Artículo Periodístico 3.416º: “Umbral, Ladrón de fuego”.
Bernardo J. Gómez Calderón, publicó el excelente libro: Ladrón
de Fuego. La obra en Prensa de Francisco Umbral, en el 2004, que es una
adaptación de su tesis doctoral.
Francisco Umbral, FU, autor de más de cien libros, y
más de veinte mil artículos y columnas y otros géneros en el periodismo,
intentó aunar y unir y combinar y recombinar, siempre, la literatura y la
actualidad, la poesía/poética con los mil temas de las vida diaria y rutinaria.
A veces, he indicado que Umbral es el Proust
de la España de la segunda mitad del siglo veinte. He indicado que si se
unen todas sus crónicas/comentarios/artículos/columnas, una detrás de otra,
formando una unidad/libro, es o sería la gran epopeya-épica de cientos de
hombres y mujeres, que saben y sobresalen en sus textos.
Nadie puede estar de acuerdo
totalmente con nadie, porque ni siquiera con uno mismo se está de acuerdo
totalmente. No rellenamos estas palabras de vino y miel para criticar al
hombre, Umbral, ni ninguno de sus aspectos, sino para intentar indagar en su
producción cultural y literaria periodística. Y, aunque no se esté de acuerdo
totalmente, ni con un aspecto, ni con otro. Todo ser humano, cada uno arrastra
sus heridas y sus traumas y sus sufrimientos y sus penas, y, también, algunas
óperas-sinfonías-cuartetos de alegrías.
Vaciamos algunos contenidos
conceptuales y culturales, porque creemos que quizás ya el purgatorio literario
del escritor Umbral esté durando mucho tiempo. Pienso que naide/nadie puede
negar que Umbral es un eslabón esencial en el columnismo literario de opinión
de nuestra sociedad y nuestra lengua. Si en dos siglos y pico sintetizamos diez
grandes figuras-firmas-nombres, uno, uno tiene que ser Umbral. (¿Por qué no se
encuentra en el mar de Internet, la película-documental sobre su
biografía-vida-obra, realizada hace un par de años?).
A tres lustros de su
fallecimiento, tenemos que aceptar, no
solo que nombra todo un país-paisaje-paisanaje, como nos diría Unamuno, sino cientos de temas, por no decir, miles,
cientos/miles de nuevas palabras, cientos/miles de metáforas y otras figuras
literarias, cientos/miles de contenidos/conceptos/argumentos/razones…
De alguna manera, quizás Umbral
se tragó el país y los que lo habitan, y, sufrió una
hecatombe/indigestión/calentura en su interior, como los mitos griegos, no pudo
digerir toda la realidad humana, no solo de Madrid, Madrid representa a todo el
país, Madrid representa a toda la humanidad. Puedes hacer filosofía, buscar los
sentidos profundos de multitud de realidades, y, después expresarlo con
tratados o puedes narrar toda la realidad viviente, y, ser, diríamos el ejemplo
materialización de esos tratados filosóficos…
No niego, no puedo negar que no
todas las frases/ideas de Umbral, me agradan, ni todas las temáticas y sus formas
que los abordan, ni siempre ese carácter, al menos exterior tan bronco, y, esa
línea, que en mi modesto entender, quizás haya caído en demasiado sensualismo
vital. No puedo negar que no todo me gusta, pero tampoco me agrada todo en mí,
ni todo en cientos de escritores y pensadores y artistas y científicos… Estamos
intentando, en todos los casos, salvar la obra y la producción del hombre, y
menos, minusvalorar la sombra del hombre, en sus forma de ser y sentir y hacer
y pensar en muchos temas.
Umbral realizó
un enorme esfuerzo, lo consiguió, de que el texto de la columna o del artículo
alcanzase niveles muy altos de estética y literatura,
siguiendo los pasos y casos de sus precedentes, no solo de Ruano, sino de todo el columnismo
de su época, de su formación… Umbral,
como todo ser humano llevaba su corazón en las manos y le sangraba, sus heridas
de infancia, le taponaban en cierto modo la vida presente, su herida de adulto
de Mortal y Rosa, sus heridas
graves le hacían llenar sus ojos de lágrimas de palabras. Y, pienso y opino,
que quizás, tanta gravedad, a veces, hiriente de sus palabras, era consecuencia
de todo ello. Es ir intentando curarse y curándose. Al curarse él, de alguna
manera nos cura a nosotros, cada uno con su terapia y catarsis. Cada uno con
sus heridas y sus trozos de corazón-alma-mente-carne en sus manos…
Personalmente, no me agrada
mucho, el uso indiscriminado de las falacias y sofismas, en demasía, que pueden
servir de argumentos estéticos, pero no tienen valor suficiente como demostraciones.
La verdad-veracidad-verosimilitud es esencial, en todo escrito y frase y
párrafo y fragmento. La verdad y la bondad-bien de esas palabras. El otro se merece la verdad, uno mismo se
merece la verdad. O, la mayor verdad posible. Porque al otro lo podemos
confundir con el error, pasado con caramelos dulces de belleza estética de la
palabra…
Gómez Calderón ha construido y realizado un libro/tesis
doctoral espléndido. Todo se puede perfeccionar, todo se irá aquilatando, todo.
Entre otras realidades, cuándo se rebusquen y se entresaquen toda la producción
columnista y periodística de Umbral, que duerme en docenas de otros periódicos
y revistas, no solo publicó en El Norte de Castilla, Colpisa, El País,
Diario 16, El ABC, El Mundo, sino en multitud de otras estructuras
volanderas del espíritu y de la carne y del alma y de la conciencia. Aquí mi homenaje a Umbral
y a Calderón que tanto he aprendido de los dos, del columnismo de
opinión… el maestro del articulismo de este terruño de lengua y de la
lengua…
http://youtube.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (05-08 febrero 2023 cr).
Fin artículo 3.416º:
“Umbral, Ladrón de fuego”.
E.
08 febrero