Artículo 5.127º: “Avaricia y Gula del Poder”.
Se define la avaricia, como un
error moral grave o en el cristianismo un pecado capital, que es un deseo
desmedido y desordenado de tener bienes materiales o de poder.
Se
denomina pecado porque es un mal moral y espiritual, se le denomina capital,
tomando de una palabra latina, de la palabra “capita” cabeza. Porque la persona
que cae o caigamos en uno de esos errores morales graves, pues es la base, la
cabeza, el origen y la fuente de otros males morales graves.
Si
usted no cree en el cristianismo, o al menos, no le da una mínima confianza de
verdad o de veracidad, este artículo o este tema, debe orientarlo desde la
filosofía, si usted tiene unos fundamentos cristianos, aunque sean leves, de
una filosofía cristiana, debe mirar esta cuestión desde la racionalidad, como
en el caso anterior, pero además desde una vertiente religiosa o espiritual o
teológica, aunque sea mínima. Si pertenece a otra religión no cristiana, hasta
dónde conozco con un nombre u otro, siempre se admite este error moral grave,
con todos los matices que se quieran…
También
hay que indicar que por lo general un “error moral grave” o “pecado capital”,
según la óptica o dimensión que usted lo perciba. Son la fuente a nivel teórico
o conceptual, pero también práctico, de diferentes males, y, también que por lo
general se combinan y se mezclan con otros errores morales graves. La avaricia
como deseo teórico y cómo realidad práctica de bienes desordenados, de riquezas
desordenadas… ya sabe usted que los errores morales graves o pecados capitales,
suelen ser descritos como siete: avaricia, soberbia, envidia, ira-cólera, gula,
lujuria, pereza-acidia… Cada persona debe mirarse en el espejo, para saber si
está en uno o en dos combinados, o mezclados…
El
deseo de bienes materiales no es malo en sí, sino el deseo de bienes materiales
o de riquezas de forma desordenada, no moral, no de forma correcta adquirida...
Aquí, ya entraría una grave cuestión, cuántos bienes materiales una persona
puede acumular, o, mejor dicho de qué forma acumularlos –los sistemas
democráticos, con los impuestos, suelen poner restricciones a esta cuestión-.
Por tanto, la palabra desordenado es la cuestión esencial. Quizás, no tanto la
cantidad, sino la forma de adquirrlos. Pero aquí entraríamos en una cuestión
que la filosofía moral tendría que
describirnos, o la teología moral, tendría que definirnos. Como comprenderá
supera el marco de este modesto artículo de ochocientas palabras.
Por
tanto la avaricia es un deseo o pasión o afán desordenado por poseer riquezas,
bienes materiales, o, el afán desmedido de poder –y, el poder puede ser de
muchos modos y maneras-. Por ejemplo, una persona autoritaria, no tiene que ser
sólo en una Representación Máxima del Poder, sino en un puesto de una empresa,
o de una misma familia, o de un ente social –todo el mundo conoce personas
autoritarias en distintos órdenes de la realidad…-.
La
avaricia del poder sería la definición o descripción, del deseo o ambición de
poder o de Poder. El poder puede ser de muchos modos o maneras, desde el poder
cultural, el poder social, el poder religioso, el poder económico, el poder
político… En cuanto la avaricia del Poder Político, es aquí, dónde nos estamos
fijando.
¿La
pregunta es, existen personas que tienen un deseo desmedido de Poder Político,
o, en palabras comunes una enorme ambición de Poder Político…? ¿Tanto en
adquirirlo, como en adquirido mantenerlo, algunos pensarían que el
Príncipe de Maquiavelo, es la descripción de la avaricia del Poder
Político….? Generalmente las sociedades, sean sistemas tradicionales de poder,
sean sistemas no-democráticos de poder político, sean sistemas democráticos de
poder político tienen una serie de pautas y medidas para resolver esta cuestión
o al menos intentarlo. En el sistema tradicional, pueden existir diversos a lo
largo de la historia, existen contraprestaciones del poder, generalmente, el
mundo religioso ha sido siempre una balanza del poder político durante siglos
–véase los primeros imperios-.
