Artículo Periodístico 3.398º: “Tumbonas y personas en la calle”.
Según
la COPE
más de 37.000 personas viven en la calle en España.
Según
Carmen Labayen,
en COPE
del 07 de noviembre del 2022, 37.117 personas están en la calle en España.
Según la organización Humaniun, datos de Internet, en el
mundo hay aproximadamente 120 millones de niños viviendo en la calle –treinta
millones en África, 30 millones en Asia, 69 millones en América del Sur…-.
Se
ha denominado el concepto “sinhogarismo”
o “sintechismo” a estas realidades de no tener un hogar permanente para
residir y que están, por unas razones u otros, viviendo bajo el sol o las
estrellas o la luna, en los días y noches de enorme calor, o de enorme frío…
Debidos a diversas circunstancias y factores que se encadenan y concatenan e
hibridan para producir estos efectos negativos y perniciosos para el ser
humano, la familia, la sociedad, la humanidad, incluso para el Estado…
Es
incluso más dramático cuándo son personas ancianas o son niños/niñas. Con todos
los peligros inherentes a esta situación y realidades humanas…
El
maestro del articulismo Manuel Alcántara, publicó una columna titulada: Vagabundos,
el 06 de febrero de 1994 en El Correo, en el cual con su
maestría poética y literaria y perceptiva nos trata algunos aspectos de este
eterno problema o realidad o tragedia…
Cada
persona, sobre esta cuestión, como en casi todo tendrá su concepción y su
sensibilidad y sus soluciones. Pueden pasar desde el aumento de albergues, de
pisos tutelados, de alquiler de viviendas a precios módicos, a creación en
serie de caravanas con suficientes y mínimos servicios y, docenas de otras
soluciones.
Entre
otras, no se entiende o comprende muy bien, si somos capaces de crear miles de
utensilios en serie, desde golosinas a vehículos, y, eso ha permitido, no solo
la creación de la multiplicación de unidades de ese producto, sino además la
disminución ostensible del precio de esa mercancía. Nos preguntamos, porqué y
cómo no se podría hacer lo mismo, crear en cadena la producción de todas las
partes de una vivienda, de forma digna y duradera. Y, después, las partes se
trasladasen al lugar convenido, según la administración y la legalidad, y en
poco tiempo, realizar una vivienda digna y honesta, con calles y todo lo demás.
Posiblemente, el precio se reduciría en el cincuenta por ciento, o incluso más…
Este proceso se podría ir perfeccionando en todas las partes, y, en todas las
maneras…
Pero
me pregunto, y, no se entienda mal, porque hasta cierto punto, ya sabemos lo
que suceden con estas cosas, que como nos diría el gran Unamuno, o queremos todo o la nada.
Pero nunca olvidamos, que quizás pequeñas cosas, pequeños cambios, pequeñas
modificaciones no resuelven los problemas, ni total, ni parcialmente, pero
quizás arreglan algo, o hacen la vida un poco más fácil. Concepto que aplicamos
nosotros a nosotros mismos en casi todas las cosas…
Por
tanto, sin entrar en soluciones radicales y profundas y serias y humanitarias y
solidarias y fraternas. Sin negar todo eso, pregunto y me digo a mi mismo y a
usted. Cuándo por las aceras o soportales y en otros lugares, percibes a
personas, sobre cartones, y con mantas de diverso tipo. Me pregunto, si sería
correcto y conveniente hasta otras soluciones mejores y definitivas, que las
Organizaciones Religiosas y Filantrópicas y Solidarias que se dedican a este
menester, pongamos, el nombre de Cáritas, Cruz Roja y otras, -mientras que
llegue esa soluciones más perfectas o definitivas-, además de otros servicios
que se les proporciona, de ayudas y semejantes.
Pregunto
si podrían estas entidades adquirir y repartir “tumbonas”, con precios muy reducidos, tumbonas que con patas,
separasen del suelo frío del invierno, y que a una altura determinada, diez o
quince o veinte centímetros, al menos, no estuviesen esos cuerpos y almas y
carnes y mentes, sobre el cartón y este sobre el suelo, con el enorme peligro
de estas realidades para la salud biológica y psicológica y moral y espiritual
y…
Opino
que quizás encargadas en empresas concretas, les podrían realizar a un precio
asequible, quizás menos de cien euros, podrían ser diseñadas para ser dobladas
y ocupar menos espacio, incluso ser trasladadas de un lugar a otro, según sus
conveniencias, y, aunque no es la solución definitiva, quizás, sería un poco
más humanitario…
Supongo,
que nadie negará que sea mejor dormir sobre una hamaca o una tumbona. Pongamos
el caso de una tumbona de plástico fuerte y resistente, que separe del suelo,
que no se inserte como hielo e hierros el frío del suelo en la carne y alma de
un ser humano. Hasta que la sociedad y el Estado y los diversos colectivos y
cada persona vaya buscando soluciones a su problemática… ¡Supongo…!
https://museovirtualcuadernosdelamancha.wordpress.com © jmm caminero
(29 enero-01 feb. 23 cr).
Fin artículo 3.398º:
“Tumbonas y personas en la calle”.
E.
01 febrero