Artículo Periodístico 4.467º: “Animales y humanos: no perdamos el norte”.
No
termino de creérmelo, pero en la prensa nacional e internacional, empiezan a
surgir noticias, que hay personas que creen que sus mascotas son algo muy
parecido a un hijo/hija.
Reitero
que me es muy difícil aceptar esta noticia o información, salvo alguna
excepción de excepción de excepción, me resulta enormemente difícil aceptar y
creer que este movimiento, tiene un cierto grado demográfico o de
proporcionalidad, y no es algo muy minoritario en la excepcionalidad …
Puedo
entender y comprender, que en un mundo moderno, que las relaciones afectivas
sexuales se han iniciado demasiado pronto, que existen problemas sentimentales
graves, que muchas personas han sufrido grandes desavenencias y grandes
desencuentros amorosos, y, otras mil razones, entiendo y puedo comprender que
las personas, para no perder el norte, se acercan a sus mascotas, y, en su
fuero interno, piensan y sienten que estos seres vivientes, no les engañan y no
les engañarán. Puedo entender eso y más cosas… Pero pasar de ese grado a lo que
se indica… me resulta muy difícil…
El
Pew
Research Center, con fecha del 07 de julio del 2023, expresa en un
titular: “Aproximadamente la mitad de los dueños de mascotas en Estados Unidos
dicen que sus mascotas son parte de su familiar tanto como un miembro humano”.
Bueno, e indican una serie de cifras y de estadísticas y todo lo demás…
Creo
y sigo pensando, que soy escéptico en esta cuestión, que quizás, no somos
capaces de interpretar el lenguaje humano, “porque el concepto de ser parte de
la familia”, es un sentido amplio y metafórico. No creo que alguien piense que
su perro o su gato o… sea lo mismo que su hijo o su hija –aunque cuando
fallezca su mascota se entristezca y llore-.
Puedo
entender y comprender y aceptar, que alguien haya perdido a su hijo o su hija,
pongamos en una enfermedad larga o en un accidente de tráfico o en otra
situación, y, se refugie con un animal-mascota, para sentir menos dolor, menos
soledad, menos silencio, menos angustia, menos temor. Esto es comprensible, y,
es más, es necesario según terapeutas, psicólogos, psiquiatras, y, otros
oficios que analizan lo humano. Por la simple razón, que una mascota puede ser
un dique al dolor humano. Y, es mejor esa situación de tener una relación
directa con un animal de compañía, que no terminar con otras soluciones. Esto
lo entiendo y lo comprendo y acepto y lo reivindico…
Pero
ocurre en el mundo actual humano y sociohumano, que las realidades son
complejas, y las explicaciones a ellas también. El sector de los animales
domésticos, es un vector importante en la economía de un país. Tampoco podemos
negar, un factor indirecto y directo, que de alguna manera, existen personas
que desean tener hijos, y, por mil situaciones no pueden acceder a ese deseo,
y, quizás un animal de alguna manera cobija y tapa ese deseo, algo así, como el
perrito o el osito de cuando eres un niño o una niña, diríamos que es una
realidad de compensación.
Pero
también es obvio y evidente, que la población ha pasado de mil millones de
personas en tiempos de Napoleón y ahora
ya estamos en ocho mil millones y pico. Con lo cual, según algunos poderes
reales y fácticos del mundo, y, según algunas teorías e ideologías pues hay que
ralentizar este fenómeno. Y, hay que hacerse la pregunta, si algunas entidades
del mundo, a la sombra y a la luz, están utilizando un piano lleno de teclas y
claves, y, una de ellas, es cambios en las costumbres y hábitos y usos de la
afectividad y de la sentimentalidad, incluso cambios en el mundo de la
sexualidad, y, por tanto, el concepto de los animales domésticos, nos
preguntamos si no es uno de ellos. Si no cumple esa función y esa finalidad,
entre otros…
Uno,
cuándo sale a la calle, ve parejas jóvenes con uno o dos perros de mascotas,
bien cuidados, casi tanto, como con niños pequeños, y, a veces, ambas
combinaciones. No soy yo el juzgador de costumbres ajenas, solo soy un modesto
articulista de opinión, ya redacté un artículo indicando que ya en España,
según cifras oficiales, existían más mascotas que niños. Pero todo esto nos ha
llevado, hay que citar, la noticia, que narra en un artículo de Luis Luque, titulado, Muy
lindo el cachorrito…, pero no es tu hijo, publicado por Aceprensa,
el día 26 de septiembre del 2024, que una señora se acercó al Sumo Pontífice, Francisco, y “le pidió
que bendijera a su bebé, pero en cuanto descorrió la cortinilla del moisés, el
Pontífice vio que se trataba de un perro pequeño”.
La
realidad es compleja, como todo lo humano. Estimo y creo que no se ha llegado,
digamos en un porcentaje de la población suficiente a esta situación, otra cosa
son las excepciones, que los seres humanos consideren a las mascotas como casi
un ser humano. Y, además esto es complejo, en el horizonte, cada vez se está
abriendo la posibilidad que la informática entre en competencia con este grupo
y realidades dentro de unas décadas, creando seres que se muevan, hablen,
interactúen con los seres humanos…
Pero
también es cierto, que siempre se ha dicho, si alguien trata bien a un animal,
existen más posibilidades que trate bien a un ser humano. Y, sin negar este
enunciado, uno, también está poniendo en duda esta cuestión.
Existe
una pregunta que nos machaca desde hace ocho décadas, cómo la Cúpula Máxima de
un Poder de un Estado fue capaz de aprobar la ley y normas más “humanitarias
con los animales”, de toda la historia de la Historia en ese tema, y, al mismo
tiempo fue capaz de mandar a millones de personas a campos de exterminio…
¿Sabe
usted la respuesta a esta cuestión…? ¡Yo, yo llevo lustros intentando encontrar
la solución, yo, yo no la sé…!
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero (30 sept.-06 oct. 24 cr).
Fin artículo 4.467º:
“Animales y humanos: no perdamos el norte”.
E.
06 octubre