Artículo Periodístico 3.166º: “La buena voluntad y la voluntad buena”.
No
sé si enseñan lo suficiente los conceptos de bondad y bien moral, de buena
voluntad y voluntad buena, de bien y no-bien, de bien y mal. No sé si se quiere
aprenderlos.
Un artículo es como un árbol, que
se percibe por fuera los adornos de navidad, las hojas verdes o marrones, las
ramas y el tronco, quizás, menos las raíces, la extensión, y, raramente nos
fijamos en la tierra, que sustentan esa maravilla natural que es un ser
viviente, y, menos aún, que está como un helado incrustado en algo que llamaos
aire, una combinación de distintos gases. Pocos pensarán que sin árboles no
seríamos lo que somos, no seríamos.
La maestra del columnismo, Maruja Torres,
publicó en El Diario.es, una columna titulada, Soy buenista, con fecha
del 25 de noviembre del 2015 en el que con su talento y su profesionalidad,
pues roza varias cuestiones en relación a este tema o cuestión o actitud o
aptitud o hábito o deshabito…
No me voy a centrar aquí en el
concepto de voluntad y buena voluntad de Kant, Tomás de Aquino, Agustín de Hipona y otros
cien pensadores, que al final, en Occidente, quiéranlo o no, toman sus raíces,
de una doble fuente, por un lado del pensamiento racional filosófico, y, la
otra de un tal Jesús
de Nazaret, que no sé si ustedes conocen algo de esta figura,
persona-personaje –porque al menos, si ustedes no quieren admitirlo como Revelador
del Padre, al menos, tómenlo como un ser creador de cultura y civilización,
como un filósofo o pensador, y léanlo…-.
Podríamos indicar, una
descripción posible, entre decenas de la buena voluntad, es esa
intención-mirada-percepción, que en principio, acepta la realidad, como buena o
bondadosa, sin negar, que pueda tener ribetes negros de distintos colores y
sufrimientos. Pero en general, cuando se percibe algo bueno, hay que detener la
mente y la conciencia, y, decirse, quizás, arrastre pequeños ríos negros con
mucha maleza, cuándo se percibe algo negativo, quizás, detenerse, e indicar,
quizás algunas gotas blancas y dulces. La vida es compleja, los humanos aún
más, los conceptos nos perdemos/embriagamos/aturdimos en un torbellino volcán
de ellos.
Debemos distinguir entre tres
grandes conceptos de lo bueno o del bien. El primero, el bien instrumental,
segundo, el bien moral, y, un tercero, el bien espiritual. El bien instrumental
es realizar de forma correcta una operación mecánica o instrumental, un buen
botijo. El bien moral, es si ese botijo se utiliza para un buen bien moral,
beber agua fresca en un julio que quema el alma, o se utiliza, como arma para
erradicar una vida de este mundo…
La voluntad es el querer o el
desear o los impulsos o las emociones o los sentimientos. Todo ese complejo que
entramos en el mundo, que denominan de lo irracional. La voluntad siempre tiene
que ir acompañada con un objeto u objetivo y motivación y causa verdadero, con
suficiente racionalidad y con un uso de libertad suficiente. Por cuestión la
voluntad, hay que también educarla, en fines o motivos o causas, que sean
buenos en sí, verdaderos en sí, o el mayor grado de verdad, y bondadosos/bondad
con racionalidad suficiente, y, que el individuo tenga un grado suficiente de
libertad, libertad interior y libertad exterior –esta distinción, ya en otro
lugar nos ocuparemos, si el destino o el hado del viento nos lo permite…-.
Existen como dos grandes métodos
de intentar entender la realidad, en occidente, uno, serían los conceptos que
están apoyados en el saber científico, segundo, el método humanístico, dónde en
esta olla, se incluirían, algunos no lo admitirían, en mayor o menor grado de
racionalidad –la filosofía, artes, literatura, cultura en general,
teología-religiones, etc.-. Cada uno de estos últimos, disponen de distinto
grado de racionalidad, demostrabilidad, falsabilidad, verificabilidad,
argumentación, probación, comprobación y demostración…
Usted, a usted, cuándo alguien le
ofrezca alguna definición o descripción tiene que pensar en sus adentros, si
entra dentro de la demostrabilidad matemática o científica o filosófica o
literaria o artística o cultural o teológica o… Y, esto es esencial, porque
puede caer, consciente o no, en pensar que una afirmación, que se le está
mostrando es científica, en alguna de sus ramas, cuándo simplemente es una
opinión filosófica o literaria o artística o teológica o de costumbres de su
sociedad… (Por ejemplo, este artículo es una mezcla de literatura y filosofía y
ensayo…).
Con lo cual, usted puede creer en
lo que quiera y en lo que desee. Pero no conduce usted el coche con las
narices, ni degusta el pan por las orejas, por tanto, cuando usted acepte una
serie de ideas o conceptos o datos, piense que grado de verdad y bondad tienen.
Y, por tanto, piense después, si ese dato o concepto o idea, debe usted creerlo
o estimarlo como verdadero y bondadoso, en un cincuenta o setenta o treinta por
ciento…
La crisis de hoy, que puede
terminar con Occidente, es si no hay suficiente número de personas, seria y
profundamente, con buena voluntad, en libertad y racionalidad. Si esto, se
degrada o se convierte en una minoría, esta civilización caerá en decadencia
sin duda… ¡Usted verá, la herencia que quiere dejar a las generaciones
futuras…! ¡A sus nietos…!
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (12-31 agosto 2022 cr).
Fin artículo
3.166º: “La buena voluntad y la voluntad buena”.
E. 31 agosto