En
cuánto a las organizaciones políticas, existen los dos grandes modelos: el
sistema no-democrático y el sistema democrático. Incluso en el sistema
no-democrático, si es suave o mediano en su poder, no digamos si es radical,
por lo general, a los Órganos Máximos de Poder, y, a las personas que lo
representan, disponen de ciertos límites –aquí, aquí esto es muy
controvertible, pero no podemos fijarnos más-.
¿Pero
la cuestión es si en los sistemas democráticos, primero, si puede existir, por
parte de entidades sociopolíticas, de partidos, de órganos políticos de
representación, o de personas que ocupan los Máximos Grados de Poder, una
ambición desmedida de Poder y de poder, en definitiva, que puedan caer en la
avaricia del poder y del Poder…?
¿La
gran pregunta es si puede existir esta tentación, incluso en el orbe
democrático de Persona o Personas que ocupan la Máxima Autoridad en su ámbito
que esté tentado de caer en la avaricia del Poder…?
Es
cierto que en los sistema democráticos, para evitar esta realidad, suelen
dividirse, en dos grandes ámbitos, el máximo Poder, por un lado la Jefatura de
Estado, y, por otro lado, el Primer Ministro o la Presidencia de Gobierno –no
hablamos de las democracias presidencialistas, que en una misma persona están
ambos poderes, Estados Unidos, Francia, por ejemplo…-.
Evidentemente,
desde la Ilustración, y, diversas reformas y concepciones, no solo Montesquieu, se ha intentado que la
sociedad, no sólo exista un poder social, sino diversos –políticos, económicos,
sociales, culturales, religiosos, etc., para evitar un solo poder-, y, en el
ámbito político, pues los tres grandes poderes –ejecutivo, legislativo,
judicial, algunos hablan de hecho y de facto, el poder económico, como un
cuarto poder, otros además, la prensa, no como el cuarto poder, sino el quinto,
otros también, del poder religioso, como el sexto, etc.-.
¿Pero
qué ocurriría, viendo las lecciones del siglo veinte, si el Máximo Poder
Democrático, de la Jefatura de Gobierno, -no hablamos de la Jefatura de
Estado-, fuese equiparando más poder real y fáctico cada vez más, fuese
teniendo, no sólo más poder ejecutivo, sino legislativo, judicial, y, además
todos los órganos del Estado o casi todos, qué podría suceder, qué sucedería
entonces…?
¿Si
una persona sufre la avaricia del poder o del Poder, si ha caído en ese error
moral grave, o en ese pecado capital, pero aplicado al poder y Poder político,
qué hay que hacer entonces, qué puede hacer la sociedad entonces, qué puede
hacer todo el resto de órganos y de realidades humanas sociopolíticas, etc.?
¿Qué puede y debe hacer entonces el Estado –sin entrar en la complejidad de la
definición y descripción del Estado-?
¿Cómo
se cura una persona de la avaricia, si una persona ha caído en esta realidad
psicomoral, pero cómo se cura una persona de la avaricia del poder político, si
ha caído en ese error moral grave…? ¿Y, cómo se cura una Persona si ha caído en
el error moral grave, y, ocupa el Máximo Poder de ese Estado, por ejemplo, sea
Presidencialista, o no sea-presidencialista…? ¿Los sistemas democráticos tienen
órganos suficientes, tienen fuerza para equilibrar o reequilibrar esa
situación, si ya ha acaparado casi todos los poderes de ascensión y de
mantenimiento…?
¡Este
es uno de los graves problemas de la Teoría Política en las Aulas de las
Ciencias Políticas, pero es aún más problema, cuándo en la realidad política se
ven indicios de que esto puede estar sucediendo o en esto se puede estar
cayendo…! Paz y bien…
http://twitter.com/jmmcaminero ©
jmm caminero (18 septiembre 2025 cr).
Fin artículo 5.127º:
“Avaricia y Gula del Poder”.
E.
05 octubre 2025 a
Murcia.com. Canarias Noticias.es.