peor
moralmente… Pueden existir muchos casos y muchas formas y muchas maneras, pero
para centrar en una posible, imaginemos que alguien se ha llevado muy mal con
el padre, y, pasan los años y pasan las lunas de esas realidades. Y, se
encuentra lustros o décadas después, con un yerno o un hijo propio. E, intenta
inconsciente y conscientemente, tener problemas con la nuera, el yerno, el hijo
o la hija, y, le pone zancadillas y busca los modos de reñir y discutir y tener
desavenencias… Para de ese modo, él o ella, que tuvo graves problemas con su
progenitor o progenitora, no sentirse tan mal como persona, tan mal como
persona a nivel moral.
Esto
ocurre, y, también en cualquier área de la realidad social. Pero claro está,
“el que sufre la envidia porque el otro es mejor que ellos a nivel moral,
envidia del bien moral, nunca dirá que es por eso, siempre buscarán una excusa,
un motivo, una razón, que le parezca más razonable o racional, y, que les
parezca a los otros…”. Y, al final, es la envidia del bien moral del otro, no
pueden soportar que otra persona sea más buena moralmente que ellos o ellas…
Esto es real y esta es la realidad y esto ocurre en la realidad. Paz y bien.
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Fin artículo 4.470º:
“Envidia del bien o, y bondad del otro”.
E.
06 octubre