Artículo Periodístico 3.427º: “¿Queremos percibir y pensar la realidad?”.
Es
una pregunta seria y profunda, ¿de verdad queremos aceptar lo real, la
realidad, o lo más parecido a ello, o, tenemos subterfugios conceptuales y
emocionales para negarla…?
En un artículo de Torcuato Luca de
Tena, TLT, titulado Inexplicable, publicado en El ABC,
como no podría ser de otra manera o de otra forma, en fecha del 16 de
septiembre de 1981, nos narra como una cuestión inexplicable, basándose en
distintos experimentos y pruebas empíricas, lo que la ciencia había obtenido de
la imagen de la Virgen de Guadalupe presentada a Juan Diego, en 1531.
El saber ortodoxo, digamos en
mayor o menor grado empírico y experiencial y experimental, o al menos,
razonador o razonable se instala o desea tener su fundamento en la realidad.
Dicho de modo popular y sencillo, si “se indica que un burro ha aparecido en la
plaza de tu pueblo o ciudad”. Una mente empírica y racional y razonable y
científica, tiene que valorar si dicho conocimiento o noticia, es real, y si
existen pruebas de ello, y, si puede ir a dicho lugar, y realizar unas pruebas
o fotografías o examinar si el burro vuela o es una asna y está embarazada, si
está de muchos meses o de pocos…
La realidad, es que uno se plantea si de verdad, queremos
aceptar la realidad, analizarla, examinarla, si es lo que nos dicen, sea un
dato o un concepto si tiene visos de percepción o de realidad o de
argumentación racional. Pero esto aplicado a todos los campos, no solo a los
religiosos, como este artículo de TLT se refiere, sino a los sociales, a los
políticos, a los económicos, culturales, etc.
Suelo indicar, que el ser humano individual, de alguna
forma la colectividad y sociedad también, está
formado y conformado por varias personalidades: personalidad física y
biológica, personalidad psicológica, personalidad económica, personalidad
moral, personalidad espiritual o religiosa, personalidad cultural… y, todas
esas personalidades se unen y conjuntan
o coyundan de mejor o peor forma en un individuo con nombre y dos apellidos,
con existencia, en un espacio y tiempo, que es más profundo, que el yo y las
circunstancias, del gran maestro Ortega…
Los humanos alcanzamos una
personalidad equis, a y en diferentes niveles, diríamos, que ya hemos cerrado
todas las etapas esenciales, a los treinta años, pongamos una cifra, y, ya los
movimientos en cuanto a los movimientos ideológicos internos, conceptuales,
culturales, religiosos, morales, por lo general se mueven y se conmueven poco.
Alguien ha llegado a esa edad, cinco años más o menos, a que tal bandera o
ideología es la verdadera, y, ya está en sus altares, rindiendo homenaje hasta
que sus huesos e convierten en blancos bajo el sol. O, por el contrario, tal y
cual, es lo peor de la humanidad, y, sucede lo mismo…
No
niego, ni reniego, ni critico que cada persona tiene que disponer de un marco
conceptual teórico y práctico para poder moverse en el mapa del mundo.
Porque si no, no podríamos vivir y existir. Estar con la constante duda, es un
ejercicio, que solo pueden soportarlo los pensadores y filósofos y teólogos, y
no todos de ellos, que están cada década planteándose las cuestiones
esenciales, sin son ciertas o medio ciertas, si son bondadosas o medio
bondadosas…
Pero aceptando lo anterior,
pienso que ante los datos, con mesura y medida y prudencia y racionalidad,
tenemos que enfrentarnos y confrontarnos a ver si tienen suficientes visos de
realidad o de verdad. Aunque ese
concepto o ese dato o ese enunciado, no encaja con tu filosofía o ideología o
sistema de ideas previo, ni menos aún la persona que lo indica o el colectivo
que lo representa o a quién se lo has oído decir. Tenemos que plantearnos
que pueda ser cierto, al menos, mínimamente. Puede que Copérnico tuviese razón,
puede que Galileo tuviese razón, puede que Darwin tuviese razón, puede que Freud tuviese razón, puede que Einstein tuviese razón, puede que El Nazareno tuviese razón…
Alguien toma una postura equis
sobre una temática zeta. Y, ya es inamovible, los míos son los santos y los
buenos y los solidarios y los que hacen avanzar el mundo. Los otros, que son en
principio, también personas moderadas y razonables y racionales y prudentes, no
tienen razón en nada o en casi nada. No sé, si tantos siglos de problemas en
este suelo patrio denominado de docenas de nombres, uno, la Piel de Toro o
Celtiberia o Ibería o Hispania o España, nos ha maleado un poco. El inconsciente colectivo quizás lo
tengamos un poco revuelto. El otro día, leí, no sé si es cierto, los
filólogos vengan en ayuda, que el
español o castellano es el idioma que más insultos tiene. No sé, si es
cierto, pero si lo fuese, quizás quiere decir algo de nuestro inconsciente
colectivo o individual. Hace muchos y muchos años en un libro, alguien nos leyó
a varios amigos, todos los nombres diferentes que tenían el pinganillo y la
almejilla –perdonen el lenguaje-, y, créanme más de treinta cada uno de esos
sexos…
Se dice usted a sí mismo, soy
ateo o agnóstico, ya hablando sobre el artículo del periodista y empresario y
articulista TLT,
Torcuato Luca de Tena, pero esa misma persona, no se dedica varios
meses y años, a estudiar y analizar la cuestión de los signos portentosos o
milagros aprobados por el catolicismo, al menos estudiarlos, porque si alguien
nos dice que está volando un asno y una asna en la plaza del pueblo, al menos,
tendríamos que ir a ver si es verdad… ¡Paz y bien…!
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jmm caminero (25 enero-15 febrero 2023 cr).
Fin artículo 3.427º:
“¿Queremos percibir y pensar la realidad?”.
E. 15 febrero