Artículo Periodístico 3.192º: “Paseando por Toledo y, IV”.
Ciudad de civilizaciones, pasan
los siglos como arados creando siembras de distintas culturas. Toledo como
símbolo y signo del ser humano piedra/carne, aire/psique, alma/espíritu.
Al encontrarnos con una ciudad,
nos hayamos a nosotros mismos, en el silencio/ruido, canto/sinfonía de lo que
somos/estamos, de lo que podemos ser, como humanos, como colectivos, como
humanidad.
Los que viven y habitan un
ciudad, tienen una idea diferente que los que la visitan, un día o tres meses.
Cada ser capta realidades diversas y diferentes de lo mismo y en lo mismo.
Habitamos el silencio y el ruido, el ruido y el silencio del interior y del
exterior. Llevamos dentro, en cofres de carne y neuronas, mundos internos, que
desde fuera y en el exterior, nos muestran los sistemas de lo/s que somos y
estamos, de la racionalidad/irracionalidad…
Llegas/llegaste, alguna vez,
algunas veces, a la estación del vehículo que camina sobre raíles, un monumento
neomudéjar, lleno de maderas que buscan el azul del cielo. Recovecos de la
mente en el vaivén de las formas geométricas. Cada ser humano arrastra como
tonelaje, sus traumas y heridas profundas y esenciales y, sus alegrías/felicidades
esenciales y profundas. Acontecieron los momentos y se repiten en los
recuerdos. Sin quererlo emanan. El viaje es una manera de curar heridas del
pasado, porque el inconsciente está más a la vista, y, puede emerger, al sentir
un olor o una imagen o una conversación. El viaje como método de entrar en lo
profundo del ser de uno mismo, al enfrentarse-confrontarse con un paisaje
nuevo, Toledo o cualquier otro lugar…
No podemos olvidar, que lo bello,
también se hace con dinero, y, el dinero y el poder, demasiadas veces, no ha
sido justo/equitativo/racional/moral. En el puente de Alcántara, monumento
mundial, también hay/hubo manos de esclavos y de legionarios. En todos los
monumentos de piedra y de aire, también, existen justicias y no justicias,
equidades e inequidades. Hay que mostrar la alegría de la humanidad, al ser
capaces de realizar esos grandes edificios y obras, la grandeza de los hombres,
pero, también recordamos el sudor y las lágrimas y los lloros de los humanos,
que van atravesando los ríos del tiempo. Generación tras generación…
A veces, me digo a mi mismo,
pregunto al mundo, las ideas y actos y hábitos y conceptos y mentalidades son
conexiones neuronales, a edades tempranas, se formatea de un determinado modo
cada cerebro, y, esa manera colectiva y abstracta, se convierte en una cultura,
acaba siendo un modo de pensar y sentir y actuar y desear y hablar, o de no
pensar, no sentir, no desear, no hablar… a ese conjunto denominamos distintas
civilizaciones-culturas-ideologías-filosofías-religiones-cosmovisiones… Se
reúnen unos cientos de seres humanos, y, ya forman una comunidad de ideología,
ya forman un sentido de un todo, que no está de acuerdo, en multitud de campos
con otros grupos. Hasta ahora, siglos y milenios en el que han transcurrido los
humanos, en esos macrosistemas, que quizás, se formen y conformen, formatean
con programas a edades tempranas. Todo un mundo humano dentro del mundo de la
naturaleza, sociedad, cultura. Ciudad de las tres culturas.
Aire y tierra-piedra y fuego-calor
y agua-río. Los cuatro elementos que conforman la clasificación antigua de los
elementos. Los cuatro elementos antes de la tabla de Mendeleiev que explicaban el
mundo. Todo está formado y conformado por esas realidades, sea una ciudad, sea
una flor, sea un ser humano, sea una idea o sea un pensamiento, -también de
alguna manera y alguna forma…-.
Una ciudad, Toledo, venga al
caso, pequeña o grande, con muchos monumentos históricos o pocos, con muchos
recuerdos o casi ninguno, una aldea-pueblo-ciudad-megaciudad está rellena de
afectos y desafectos, de recuerdos y de olvidos, de ruidos y de silencios. Una
ciudad es la proyección de cientos o miles o cientos de miles o millones de
seres que han proyectado en ella, algo de su alma y corazón y carne, y, al
mismo tiempo, ese enorme espejo que es ese gran teatro de ciudad, gran teatro
de Toledo, les envía mensajes, claridades y semiobscuridades para ir
reconociendo y conociéndose en su ser más profundo.
Durante siglos las
peregrinaciones religiosas, eran el motivo principal de viaje, en una parte de
la población, además de los motivos como el comercio, las bodas, las guerras,
el hambre o la sed en algún aspecto de la realidad… Ahora, se ha instalado el
concepto del viaje por el viaje, el tour del siglo diecinueve de los ingleses,
un año sabático para entender y comprender el mundo, recorriendo Europa, para
después volver a sus tierras, crear-criar sus familias, sus negocios, y, haber
tenido experiencias diversas. Quizás, hoy, la formación académica es esencial,
y, después, van viniendo los viajes, los tour, una vez o dos al año, de unos
días o decenas de días, para realizar el mismo fin, quizás, entenderse y
comprenderse mejor en el fondo del alma, en el fondo de la carne, en el fondo
de la psique…
Toledo es la combinación de
Toledo, más la Mancha, más Castilla, más España, más Europa, más el mundo.
Toledo es una síntesis de todo lo que es y siente y percibe y desea el ser
humano, Toledo eres tú, eres tú, en las cavernas y huecos y huesos y bodegas de
tu interior, que todavía, no te atreves a conocer-entender-comprender con la
racionalidad y moralidad verdadera y bondadosa. Porque los caminos del
interior, son difíciles, es fácil equivocarse y es fácil perderse, y es fácil
encontrarse con muchos embaucadores, que no quieren liberar a los seres
humanos, sino atarlos a la no-verdad, no-bondad-, no-bien, no racionalidad, no
prudencia. Existen demasiados falsos profetas, ayer y hoy.
Toledo te besa en el interior del
corazón y del alma y de la psique… Toledo, el teatro de la gran paz perpetúa
con uno mismo…
http://www.facebook.com/cuadernossoliloquiosjmm © jmm caminero (03 julio-21 sept. 2022 cr).
Fin
artículo 3.192º: “Paseando por Toledo y, IV”.
E. 21 septiembre