Artículo Periodístico 4.477º: “La Caja de las Letras: depósito de la memoria”.
En el Instituto Cervantes, en
Madrid, situado en un antiguo banco, en el sótano existen las cajas acorazadas
de dicha entidad, aquí se están conservando y guardando la memoria.
En lo que fue el Banco Español del Río de la Plata y el Banco Central, ahora situado el Instituto Cervantes, que es el
portaaviones de la cultura hispánica para el planeta, y, un poco más allá.
Existen en la cámara acorazada de dicha antigua entidad, dispone de 1.800 cajas
de seguridad. Doy la enhorabuena a la persona/s o equipo que se les ocurriera u
ocurriese, que en vez de desmantelas esta realidad histórica y cultural y
económica y del comercio, utilizarla para conservar legajos y legados escritos
de grandes personalidades, con la función que tienen o tendrán un tiempo de
apertura en el futuro.
No podemos citar aquí, las
docenas de donantes de papeles y utensilios y realidades, que dentro de unos
lustros o décadas se abrirán, después del fallecimiento de dichas personas.
Legados de todos los campos del saber, y, de todo tipo de personas hispánicas
en distintas ramas de la actividad humana. Ni tampoco describir las
metodologías y equipos de selección de las personalidad a invitar a que guarden
papeles y documentación…
No sabemos todo lo que se
conserva, o mejor expresado, todo lo que está escrito en los papeles existentes,
algunos son manuscritos, otros son cartas, algunos objetos. Pero esta es una
gran idea. Puede que alguien, desee escribir algo, sea bueno o no, cierto o no,
pero no desea publicarlo. Pero puede suceder que alguien, desea redactar algo o
contar algo, sea verdadero o no, pero no desea, no solo publicarlo, no quiere
tampoco dejarlo entre los manuscritos y originales, porque incluso, quizás no
desea que esos papeles los custodien los herederos o los lean los
descendientes. Pero sigue desean redactar algunos textos, sean buenos o no,
sean verídicos o no, sean bondadosos o no, porque esta es la naturaleza humana.
Y, esta solución es viable. Puede pensar, escribiré algo, y, algo que no quiero
que se lea, hasta cincuenta años, por poner una cifra después de mi fallecimiento.
Y, yo mismo lo enterraré en esta cúpula del saber, de los papeles escondidos de
los papeles…
Me he preguntado muchas veces,
una duda y una incógnita y un enigma y una pregunta que he tenido dándome como
golpes de tambor durante mucha década. En los fenómenos que ocurrieron en
Europa en el siglo veinte. En muchos de ellos, intervinieron de muchas maneras
y formas y testigos muchas personas. Muchas personas saben o sabían mucho.
Muchos podrían haber dejado escritos o testimonios, pero no lo habrían hecho,
si no tenían seguridad completa, que esos escritos o testimonios, no serían
abiertos hasta cien años después. Porque no querían a nadie perjudicar, ni
tampoco a sus hijos y nietos. Por eso, he pensado muchas veces, entre tantas
actividades culturales y las funciones de los archivos. Que se tuviese un
depósito o una sección de escritos o documentos, que una persona los donaría,
pero con la condición que no se abriesen en cien años, o el tiempo que él o
ella considerase… Solo mirar que no es ninguna actividad biológica negativa lo
que se conserva. Creo que si esto se hiciese, al menos, en el futuro, se
podrían ver muchas perspectivas del pasado, o del presente, que se olvidan, que
el que sabe no habla, y, el que habla o escribe, no puede saber todo… Aquí dejo
otro guante-sugerencia. A veces, me digo, escribo artículos, no solo de
opinión, sino de sugerencias… -bueno, de momento, algunos me paso de mil
palabras, como éste, pero de momento no me exigen las quinientas palabras…-.
La realidad es que como decían
los griegos, la victoria tiene mil padres, la derrota es huérfana. Es cierto
que los manuscritos, cartas, libros o papeles de todo tipo de los grandes
prohombres y promujeres de la cultura y del saber y de las artes y de la
economía y de las ciencias, pueden darnos mucha luz, nuevas luces, sobre
acontecimientos del presente o del pasado. Y, es más, pueden ser objeto de
grandes colecciones, que ahora, quedarán, en el Archivo de la Nación, pero
también es verdad, que existen decenas de miles de obras, manuscritos, cartas,
papeles de todo tipo, documentación de todo tipo, de miles, decenas de miles de
autores y autoras, que son huérfanos, que no son capaces de pasar la barrera de
la notoriedad en su tiempo y en su vida, y, están condenadas todas esas informaciones
y documentos al olvido…
Me digo yo, digo yo, como no
tiene sentido una filosofía que no cure un mal humano. Pregunto yo, sugiero yo,
les digo a ustedes, no se podría hacer una especie de “Cámara Virtual” para
documentación de cientos, miles de autores y autoras, en multitud de ramas del
saber. Sería bueno, también que fuese física o material, pero al menos,
virtual, y, que tuviese la doble posibilidad, una parte de cada archivo y
documentación, una parte, pudiese ser consultada por quién quisiese, y, quizás
otra parte, dejada para abrirse dentro de cincuenta años…
Pueden existir cientos, miles,
decenas de miles de autores y autoras, en cada generación, que han dedicado
años y décadas a la actividad cultural, y, saben, porque así ha pasado ya con
otros, en el pasado, que su condena, ha sido en vida, nadie o casi nadie ha
valorado su trabajo, o muy poco, y, el futuro es la pérdida y el olvido…
Tantos que se habla de dignificar
el trabajo de las personas, el trabajo intelectual, en multitud de saberes,
ciencias, artes, literatura, tecnologías, economía, filosofía, teologías,
merece por respeto a esas personas que no se pierda, no se destruya, no se
deteriore. Porque, aunque no sea de alta calidad, ni ingenio, ni talento, ni
profundidad, ni esencialidad, puede ser representativo de otras perspectivas y
dimensiones y variables y ópticas. Nuevos puntos de vista de personas que han
estado siempre mirando si viene su oportunidad y nunca ha venido… personas
encerradas en sus barrios de silencio o en sus pueblos y aldeas de provincias…
Las regiones y sus
administraciones y sus entidades privadas o públicas culturales, no podrían
recoger esta idea. No solo de libros publicados, que se suponen ya existen un
ejemplar o varios para el futuro, sino de multitud de documentos, manuscritos,
papeles, cartas, etc., de miles y decenas de miles, de personas que en cada
generación hacen, hacen, esperando que un día, sean valorados. El misterio de
las cajas. Todos los autores y autoras, dicen van conservando en cajas, cuándo
ya los anaqueles de sus bibliotecas se quedan pequeños, y, eso que toda la
vida, van destruyendo, tirando, no guardando…
Justicia es dar a cada uno lo
suyo, según Elpidio el romano, el
jurisconsulto. Creo que en este tema, no damos la justicia a miles de personas,
al menos, sus obras puedan quedan para el futuro, al menos, obras en papel y
documentos escritos o imágenes en papel… Paz y bien…
http://youtube.com/jmmcaminero © jmm caminero (04-13 octubre 2024 cr).
Fin artículo 4.477º:
“La Caja de las Letras: depósito
de la memoria”.
E.
13 octubre