Artículo Periodístico 4.473º: “La rutina del autor y J. Lillo Galiani”.
Existen autores/as que viven sus
oficios con enorme normalidad y rutina, aunque sean genios/as pero otros caen
en el nombre, la fama, muchos dirían la extravagancia…
Buscando
el nombre y la firma y la marca, muchos y muchas a lo largo de la historia han
querido hacerse un nombre y Nombre, antes que una obra, o al mismo tiempo. Quizás,
sea cuestión de los tiempos, quizás sea también debido a la personalidad propia
psicobiográfica, quizás, sea debido a mil circunstancias…
Éste
debería haber sido un tema, que debería haber tocado, al menos en un artículo
periodístico hace tiempo, pero lo he ido dejando y olvidando, porque al final,
existen, en especial en las artes, pero también en la vida, personas que
quieren imponer su personalidad, no tienen que ser científicos o filósofos o
artistas, sino en la vida rutinaria y normal, pequeños o grandes empresarios,
pequeños o grandes cocineros. Todos han aprendido y aprehendido que la figura,
el dandi, diríamos con nuestro maestro del columnismo Umbral. El que se vea y perciba, Umbral indicaba, entraba Cela
en el salón o Ruano o Ramón de la Serna o él mismo, y se notaba su presencia,
entraba Delibes, y, apenas nadie lo notaba.
Quizás,
sea una cuestión en la que se combinan muchos factores y vectores y relaciones,
no solo personales y psicológicos, que también, sino sociales, culturales, de
imitación. Al final, en las artes todo el mundo intenta ser un Miguel Ángel, aunque se conformarían
con ser un Picasso, ser un Aristóteles o Platón aunque se
conformarían con ser un Kant, ser un
Homero o un Dante aunque se
conformarían con ser un Joyce. Esta
es la realidad, creo que en las ciencias ocurren lo mismo, hace ya años y años
leí, en una entrevista, a alguien que le habían dado el Nobel en Física o algo
semejante, y, decía que trabajó mucho hasta que se lo concedieron, cuándo ya se
lo otorgaron su ritmo de descubrimiento y de producción científica se redujo…
Hoy,
siguiendo, esta tradición personal, de mover y remover el mar del columnismo de
opinión de nuestra sociedad, me he encontrado con un artículo de J. Lillo Galiani (1948, Valdepeñas),
persona de múltiple talentos, que redactó una compañía de palabras formando y
conformando un artículo, que precisamente trataba esto de la fama y notoriedad
y de la extravagancia y de la genialidad de los autores plásticos, fijándose
concretamente en el gran Dalí. Que
para mí, siempre ha sido un misterio y un enigma, incluso habiendo visitado en
familia su Museo-Teatro, nunca he sabido cuánto era pose y actor y cuánto era
realidad profunda de su psicología. Desde luego en la infancia, realizaba
actos, que eran para preocuparse, incluso en aquel tiempo. Este artículo
periodístico de Lillo Galiani se titula: Genialidad y extravagancia.
No sé la fecha de convertirse en realidad periodística.
Ante
esta realidad el mundo del arte, debería plantearse, que unos brillan más que
otros y otras, no solo a su profunda y esencia genialidad, talento, creación,
invención, significantes y significados, sino por la pose parecida a Holywood,
copiando trucos y retóricas de la publicidad y de la propaganda, porque al
final, algunas autocracias en el siglo veinte, no habrían llegado tanto, sin
las poses de actores de teatro o de opera y la radio que aprendieron sus
protagonistas. Por tanto, parecen que son una tormenta y huracán y Dana –pondré
con minúsculas, aunque sea un acrónimo, casi siempre lo hago, saltándome esa
norma filológica, algo hay que saltarse en la vida…-.
Por
tanto, y, por lo cual el mundo de la cultura, de las artes, del saber y de los
saberes, del arte plástico, especialmente, los que no tienen el método
científico, Popper, de verificación
o falsación, tienen que aprender que una producción cultural equis, de una
especialidad zeta, realizada por un sujeto uve doble, no es mejor, porque el
autor o autora, lleve unas figuras teatrales por la calle, ni porque exprese
palabras para epatar a la audiencia pública, o, porque se crea que es un Leonardo reencarnado, sino que hay que
valorar su obra y su producción en sí. Para eso, el resto del mundo de las
artes, ya que estamos en este tema, aplicable a todos los saberes, tienen que guardar
la distancia e indicar, simple y sencillamente, el análisis sobre la producción
y olvidarse del autor/a.
Por
eso, siempre he dicho, que el arte y las artes cambiarían mucho, si comités de
expertos, analizasen las obras y producciones sin saber, el autor o autora, sin
conocerlo, y, les diesen una evaluación. Quizás, así, si el método se
cumpliese, se vería y percibiría más y mejor la valía de la producción en sí.
De ahí, que siempre indico directorios, por especialidades y artes, por
territorios, sin selecciones previas, como en el Mail Art, y, quizás, así los “ojeadores del arte” serían más justos
y más imparciales, y, las artes, avanzarían más. Y, no como puede ocurrir
ahora, que puede existir un/a Vivian
Maier olvidadas en los terruños del planeta, y, posiblemente se perderán
sus obras. Pueden existir uno o varios Pessoa
olvidados u olvidadas y se perderán sus obras…
Mientras
tanto, lea y piense y reflexione y medite, sobre la obra periodística y
artística plástica, escultura, de J.
Lillo Galiani, porque le puede permitir comprender y entender el mundo, el
mundo en el que usted vive un poco mejor… Paz y bien.
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (10-13 octubre 2024 cr).
Fin artículo 4.473º:
“La rutina del autor y J.
Lillo Galiani”.
E.
13 octubre