Artículo Periodístico 4.453º: “Volar y Mariano José de Larra”.
No somos totalmente conscientes
como los cambios científicos y de conceptos y técnicos nos van cambiando la
vida y la existencia, a nivel individual y a nivel colectivo.
Volar
ha sido un sueño dentro de la historia y la imaginación humana, cierto es, que
para la mayoría de humanos y de generaciones, era una realidad imposible, una
facultad de los dioses mitológicos, cada uno diversos en sus sociedad y
cultura, pero también, hubo personas que estudiaron dicho fenómeno, y, que
intentaron de alguna manera y alguna forma que el vuelo fuese realidad. Porque
se decían, si los pájaros, algunos con mucho peso, son capaces de volar,
quizás, los humanos también.
En
ese sentido, por eso, todos los intentado se hacían copiando las alas de los
pájaros, y, hubo intentos aquí en la España musulmana, que no recordamos, hubo
intentos, al menos teóricos en el Renacimiento italiano, y, no solo Leonardo Da Vinci, y, después en siglos
posteriores, hasta que se descubrieron dos grandes artilugios: el globo con aire caliente, hacia mil
ochocientos, y, el avión con motor, en
1905, que es la gran fecha, en la cual, no solo se puede flotar en el aire,
y, trasladarse en el aire, con globos, sino que además, se puede viajar en una
dirección concreta, independientemente del viento y del clima.
Se
habla de la antigua China, de que
una persona huyendo de la policía se tiró desde una torre apoyándose en unos
globos y, que llegó al suelo, sin terminar con sus días. También me pregunto y
me he preguntado muchas veces, como Leonardo
Da Vinci, y, otros antes y después y al mismo tiempo que él, que yo sepa,
no se les ocurrió algo semejante a las alas delta. Al menos, como intento o
experimento, porque durante siglos han existido las cometas humanas… Me
pregunto como no ampliaron ese concepto, las hicieron más grandes, y, se
empeñaron siempre en volar con las alas, a semejanza de águilas y semejantes
especies, y, podrían haber flotado de alguna manera…
No
sé, si somos conscientes, que si tomamos una generación en veinte-veinticinco
años, en nueve o diez generaciones, el ser humano ha conseguido de forma
material, volar, al menos, ascender y flotar junto a las nubes, y, por tanto
también trasladarse y moverse, con algunas direcciones, con los globos
aerostáticos, y, con los aviones, ya en dirección concreta. Aquel viaje de un
minuto, más o menos que duró lo de los famosos hermanos Wright. A cambio técnico el planeta se hace más pequeño.
De
un minuto del primer vuelo o algo más, se pasó diez años después a ser
utilizados en la primera guerra mundial, al principio como observadores, y, en
medio con ametralladoras, como si fuesen viejos caballeros en caballos de tela
y madera y motores de combustión. En diez años se produjo un enorme cambio.
Pero en cuarenta, dos generaciones, redondeando, en la Segunda Guerra Mundial,
ya atravesaban todos los cielos de todo el planeta, con una autonomía de
cientos de kilómetros, con aviones de distintas clases, etc.
No
vamos hablar solo de aviones, sino de la técnica/tecnología, son dos
realidades, que en filosofía de la ciencia, tienen conceptos y explicaciones
diversas, y, aquí, no podemos desarrollar. Pero si, un principio, que casi todo
el mundo está de acuerdo: nosotros los humanos creamos la ciencia y la técnica
y la tecnología, pero después de ya hecha y fabricada, nos introducimos por
ella, o ella en nosotros, y, la técnica-ciencia-tecnología nos hace a nosotros.
No solo nos influye el clima, con tantas connotaciones, sino ese complejo de
esas tres realidades que por cierto se interrelacionan. Puede que nosotros hace
quinientos mil años, aprovechamos el fuego natural, y, después lo supimos
fabricar y no solo mantener o transportar, sino que ya construido esta
realidad, el fuego nos trajo cambios a todos los niveles, no solo de
calentarse, sino incluso cerebrales como nos indican la actual antropología
cultural…
No
sé, no sé si somos conscientes que hemos entrado en un enorme carrusel de
cambios, pequeños y grandes, conceptuales y de ideas, en todos los saberes,
especialmente ciencia, pero también artes, filosofía, teologías, culturas en
general, y, también técnicos y científicos. Esos cientos o miles de cambios,
teóricos y prácticos, conceptuales e instrumentales, pequeños o grandes, nos
van cambiando la vida. En tantos temas que no somos capaces de apreciar,
totalmente, las consecuencias. Porque unos cambios se hibridan o sinergizan o
se combinan con otros, llevándonos hacia direcciones que no somos capaces de
prever. Puede que dentro de tres décadas, si funcionan los ordenadores
cuánticos y la informática cuántica, podamos calcular multitud de preguntas que
llevan con nosotros siglos. Pero de momento, no sabemos cómo será la vida
humana, en este planeta dentro de dos generaciones… cuarenta o cincuenta años.
Esa es la realidad –al menos en muchas variables y campos y realidades…-.
Pero
los cambios se producen, en todos los saberes, en cientos y miles de factores,
vectores, realidades, construcciones, interrelaciones, funciones, finalidades,
ecuaciones, functores, etc. No solo técnicos, sino en formas de organización y
estructuración humana. Pero existe un talón de Aquiles, por un lado la
tecnología-ciencia avanzan una barbaridad, siguiendo el chotis madrileño, por
otro lado, concepciones sociopolíticas, son semejantes a la de los griegos.
Este desfase es enorme y grave. Hoy, no pueden jugar en el tablero mundial del
planeta, doscientos Estados con sistemas teóricos básicos sociopolíticos de Platón y Aristóteles, porque es muy
peligroso para la supervivencia de la especie. Por ejemplo… Necesitamos planes
Manhattan, de miles de investigadores que hagan que las ciencias sociales avancen
una barbaridad, para que no continúe el enorme desfase, eso de que somos una
escultura con el torso de titanio, pero los pies de barro, eso es la
civilización actual, por eso estamos a dos minutos del famoso reloj del punto
final.
Todo
esto me lo ha recordado, y otras cosas, al enfrentarme y confrontarme con un
artículo del gran Mariano José de Larra,
titulado: Ascensión aerostática, publicado en La Revista Española, el
30 de abril de 1833. Ni Larra, con
todo su realismo y costumbrismo e imaginación, pudo
imaginar/conceptualizar/prever que tres generaciones después, vendrían los
famosos hermanos, y, que cuatro generaciones después, cien años después, se
producirían los primeros viajes en avión de Europa a Norteamérica. ¡Cuántas
veces, pienso, me viene a la cabeza, cuánto nos podría haber aportado el gran Larra, si hubiese vivido cincuenta años
más, o al menos, cuarenta años más, cuánto nos habría aportado, cuánto…!,
¿¡quizás la guerra incivil civil no se habría producido, un silgo después de
este artículo…!?
Debo
decirle, que bajo mi modesto entender y comprender, no puedo decirles, como
será el mundo dentro de dos generaciones, ni siquiera dentro de tres, al final,
del siglo, en 2.100, solo espero que una moral y ética correcta siga siendo el
norte de la civilización y de los humanos… Paz y bien.
http://articulosperiodisticosjmm.blogspot.com.es © jmm caminero (21-29 sept. 2024 cr).
Fin artículo 4.453º:
“Volar y Mariano José de Larra”.
E.
29 sept.